⊷⊶⊷⊷⊶⊷《 11 》⊷⊶⊷⊷⊶⊷

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Jennie

Sabía que estaban aquí, incluso antes de oír el crujido de la grava bajo los neumáticos, mi cuerpo empezó a temblar, me puse de pie y abrí la puerta, no podía esperar ni un segundo más para estar cerca de ellas.

La camioneta de Lisa aparcó y ambas mujeres salieron, luego se acercaron a zancadas hacia mí.

Corrí hacia ellas.

—Jennie —Rosé me tomó en brazos y me apretó tan fuerte que casi no podía respirar.

—Parece que nos has echado de menos. —Me dejó en el suelo y me acarició la cara quitándome los mechones de cabello del rostro, Lisa vino y se paró detrás de mí, así que quedé cercada por sus cuerpos, apoyé la cabeza en el sólido pecho de Lisa.

Dios, estar entre ellas me tranquilizaba. Me hacía sentir feliz, contenta, era como si todos mis problemas no pudieran llegar a mí al estar rodeada de sus colosales cuerpos.

—¿Cómo me encontraron? —pregunté.
—El alfa de tu manada nos dijo cómo llegar —dijo Lisa.

Me quedé sin aliento ante las implicaciones, la puerta mosquitera se abrió, y ambas miraron a mi madre entrar al porche, sin esperar una presentación, Rosé se acercó y extendió la mano.

—Señora, soy Roseanne Park, alfa de la manada de Wyoming, y este esta Lalisa Manoban, alfa y mi hermana.
Somos las compañeras de su hija.

—Soy Marne. —Mi madre ignoró la mano extendida y le abrió los brazos, dándole un clásico abrazo materno, aunque nunca la había visto antes.
Lisa también se acercó, para poder recibir la misma bienvenida.

—Señora, me gustaría invitarla a unirse a nuestra manada en Wyoming —ofreció Rosé.

Sus palabras me paralizaron. ¿Qué?

—Le proporcionaremos un hogar, y puedo ofrecerle trabajo, si lo desea, sin embargo, sepa que igual cuidaremos de usted.

—No acepto caridad —dijo, con la espalda erizada como si su loba hubiera hablado.

—No, señora —continuó—. Pero sabemos lo importante que sería para Jennie tenerla cerca, y por supuesto, para sus futuros nietos, si ella así lo desea.

—¡Nietos! —Mi madre se estremeció, y la cara se le iluminó mientras me miraba. Oh, había dicho las palabras mágicas. ¿Cómo supo que estaba loca por los bebés?—. ¡Nada me haría más feliz!

Y así, sin más, todo la pesadez se convirtió en ligereza, fue como uno de esos momentos en que las nubes grises se separan y el sol brilla. Ir a Wyoming con mis compañeras de repente se tornó de un tono completamente diferente, tal como mamá lo había dicho, no era Siberia, no tenía nada que la retuviera aquí.

—¿En serio? —pregunté un poco aturdida por el giro de los acontecimientos... y mis emociones.

Pasé del desaliento a la esperanza en segundos—. ¿Vendrás conmigo a Wyoming? — Me volví hacia Rosé

—¿Y eso estaría bien? No tengo trabajo y...

Ella sonrió.

—Me ofendes, cariño, por supuesto que Marne se unirá a nuestra manada. Cuidaremos de las dos.

—No quiero ser una mujer mantenida —dije, y mamá se rio.

—Sí, lo sabemos —respondió—. Deja que ellas te cuiden, además, te estás emparejando con una alfa, lo que significa que tu trabajo es ayudar a toda la manada, es algo que has estado haciendo por aquí durante años, no solo me has ayudado a mí, sino a todos los de la manada.

𝐃𝐈𝐒𝐎𝐁𝐄𝐃𝐈𝐄𝐍𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora