XXII

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Narra Enid

Regresamos al inicio del camino, justo donde los tres senderos se forman en el suelo.

Tenía la convicción en el alma de que esta batalla la ganaría, porque no iba a permitir que todo fuera en vano. Salvaría al mundo de las manos de los Crakstone y a todos los seres que viven en él.

Me quede mirando el sendero que llevaba hasta el templo de la luna, el lugar donde sin duda alguna se encontraba Merlina, repase en mi cabeza los bellos momentos que viví junto a ella, inevitablemente unas lágrimas cayeron por mis mejillas, pero esta vez las lágrimas tenían algo de felicidad, porque sabía que pronto volveríamos a estar juntas.

No me dejes caer Mer... Hazme sentir que estas junto a mí - le dije en voz alta esperando que ella pudiera oírme, rogando porque pudiera oírme más bien.

Es hora Enid - Bianca quien mantenía en su poder mi espada estaba parada junto a mi contemplando hacia la misma dirección que yo

¡Vamos! - dije totalmente decidida

Ella tomo mis manos y comenzamos a recitar la oración que nos servía para poder trasládanos.
Me alegre al ver que esa era la forma de salir de la luna y poder llegar a la tierra.

Rápidamente un viento cálido nos envolvió, con un aroma nostálgico, un aroma que se respira en las noches de lluvia.

Cerré mis ojos entregándome a esa sensación, imaginando que paseaba por las calles mojadas de... Rumania ¿Tal vez? Pero Tomasa de la mano de Merlina, abrazando su brazo sin preocupaciones, solo como una pareja absolutamente normal y feliz.

Nuestros cuerpos comenzaron lentamente a flotar, separándonos del suelo. Una especie de espiral que contenía un millón de colores, algunos nunca vistos, se formó alrededor de nuestros cuerpos mientras nos trasladábamos. Una imagen paso por mi cabeza, era un lugar, un lugar que nunca había visto pero de inmediato supe que ese era el lugar donde podría encontrar a Ajax.

No lo dude más, y como si mis pensamientos fueran escuchados fuimos trasladadas hasta ahí.
Cuando mis pies tocaron tierra nuevamente abrí mis ojos.

El lugar era completamente desolador, se respiraba un aire denso y tétrico, el viento hacia levantar el polvo de la tierra formando una pequeña niebla.

El cielo era negro como el fondo del mar, no había ningún rastro de vida para donde mirara, ni árboles, ni plantas, ni pasto... nada que fuera de color verde.

A lo lejos se alcanzaban a ver montañas secas, llenas de tierra, más oscuras aun y entre todas ellas había una imponente, la más alta de todas, tan alta que la punta se perdía en la oscuridad

Quizás estábamos en el inframundo, era lo más seguro. Ese lugar donde nunca ha llegado el sol ni tampoco creo que llegara. Comencé a sentirme extraña, quizás triste por lo desolado del paisaje pero eso no opaco mi sed de venganza ni mucho menos mi ímpetu.

Sin vacilaciones caminamos en dirección hacia las montañas, el sonido de nuestros pasos moliendo aún más la tierra a nuestros pies hacía eco en aquel lugar y aunque estábamos solas inevitablemente me sentía observada.

Y era obvio, estábamos en la casa del enemigo, el lugar donde nada se le escapa, donde todo lo puede ver... Estábamos en las tierras de ellos... Los crakstone.

A medio camino me percaté de que se lograban observar cuerpos humanos convertidos en roca a un costado del camino, que en sus frentes llevaban una pluma negra clavada. Los mire aturdida por lo cruel de las imágenes, esto era mucho peor que estar en el bosque de los suicidas, aquí la muerte caminaba junto a nosotras de la mano.

Enid... ¿Que se siente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora