Lisa
Después de que a regaña dientes por decir lo menos, dejamos a Jennie en su casa, nos dirigimos hacia su manada para reunirnos con su alfa, pensamos que podría darnos algunos consejos o pistas sobre qué le impediría a Jennie aceptarnos como sus compañeras.
Conocí a Doyeon en el otoño, y sabía que era un alfa tranquilo y justo.
Nos aparcamos frente a la gran casa.
Doyeon salió y se reunió con nosotros, ofreciendo su mano cuando me reconoció.
—Lisa, me alegra verte de nuevo.
Nos dimos la mano y le presenté a Rosé.
—He oído hablar de tu manada. —Nos miró con curiosidad, con sus fosas nasales abiertas captando nuestro olor, probablemente el de Jennie también—. Se emparejan de a dos, ¿verdad?
—Así es —dijo Rosé extendiendo la mano, no todos entendían el concepto de dos alfas que reclamen una omega juntas, pero aseguraba que ella estaba protegida y cuidada, junto con cualquier cachorro que nos diera.
Estábamos orgullosos de reclamar a Jennie juntas, y Doyeon debería estar feliz de que uno de los suyos estuviera tan bien cuidado.
—Estamos aquí para pedir un poco de ayuda con la nuestra, pero primero... —Sin romper el apretón de manos, Rosé le dio un puñetazo a Doyeon en el estómago
—Eso es por dejarla bailar en Hoedown —dijo, y su voz retumbó con tono de alfa.
Doyeon gruñó, pero Rosé se aferró a su mano, como para probar que seguían siendo amigos a pesar del golpe.
Las demostraciones físicas de desagrado, como ese puñetazo, eran comunes entre los lobos y no significaban mucho, ya que sanábamos inmediatamente, aún así, ambos eran alfas así que esto podría cambiar de tono rápidamente.
—¿Qué carajos? —Doyeon gruñó, mostrando algo de su lobo en los ojos, los cuales se centraron en el tatuaje fresco de Rosé—. ¿Jennie es su omega? —Sacudió la cabeza
— No sabía que ella trabajaba allí.
Admito que estaba aliviada de que no lo supiera, me molestaría mucho pensar que un alfa no estaba allí para los suyos si necesitaban ayuda, por supuesto, tal vez Jennie no había mentido del todo y realmente lo disfrutaba, como lo había dicho, aunque lo había dicho retóricamente...
fue un tal vez me guste, no un me gusta, imbéciles, ahora salgan de aquí.
—Joder. —Doyeon sacudió la cabeza.
Miró fijamente a Rosé, a quien ya le había quitado la mano
—Voy a dejar pasar ese golpe porque estoy seguro de que querría romperle la cabeza a cualquier alfa también si supiera que un montón de humanos vieron a mi compañera desnuda, pero si lo haces de nuevo, voy patear tu trasero.
Las peleas serias entre los lobos y las luchas para probar el dominio se llevaban a cabo en forma de lobo, haciendo uso de las poderosas mandíbulas y los colmillos afilados que beneficiaban a nuestra especie.
Las comisuras de los labios de Rosé se levantaron como una señal de respeto.
—Debía hacerlo —dijo suavemente, y todos los signos de agresión desaparecieron.
Doyen me captó con su mirada, algo ensombrecida por el ancho del ala de su sombrero.
—¿Lo intentaras también?
Sacudí la cabeza.
—No, Rosé habla por las dos, además, esperamos que nos ayudes.
—Vaya manera tan cordial de pedirlo. —Sacudió la cabeza, pero no había rencor en su tono o en su forma de andar cuando se giró y nos hizo señas para que fuéramos a la casa
—Pasen
Entramos y lo seguimos por el pasillo central, pasando las escaleras a lo que debía de ser su oficina, una vez que cerró la puerta y se acomodó en la silla detrás del escritorio, nos sentamos en los asientos enfrente, él se quitó el sombrero y lo dejó sobre el escritorio.
—¿Jennie sabe que son sus compañeras? —preguntó—. ¿Está de acuerdo con que sean dos?
Rosé asintió.
