12: Quincena

206 39 5
                                    

Dedicado a perofragil

Dedicado a perofragil

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era extraño.

Heeseung no podía describir la situación de otra forma.

Habían pasado la cena con su padre en silencio y ahora estaban preparándose para la pequeña reunión que tendrían en el bosque, una tradición que tenían cada vez que Heeseung regresaba a casa por el periodo vacacional, era como una forma de darle ánimos al futuro alfa de la manada, orgullosos de que estuviera preparándose para poner en alto el apellido Lee.

Aún así, Heeseung estaba bastante intrigado; su padre no había hecho una escena cuando llegó en compañía de Jongseong, un alfa ajeno a la manada, y cuando los presentó, se mantuvo sereno. Eso lo hizo subir la guardia, así que ahora estaba con los hombros tensos, observando cada acción que Seungmin hacía mientras caminaba de aquí para allá con su madre firmemente aferrada a su brazo. Ni siquiera había cuestionado la ausencia del lobo de Riki y ya sentía que le estaba dando migraña.

Desde que era pequeño, recordaba a Seungmin como un alfa temperamental que amaba la atención sin importar qué debía hacer para obtenerla. Le gustaba mofarse de cosas que ni siquiera hacía y se llevaba el crédito de todo. Su madre no hacía nada más que sonreír y fingir que le agradaba estar ahí; Heeseung tuvo que contenerse para no llevársela, era la única Omega en ese lugar y, si era sincero, él detestaba que su padre la obligara a asistir a sus reuniones.

—Es agradable —Jongseong mencionó en voz baja, dándole un sorbo a su vino tinto—. Linda manada.

Riki a su lado soltó una risa burlona, aunque no le había causado gracia.

—Tienes suerte de que Seungmin esté de buen humor, de lo contrario, te habría cortado la cabeza —dijo.

—Tal vez le parezco un buen muchacho, lo suficientemente bueno para ser amigo de su querido hijo Lee Heeseung.

—Oh, cierra la boca. —Heeseung bufó, pareciéndole absurdo, realmente era de no creerse que a Seungmin le importara con quién se juntaba su hijo, para ese punto, estaba seguro de que ya le daba igual, siempre y cuando no le diera problemas.

—¿Esto es todo lo que hacen? —Preguntó Jongseong unos minutos después.

—En cualquier momento ponen a los cachorros a pelear entre ellos. —La naturalidad en las palabras de Riki hace que Jongseong se atragante con su bebida—. ¿Qué?

—¿Me estás jodiendo? Esos cachorros deben tener mínimo unos seis años.

—Seungmin los pone a prueba para tratar de ver si alguno llega a ser pura sangre, lo cual es estúpido, pero al menos le entretiene.

—Necesitan un nuevo líder. —Jongseong aseguró, sacudiendo la cabeza con inconformidad, sin embargo, no podía hacer nada, estaba en terreno ajeno.

A TUS PIES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora