Cap. 2

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La semana pasaba de lo más tranquilo, las clases al inicio de semestre con sencillas presentaciones de los profesores, la manera de trabajar, etc. El viernes tenía 2 clases por la tarde, me daría tiempo de almorzar algo antes de eso, llegué a la escuela 20 minutos antes del inicio de mi clase, esperé a que diera la hora afuera fumando un cigarro, cuándo de pronto la veo bajar de un auto gris, traía puesto un lindo vestido color azul marino que resaltaba con el negro de su cabello, simplemente era hermosa.

De pronto veo que el auto se aleja y Elyzabeth se me acerca y no sé cómo reaccionar, ahora mismo lo que quería hacer era tenerla entre mis brazos, darle amor y sobre todo brindarle mi protección, pero eso sería imposible si ella no permite que me acerque demasiado.

— Hola ¿llevas mucho esperando?. — su voz era una melodía que nunca me cansaría de escuchar.

— No mucho, llegué hace poco, no quería volver a llegar tarde, ¿Tienes planes para hoy?. — no sé si estaba haciendo bien en querer invitarla a salir, pero siento una conexión con ella que me atrae cómo un imán.

— Ninguno ¿tienes uno?. — sonreí, era mi oportunidad para llevarla a cenar.

— Pues ahora mismo ninguno, pero ¿puedo invitarla a cenar señorita?. — su rostro era de sorpresa, creo que no esperaba mi invitación.

— Acepto tu invitación, pero hoy no voy a moverme en tu moto. — tiene razón con ese vestido sería muy tentador subirla y no poder tocarla.

— Mmm… ¿puedo entonces llevarla en un auto?. — veré si Albert, mi mejor amigo me puede prestar su auto.

— ¿Tienes uno?. — preguntó.

— Entonces saliendo de clases te espero aquí mismo para ir a cenar. — dije sonriendo y ella asintió.




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Fuí a casa de Albert para que me prestara su auto y no podía fallarme, sí me lo presto, ya voy de regreso a la universidad a esperarla y poder llevarla a cenar. Justo cuándo voy bajando del auto ella vá saliendo, se veía muy guapa.

— Señorita su transporte a llegado. — dije abriendo la puerta del copiloto.

— Gracias que amable, ¿que caballerosa?. — no sé que responder a eso.

— Por usted lo que sea. — respondí guiñándole el ojo.



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De camino al restaurante me platicaba que en su antigua escuela las chicas eran más fresas, que solía tener ese tipo de amistades y sentía que ahora no encajaba con ninguna, lo cuál se me hizo extraño ya que conmigo era muy ella, muy natural, su forma de expresarse cuándo estábamos juntas.

— Entonces ¿cuál es la diferencia entre ellas y yo? digo, conmigo hablas de cualquier estupidez ó cualquier cosa que surga. — la miré de reojo y ella me estaba observando.

— Contigo es diferente, tú no eres cómo ninguna de ellas, sabes no sé cómo explicarlo. Es cómo si tuviéramos una conexión. — Sabía que no sólo yo lo había sentido.

La cena fué divertida, le contaba chistes y por más malos que fueran a ella parecían gustarles, aunque había algo en sus ojos que no dejaban que ella fuera del todo sincera con lo que hablábamos, ocultaba algo y por eso no dejaba que nadie se le acercara mucho. Le gustaba tener su espacio, lo cuál para mí gusto es extraño en un mujer tan bella cómo ella.



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La llevé a su casa, seguíamos en el auto cuándo de pronto ella se gira para verme y yo hago exactamente lo mismo, no sé que pasa, pero siento que esos segundos que nos vimos directamente a los ojos fueron mágicos.

— Tengo que entrar, mamá debe de estar esperándome. — no quería que se fuera, pero cómo todo lo bueno termina nuestra velada había llegado a su fin.

— Si, aunque debe de saber que conmigo estás segura. — dije con toda seguridad.

— Hasta el lunes. — el fin de semana sería largo sin verla.

Y se fué, así cómo llegó el primer día se fué. Regresé a casa de Albert para entregarle su auto e irme a mi departamento en mi amada moto. Me duché y me preparé unas palomitas para ver una película, no podía dejar de pensar en lo hermosa que estaba hoy Elyzabeth, sé que a ella tal vez ni le gusten las chicas, pero no pierdo nada con intentarlo, también sé que debo de luchar con algún demonio que no la deja avanzar, pero por ella estaría dispuesta a luchar batallas con el fin de ganar la guerra y en éste caso lo que quería ganar era su corazón. La pregunta que taladraba mi cabeza es ¿ella vale la pena? No lo sé, pero quiero averiguarlo. Después de eso me dispuse a dormir y el sueño no llegaba a mí, no podía dejar de pensar en ella y en que estaría haciendo ahora mismo.


 Después de eso me dispuse a dormir y el sueño no llegaba a mí, no podía dejar de pensar en ella y en que estaría haciendo ahora mismo

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Seguimos........





Éste es Albert




La actualizaré los sábados.




Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

Mi Hermoso Destino // Adaptación LeidelyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora