Elyzabeth insegura por su estúpido ex novio que la utilizó de una manera que la dañó tanto que no confía ni en sus propios sentimientos ni en su hermoso físico.
Leidy con un pasado marcado marcado de distintas formas, de sufrimiento y una falsa barr...
Ingresamos a su casa, estar con ella sin que su mamá lo supiera se me hacía extraño, antes de sentarnos en el sillón ella me ofreció algo para tomar y simplemente le pedí un vaso de agua.
— Me parece bien que hablemos en tu casa. — dije y sólo se me quedó viendo. — Por si después de toda la verdad no quieres volver a verme estaré tranquila de que estás en casa y seré yo la que tenga que irse. — se sonrojó y bajó la mirada, no sabía si era yo quién debía empezar a relatar la historia ó dejar que ella preguntara.
— ¿Lo que me dijo esa chica en la plaza es cierto?. — bien, comenzaron las preguntas.
— Si, nos conocimos accidentalmente en el baño de la universidad, al principio la ignoré, terminaba de hacer un examen en el cuál me había ido muy mal, me sentía frustrada por el resultado. — sentía que su mirada me estaba juzgando, pero sólo eran alucinaciones mías. — Estaba lavando mis manos cuándo ella se acercó provocativamente, le dije que parará, pero ella no quería detenerse. Se me ofreció la oportunidad de tener sexo en la universidad y era algo que no iba a desaprovechar. — al decir lo último bajé la mirada. Necesitaba más valor para continuar y en el momento menos esperado ella levantó mi rostro y me miró a los ojos.
— Continúa por favor. — ella quería que ¿continuará?, no lo entiendo ¿qué pretende?.
— Le dije que no podíamos hacerlo ahí, ella insistió y pasó, ella quería más y me dió su numero de celular para que saliéramos. Después de unas horas ella llamó tuve un conflicto en si ir ó no, al final lo hice, necesitaba distraerme. La invité a salir, ella rápidamente aceptó y ya lo que pasó después de mucho alcohol no creo que sea necesario... explicarlo. — terminé de contar viéndola directamente a los ojos. No lograba descifrar su mirada, no sé que está pensando, tampoco sé si debo de seguir aquí esperando una respuesta. Finalmente ella rompió el silencio.
— ¿Con cuántas chicas de la universidad has tenido éste tipo de... aventuras?. — esa pregunta realmente no la esperaba.
— No te quiero mentir, quiero ser totalmente honesta contigo. — buscaba hormigas en su piso que claramente no harían acto de presencia, y finalmente contesté. — Fueron sólo 3. Después de la primera llegaron un par más. Después de la tercera chica, se hizo el chisme por toda la universidad de que soy la mejor en la cama, y que por ella ya habían pasado todas. Eso claramente no era cierto. Pero ya no sabía cómo desmentir todo lo que corría por los pasillos.
— ¿Acaso sólo quieres eso conmigo? ¿Quieres que sea una más en tu cama? ¿También me quieres de trofeo?. — ya estaba molesta debo de ser clara ya ó no tendré oportunidad de decirlo.
— No, no, por supuesto que no, contigo es diferente, me gustas y sé nos conocemos hace poco, pero tú realmente me atraes cómo ninguna otra lo ha logrado. Sé que creerme es difícil, pero si tú me das la oportunidad de conquistarte no te defraudaré. — ya no sé que hacer, quiero tomar sus manos entre las mías, pero y si paso un limite.
— Antes de darte una respuesta a eso, quiero saber otra cosa. — se estaba calmando y eso era bueno ¿no?. — ¿Porqué te acuestas con cuánta mujer se te atraviesa?. —otra pregunta que no imaginé que haría.
— No es cuánta mujer se me atraviesa y eso ya quedó atrás, y no fué ningún corazón roto ni nada de eso ó eso creo. Fué algo complicado, hace unos años tuve una amiga con derechos. — me observó de manera extraña. — Si la última "relación" estable me recuerdo, éramos buenas amigas, yo me sentía muy atraída por ella, creo que hasta cierto punto estaba enamorada de ella, pero una cosa llevó a la otra y terminamos juntas. Nuestra "relación" duró alrededor de 4 meses. — seguia sin entender nada así que continúe. —Después de tener 3 meses juntas, me dí cuenta que lo que teníamos no iba para ningún lado, ella sólo me estaba usando, después de un largo tiempo decidí frecuentar bares en busca de más experiencia. Al principio era tímida por lo que tengo, después ya sólo eran chicas de una noche, algunas regresaban por más, pero nunca pasó de eso. —dado mi condición no quería exponerme mucho y ser la burla de todos otra vez. — Cuándo me dí cuenta que ésto se me estaba saliendo de las manos dejé de frecuentar a las chicas, borré sus números, sus nombres, quería dejar esa pequeña parte de libertinaje atrás y enfocarme en mí y mi futuro. — esa era parte de la verdad, ya no quería usar ni ser usada por ninguna otra chica.
— Y que pretendes conmigo también usarme y ser una más en tu larga lista.
— No, claro que no. — bien lo diré de una vez por todas y espero que ésto funcione. — Me gustas y mucho. Quiero una oportunidad contigo. Quiero ser yo quién baje tus muros. Quiero ser la única que cruce tus límites. Quiero ser yo tu lugar seguro. Déjame enamorarte. Déjame ser yo quién te ayude a olvidar tu pasado. Quiero una relación contigo y si me das la oportunidad, te demostraré que todo eso que dicen sobre mi mala reputación y de mujeriega no es cierta. — lo que iba a decir tal vez sonaría mal, pero necesitaba convencerla. — El total de chicas que pasaron por mi cama no fueron más de 10 y de eso estoy completamente segura.
Su mirada era insegura, no sabía nada de su historia en su antigua universidad, pero era algo realmente grave para mostrarse cómo una niña pequeña que tiene miedo. Y sin esperarlo se lanzó a mis brazos, no reaccioné al momento, pero después la arropé entre ellos dándole la seguridad y la confianza que Elyzabeth necesitaba.
— Leidy, no sé cómo pasó, pero tú también me gustas, pero tengo miedo de que me lastimes, no quiero sufrir de nuevo, no otra vez. — ésto confirmaba mis sospechas, algo grave le pasó.
Susurré a su oído. — Tranquila princesa, sé que mi famoso "historial" no es nada alentador y tal vez lo que te voy a pedir es una locura, pero confía en mí, si me lo permites te voy a proteger y jamás te haré daño. — ésto era una promesa hacía ella, pero principalmente conmigo misma, me está dando la oportunidad que necesito y no pienso fallarle.
Me acosté en el sofá con ella sobre mí, ella misma buscó refugio entre mis brazos y yo se lo brindé de la mejor manera posible, sentí gotas correr por mi cuello, ella estaba llorando, pero no quería presionarla, así que sólo me aseguré de ser su lugar seguro. Después de varios minutos ella se calmó y por la tranquilidad de su respiración supe que se había quedado dormida. Yo no tardé mucho en hacerle compañía en el mundo de los sueños.
Todo parece indicar que ella es la correcta.
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