— Sí, y no creo que sea el hecho de tener dos compañeras lo que le moleste. Pero sí hay algo que no la permite terminar de ceder, se resiste a venir con nosotros, dice que no puede dejar su manada e ir a Wyoming.
Doyeon nos miraba con profunda concentración.
—Ella y su madre están muy unidas. Aún más unidas desde que su padre se fue. —Se frotó la parte posterior del cuello—. No sabía que trabajaba en Hoedown, su madre trabaja duro en trabajos mal pagados, nunca me pidieron ayuda a mí o a la manada, pero, carajos. —Frunció el ceño—Tal vez la necesitaban.
—La encontramos en el club anoche, así que no sabemos mucho, no me parece bien que haya tenido que llegar al punto de desnudarse para poder llegar a fin de mes, si la hubiésemos encontrado antes… —dije, sintiéndome como una mierda por no haber podido ayudarla—. Capté su olor cuando estuve aquí en noviembre, pero no estaba segura, y tenía asuntos del consejo que atender. —Maldita sea.
—Bueno, Jennie nunca ha pedido nada —comentó —. Ella es la que siempre se ofrece a ayudar a todos los demás por aquí, ella podría llegar a ser algo ruda, fuerte… nunca me di cuenta.
—Tiene miedo de confiar en nosotras aunque esté de acuerdo en que somos sus compañeras —le expliqué.
Doyeon agitó lentamente su cabeza.
—Mierda —murmuró— Su padre se fue cuando era una adolescente, es un maldito gilipollas por lo que le hizo a su familia, hace mucho tiempo ya; también, hay una larga fila de lobos que quieren patearle el culo, no me di cuenta de que eso todavía la afectaba. Ella siempre se muestra fuerte y capaz, independiente, es un verdadero encanto, del tipo que ayuda a los demás y no pide nada a cambio.
Estaba de acuerdo con todo lo que dijo, y solo la conocíamos desde hacía menos de un día.
—Supongo que tomará tiempo para llegar a ese punto, donde ella sienta la seguridad de que no nos marcharemos como el padre, incluso, debe preocuparse por dos compañeras, no solo una, va a ser doblemente difícil para ella—Miró entre nosotras.
No dijimos nada porque solo estaba diciéndonos lo que ya sabíamos.
Doyeon se recostó en el espaldar de la silla, entrelazando los dedos.—Los papeles están invertidos entre ella y la madre, ella tenía que ser fuerte para la madre, para ayudarla a superar la devastación de haberse encontrado abandonada, tal vez sea tan simple como que ella no quiere infligirle el mismo dolor otra vez al irse también.
Rosé levantó las cejas.
—Joder.
Golpeé el escritorio con el puño.
—Maldición, deberíamos haberlo pensado, decidió alejarse después de hablar con su madre por teléfono.
Rosé se puso de pie.
—Vamos a buscar a nuestra omega —me dijo— Gracias, Doyeon —Sacó la mano.
Doyeon la miró.
—Sí, no caeré en esa otra vez —murmuró, y Rosé sonrió.
—Lo siento, soy algo inmadura, lo sé.
—Compañeras… —Doyeon sacudió la cabeza— Nos darían a todos úlceras, si los lobos pudiéramos tener úlceras—me dió la mano y una palmada en el hombro.
Nos llevó a la salida, en la puerta de su casa, nos volvimos hacia él.
Le estreché la mano otra vez.
—Necesitamos la dirección de la casa de su madre, parece que es hora de arreglar algunas cosas.
Doyeon le dijo el camino.
—Buena suerte, haz feliz a esa chica o te daré una paliza.
—Tenlo por seguro —dijo Rosé con la mano en el aire, caminando hacia la camioneta.
ESTÁS LEYENDO
𝐃𝐈𝐒𝐎𝐁𝐄𝐃𝐈𝐄𝐍𝐓
FanfictionPercibí su olor cuando trabajaba. Sabía que debía ser ella. Llevé a mi hermana conmigo ambas somos las alfas de la manada. Porque nuestro linaje se une de a dos. Dos alfas por cada omega. Dos por unión. A ella la vamos a mimar y proteger. Le daremo...