Lisa
En el momento en que Jennie entró a la casa John, presentí que algo andaba mal.
Todo el rato desde que habíamos llegado a casa, ella había estado excitada, un tanto alzada, antes de tomar la llamada de la madre, joder.
Incluso se había sentado en el regazo de Rosé como la chica buena que adorábamos mientras yo me hacía el tatuaje, su picardía, su naturaleza amorosa, era evidente, ella estaba siendo ella, su verdadero yo, se sentía cómoda con John confiaba en el metamorfo, lo que era obvio por la tinta con plata que le había dejado ponerle en la piel, se había sentido cómoda aquí y con nosotras, ahora, parecía que solo estaba poniendo una fachada agradable, como si fuéramos amigos y no sus condenadas compañeras.
Como si mi polla no hubiese quedado saciada en su coño mientras la penetraba.
Tenía que esperar hasta que nuestros tatuajes estuvieran terminados para tenerla otra vez solo para nosotras y poder preguntarle qué le pasaba, la espalda me picaba donde el polvo de plata se había incrustado junto con la tinta, era una cantidad diminuta, el ardor era un recordatorio de que el nombre de Jennie estaría permanentemente en mi piel, algo que todo el mundo podría ver, las omegas eran mordidas y marcadas con el olor de su pareja para saber que habían sido reclamadas, pero esto...
Nadie cuestionaría a quién pertenecía yo, lo mismo sería para Rosé, quien se había hecho esta nueva marca en el brazo.
Éramos de Jennie irrevocablemente.
Ella se había metido bajo nuestra piel. En sentido figurado y ahora literalmente.
Pero en el momento en que las tres salimos del lugar, nos dio una noticia aplastante para los dos.
—No puedo ir a Wyoming con ustedes —dijo, volviéndose hacia nosotros y cruzando los brazos sobre el pecho.
Maldije, se sentía como si alguien me hubiera golpeado en la boca del estómago, justo en las entrañas, pero hice lo posible por ocultar mi reacción, como siempre lo hacía Rosé.
Considerando mi desempeño como ejecutora, me consideraba bastante sensata, pero cuando se trataba de Jennie, sentía que perdía la cabeza.
Me obligué a sonar casual.—¿Qué te retiene? — Le cogí la mano e intenté captar su mirada, Rosé hacia lo mismo desde su lado.
Sacudió la cabeza y no quiso mirarnos a los ojos, sentía su molestia como si fuera mía, sentía su confusión, podía percibir la forma en que sus entrañas se retorcían y se amontonaban como un trapo mojado.
—Es solo que... es demasiado repentino. ¡Nos conocimos anoche! —Sus brazos se elevaron en el aire desde el cuerpo lleno de agitación—. Tengo una vida aquí, trabajos que me apetecen, mi manada me necesita.
Tenía la sensación de que había algo que no nos estaba diciendo, todo lo que acababa de decir parecía sin sentido porque no actuaba como una omega que acababa de encontrar a sus alfas y que estaba completamente satisfecha con ellas, miré rápidamente a Rosé, pero no dijo nada.
—Bueno, me quedaré aquí contigo hasta que estés lista —ofrecí—. Te llevaré a visitar a Rosé, ya que tiene que volver por la manada, podemos resolver esto, podríamos probar a larga distancia hasta que estés lista.
No era lo ideal, para nada, pero no iba a presionarla, marcar a una pareja sin consentimiento era desmesurado.
—No, no quiero que te quedes —susurró. Un brillo de culpa se dejó ver en su expresión.
—Pueden marcarme antes de marcharse. Sé que lo necesitan—Ella parpadeó sobre las lágrimas.
—A la mierda con eso —Rosé espetó— No vamos a reclamarte si no estás lista.
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𝐃𝐈𝐒𝐎𝐁𝐄𝐃𝐈𝐄𝐍𝐓
FanfictionPercibí su olor cuando trabajaba. Sabía que debía ser ella. Llevé a mi hermana conmigo ambas somos las alfas de la manada. Porque nuestro linaje se une de a dos. Dos alfas por cada omega. Dos por unión. A ella la vamos a mimar y proteger. Le daremo...