Cap. 9

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Pasó poco más de 1 mes en el que prácticamente parecíamos ya una pareja, sin embargo aún no se lo pedía de manera oficial. Los abrazos y los besos por el rostro eran inesperados, no me atrevía a dar ese paso, de besarla en los labios, además ella se veía muy cómoda con la relación que estamos teniendo. Durante éste mes perfeccioné la manera en la que le voy a pedir que sea mi novia, ir a buscarla a su casa para llevarla a la universidad es el primer paso. Y aquí estoy esperando a que salga para cumplir mi cometido. Tardó más de lo esperado, pero valió la pena la espera por ver esa linda sonrisa al encontrarse conmigo en la acera esperándola.

— Hola. — le dije cómo pude, estaba demasiado nerviosa. —¿Quiere usted bella dama un carruaje para llegar a su destino?. — hice una reverencia, porque estaba frente a mi princesa. Extendí mi mano para que la tomara y así ayudarla a subir al auto.

— Hola. —  estaba tratando de contenerse, pero le fué imposible y explotó en una risa, tomó mi mano, pero seguía riendo y me abrazó escondiendo su rostro en mi cuello. —¿Qué es todo ésto? Creí que nos veríamos en la universidad. — y eso era lo que le había hecho creer.

— Bueno cambié de opinión. — la abracé más fuerte. —Además quería verte. Estas muy hermosa a ¿Quién vas a ver?. — hace unos días que descubrí que si le hago éste tipo de preguntas se sonroja y su respuesta siempre queda incompleta, otro motivo por el cuál quiero hacer ésto oficial.

— A mí... — pronto podrá decir a mi novia. Sólo tendremos que esperar unas horas más. — A tí ¿a quién más?. — y otra vez se sonrojó.

La ayudé a subir al auto y cómo en las últimas ocasiones que vamos en auto ella se encarga de la música desde mi celular, y en la lista salió una canción muy bonita. Elyzabeth estaba viendo por la ventana, yo al instante reconocí la canción, lo que hice a continuación fué magnífico porque se la estaba dedicando a ella.

Te cuento que me encuentro enamorado. — justo en ese momento estábamos en un semaforo en rojo. Le conté viéndola a los ojos. —Y siento que ésta vez es la correcta. Te cuento para mí ella es perfecta con todos sus defectos y pecados. Sé que con otras yo me he equivocado. — esa última frase era muy cierta, creo que ella también lo notó. —Sé que he dado contra el mundo y he perdido la esperanza. Porque aunque llevo cargas del pasado. Cuando ella está a mi lado se equilibra la balanza. Y nada me cansa. — Elyzabeth estaba muy roja, estaba entendiendo absolutamente toda la canción, decidí seguir sólo por ver cómo su sonrisa se hacía cada vez más grande. — No pienso dar ni un paso atrás. En el camino que me lleve hacía tus besos. No pienso en eso, se los confieso. Hoy me arriesgo a todo sin mirar atrás. — el semáforo cambió, pero yo no quería romper nuestra burbuja, por lo que sólo avancé un poco para orillarme. — Si tú te vas, ya volverás. Porque el destino sabe bien qué es lo correcto. Y no habrá pretextos de espacio ni tiempo. Sólo formas nuevas de poder amar. Te cuento que me encuentro ilusionado. Y no puedo olvidarme ya de ella. Te cuento que pasé mi vida entera. Buscando lo que por fin he encontrado. — ésto era una declaración de lo que ella me estaba haciendo sentir en tan sólo unos meses. — Si tú te vas. Serías la culpable de mis besos desterrados.
Yo habría sido un rey que ahora se viste de soldado.
Será porque mi suerte me condenó a perderte, y te arrancó de mí. — tomé su mano, porque ésta frase quería desde lo más profundo de mi corazón que no aplicara para ella y para mí. — Serias la correcta y yo sería el equivocado. — dejé que la canción siguiera su curso sin mi voz, ella entendió del porque lo hice y me abrazó.

— Gracias nunca nadie me había dedicado, ni mucho menos cantado una canción cómo esa y con ese significado. — me dió un beso en la mejilla, para alejarse y ver directo a mis ojos. — Y si yo soy la correcta, tú no eres la equivocada. — de pronto sentí sus labios sobre los míos, al principio no reaccioné por la sorpresa, después todo fué mágico. Nuestros labios danzaron a la par, cómo si se conocieran de toda la vida, tomó mi rostro entre sus manos para que no me alejara, yo sólo pude posar mis manos sobre su cintura. Nos separamos para tomar aire, juntamos nuestras frentes y viendo sus ojos confirmé que lo que acababa de decir era cierto. Tenía un brillo en ellos que no había visto antes y seguramente yo tenía el mismo brillo porque ella sonrió y me volvió a besar.

Mi Hermoso Destino // Adaptación LeidelyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora