05: Es por eso que no podemos tener cosas bonitas

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Eran las siete con treinta cuando llegaron a la casa del omega

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Eran las siete con treinta cuando llegaron a la casa del omega. Jaeyun jamás se había duchado y cambiado en poco tiempo, sorprendió a todos, incluso a su mascota. Layla le ladraba, como si estuviera burlándose de su repentino cambio de hábitos, mientras su madre lo llenaba de preguntas, la que más resaltaba: ¿Por qué hueles a alfa? No dijo mucho, simplemente se despidió con un beso en su mejilla antes de robarse un par de panecillos que estaban en la mesa de desayuno. Salió de su casa en tiempo récord, mirando su reloj solo para darse cuenta de que le quedaban pocos minutos para que su clase iniciara.

El sonido del motor de una motocicleta le hizo salir de su trance, subiéndose sin dudar, se colocó el casco y abrazó al chico por la cintura. No pudo preocuparse por la velocidad, ni las señales en rojo que pasaron, lo único que le importaba era llegar a tiempo, si no era así, tendría que permanecer de pie durante lo que restaba de clase y eran tres horas seguidas. Jaeyun tenía buena resistencia, ¿pero quién querría escuchar a un viejo aburrido hablar de Historia mientras estaba de pie?

Cuando llegaron a la Universidad, le regresó el casco al alfa, listo para correr hasta llegar a su salón, pero antes, la voz de Heeseung lo detuvo.

—Quédate a la práctica, ¿sí? —La petición lo hizo fruncir el ceño, olvidando un momento su preocupación.

—El enfermero te dijo que debías descansar una semana. —Le recordó con voz severa cuando el alfa hizo una mueca y le dio una mirada inocente—. Heeseung...

—Puede ser que el entrenador haya estado de acuerdo conmigo... el reposo es una pérdida de tiempo, el partido está cerca.

—Muéstrame la mano —ordenó con seriedad, revisando con cuidado bajo las vendas cuando Heeseung retiró el guante para cubrirse—. Esto fue ayer, ¡Dios mío! ¿Puedes dejar de ser un descuidado? No vas a practicar.

—Pero, Jaeyun...

—Nada de pero. Estás advertido. —Lo apuntó con su dedo, girándose para correr hacia su clase.

Heeseung suspiró permaneciendo en su lugar, una sonrisa pequeña formándose en su rostro cuando el omega se giró un momento para apuntar hacia sus ojos y después hacia él, una forma indirecta de decirle te estaré vigilando, por lo que no pudo hacer más que asentir hasta perderlo de vista.

Jaeyun se había soltado un poco más desde la noche anterior, había estado particularmente parlanchín cuando le preparó el desayuno y también cuando le ayudó a lavar los cubiertos, siendo él quien los secaba y los colocaba en su sitio. En el transcurso hacia su casa, no dejaba de recordarle que ya iban demasiado tarde y que apenas le daría tiempo de llegar a su primera clase, alegando que el alfa estaba muy tranquilo dada las circunstancias.

A TUS PIES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora