VII

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Merlina, a mi no me intentes mentir - Bianca le hablo a la ojinegra mientras llegaban a la entrada del gran salón.

Yo sé que la amas y que ahora estás destrozada por lo que acabamos de ver - continuo con calma.

Es verdad - la interrumpió Merlina.
Pero Enid ya me tiene acostumbrada a este tipo de dolor, lo único que cambia es que ahora ya no hay que imaginar cómo hacen el amor - dijo amargamente la pelinegra.

Pero en definitiva agradezco no haber llegado más tarde. - dijo con ironía
Si los hubiese visto en el acto, tal vez ni tú me habrías detenido de matar lentamente a Ajax. - su voz sonaba totalmente hueca.

Merlina... No sabes lo que yo daría por ocupar su lugar. - dijo Bianca honesta.
Se que no es el momento de decir estás cosas... Pero no puedes imaginar la rabia que me da verte sufrir por Enid.

Llegó el momento de asimilar que ella no me ama, pero tú me has ayudado a aceptar esta realidad cuando tú estás cerca de mi, siento alivio, es complicado de explicar. - Merlina estaba confundida.

¡Enid! ¡Reacciona por favoooor! - gritaba Ajax jalando un poco a la rubia, intentaba desesperadamente hacer reaccionar a la chica, cuando de pronto la escucho gemir y abrió sus ojos lentamente.

Debo hablar con Merlina - fue lo único que salió de la boca de la chica.
En ese momento como si un venda hubiera caído de sus ojos, el chico comprendió que el verdadero y gran amor de Enid, es Merlina.
Sintió como un cuchillo lo atravesaba, pero era tan grande el amor que sentía por ella, que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa porque ella fuera feliz.
Claro... Yo te llevo - respondió bajando la cabeza.

Ambos chicos caminaban al gran salón, Enid iba contando cada paso que disminuía la distancia que la separaba de esa chica de ojos negros que tanto quería ver.
Sabía que a ella no le gustaba el contacto físico, pero sentía unas ganas insoportables de abrazarla y jamás volver a soltarla.

Mientras tanto en el gran salón la charla de las otras chicas continuaba.

Lo sé, se que te provocó una tranquilidad inusual en ti y eso me hace feliz - canturreo Bianca.

A veces siento que me provocas más que solo tranquilidad - confesó Merlina.
¿Ah si? - pregunto incrédula y coqueta Bianca.

Pero no quiero confundir más mis sentimientos... - se vio interrumpida.
No hagas eso por favor - la chica se acercó temblorosa a su cara. Quizás, solo con una palabra de tus labios me harías la persona más feliz del mundo  - miro a la ojinegra sincera.

No quiero lastimarte Bianca, no quiero ser presa de mis palabras… compréndeme por favor- sonó triste.

Deja que eso lo decida yo, si me caigo es por mi culpa por la de nadie mas- Bianca aguantaba las ganas de besarla con todas sus fuerzas.

No quiero lastimarte Bianca- repitió Merlina sonaba sincera, lo que era inusual y no porque la chica mintiera, si no porque ella no dejaba notar lo que sientes.

Eso deja que lo decida yo…- repitió la castaña.
Estoy consciente que la amas más a ella pero dame una oportunidad para hacerte feliz después de todo esto que te ha pasado... - Bianca casi le suplicaba.

Pero Bianca tu... - la ojinegra se vio interrumpida por la castaña besando sus labios fuertemente tanto así que el cuerpo de Merlina quedo entre la pared y Bianca.

Sus corazones comenzaron a palpitar casi al mismo ritmo, uno frenético que las llevo a volar por unos instantes.
Los labios de Merlina eran la gloria, sabían a miel… Pero una miel legendaria. Eran suaves y tersos cualquiera que los probara sucumbiría en una adicción imparable.

Enid... ¿Que se siente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora