CAPÍTULO 34

775 37 9
                                    

                                                                              LA HISTORIA DE ANYA

El sol se levantó una vez más entre una suave nevada, en aquella pequeña villa a las afueras de Moscú, más halla de unas escarpadas montañas, que la gente de ciudad nunca había explorado. Tan solo quedaba ahí una pequeña villa, donde todo era tranquilo, donde las cosechas eran abundantes para sus habitantes y los niños jugaban y reían sin parar. En una bonita casa de madera, el sol se colaba por unas coloridas cortinas de muselina, una hermosa mujer viuda, de largos y sedosos cabellos rojizos, preparaba su habitual té, el café de su padre y el cacao de su pequeña, ella misma tenía que aplastar los granos de café y cacao ,y las hojas de su té.

-Annalise, ya levantada???- dijo su padre, Han

-Si, tú siempre te levantas así de quejica??- sonreía mientras dejaba las bebidas en la mesa

Unos pequeños pies descalzos  bajaban las escaleras, y se veían dos pequeñas y ajetreadas coletas pelirrojas entrar a la cocina.

-Hola mi pequeña!! Cómo has dormido??

-Bien!! Mami!!- respondió la adorable niñita de ojos verdes apasionados, abrazando a su madre

-Anya.... Cuantas veces te he dicho que te pongas las zapatillas?? En invierno hace mucho frío- su abuelo le miró interrogante, lo que hizo reír a la pequeña Anya traviesamente.

Ella hizo un puchero y cogió sus zapatillas, todo el pueblo adoraba a la pequeña Anya, la pequeña de Annalise, su diminutivo, por eso era la copia idéntica a su madre.

Anya bebió su Cocoa, sin duda el que su madre le hacía era muy especial para ella, nada como la comida de una madre, del amor maternal, porque su padre murió cuando ella tan solo tenía unos meses, y su abuelo la trataba como a su propia hija, nada como un amor familiar, verdad??

Annalise y Anya se prepararon para un tranquilo y hermoso sábado, Annalise había quedado con todos los vecinos para hacer una gran comida,  mientras Anya jugaría con sus amigos y amigas, y el abuelo les haría reír, todo perfecto en la vida de esta pequeña.

-Ven Anya- dijo Annalise

-Que pasa mami?

-Ten, estos sombreritos de bruja representan el coraje y la alegría, quiero que los lleves contigo para que te acuerdes de ser feliz pase lo que pase

-Que bonitos!!-se los colocó- Le quedan bien a Anya?- dió una vuelta

-Sí, mi pequeña maní

-La tarta de Anya será de maní?!

-Sorpresaaaa

-Maaaamiiiii- la pequeña hizo un puchero

Pero sin embargo, a la pobre Annalise y a todo el pueblo le esperaba una gran tragedia, para una madre o padre , su mayor amor son sus pequeños, por que la gente querría hacer algo tan cruel como arrebatarle su mayor tesoro a una madre??? Sin duda hay que ser retorcido, pero el ser humano es egoísta, solo piensan en ellos, en lo que quieren hacer, y si quieren algo, harán lo que sea para conseguirlo. No piensan en los demás, la mitad de este mundo carece de compasión, bien, pues un ser humano si es capaz de hacer tal crueldad.

Todos ayudaban a poner las mesas, sillas.... Mientras los niños jugaban con sus juguetes a manos de la naturaleza y los perros de caza, que ya estaban acostumbrados a recibir caricias y abrazos de los alegres niños y niñas, entre ellos la pequeña de Annalise, la pequeña Anya, Anya Shirley Cuthbert, esa era ella.

Todos hablaban y comían felices, todos eran generosos en aquella villa, todos compartían, todos eran amigos, todos se apoyaban, todos se ayudaban, cuando alguien se iba al otro mundo, todos compartían el sentimiento y apoyaban a lo familiares, la familia de Annalise era muy querida como ahora, la pérdida de su marido le hizo sentir mal, pero entre toda la aldea le volvieron a sacar su iluminada sonrisa, que desgraciadamente se volvería a borrar para siempre, pero ella observaba a su pequeña jugando con la nieve con gran amor.

Admite que me quieres-DamianxAnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora