Heeseung siempre tuvo una vida miserable.
Esa perspectiva creció luego de presentarse como alfa. No es que odiara vivir, creía que no tenía razón para quejarse; su familia era estable económicamente, tenía un techo y comida en su mesa, además de ropa nueva cada mes sin necesidad de pedirla. Tenía tantas cosas que los chicos de su edad apenas podían permitirse. ¿Por qué sentía que tenía menos que los demás?
Quizás porque cuando había festivales en la escuela que implicaban pasar tiempo con los padres, debía tomar la mano del chófer, de la ama de llaves, de su nana antes que la de su mamá o papá. Cuando llegaba a casa, tenía que comer bajo el silencio de las cabezas cabizbajas de las betas empleadas. Y si quería que lo arroparan, debía esperar hasta media noche para que su nana pudiera hacerlo, de lo contrario, su madre se enojaría por pasar tiempo con la servidumbre.
Un alfa normal habría tomado el papel estereotipado de ser frívolo y sin corazón, pero tal vez fue la ausencia del amor y cariño lo que lo llevó a entregarse con los demás. Heeseung siempre fue amable y sonriente, las omegas lo consideraban alguien cálido y confiable. Todo estaba bien, hasta que los alfa varones empezaron a molestarse por la constante atención. Heeseung realmente no era consciente de que aquello solo sería el detonante para empezar con el infierno.
Tenía diecisiete años y su presentación había sido hace once meses. A pesar de la sorpresa de todas las personas que creían que sería un beta, su rango atrajo la atención. Ni hablar de su padre, era el más orgulloso de que su hijo no lo haya decepcionando en al menos una cosa. Solía presumir ante la familia Lee que sería el alfa más fuerte de todos, y que debían empezar a considerar que pronto trabajarían bajo su mando.
Entonces, llegó el día del incidente.
El señor Lee no era particularmente entusiasta de las fiestas familiares, sin embargo, le permitió a su esposa que organizara una comida y que invitara a toda su familia, que no se olvidara de ninguno, especialmente de su hermano mayor; Lee Eunhyuk.
Seungmin y Eunhyuk eran hermanos, pero nunca se trataron como tal. La rivalidad siempre existió, peleando por quién sería el más fuerte. Habían perdido el contacto hace años, después de que Eunhyuk asegurara que no existiría un Lee más fuerte que su propio hijo; Lee Jeongguk. Seungmin se sintió humillado debido a que el rumor acerca de que Heeseung resultaría ser omega se había expandido por todos lados, y debía cargar con el peso del rechazo.
Ahora las cosas eran diferentes. Seungmin estaba seguro de que Heeseung sería el que estaría a la cabeza del linaje Lee y se convertiría en un verdadero líder.
Sonrió con hipocresía cuando la familia de su esposa llegó: todos eran omegas, desde su madre hasta sus dos hermanos Su padre había sido el único alfa, pero había muerto hace años. Al menos, no quería tenerlo cerca, el señor era tan estúpidamente dócil. La razón por la que tuvo que educar correctamente a Sunghye, era todo su culpa. No le agradaba su familia, todos eran tan entrometidos y juzgadores, pero estaba de buen humor, podía dejarlo pasar al menos esta vez.
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A TUS PIES ©
FanfictionHeeseung es un alfa fuera de lo común, razón suficiente para que se le dificulte existir en una sociedad rodeada de etiquetas y en un mundo que no lo comprende. Su amor platónico, Yang Jungwon, el omega más codiciado de la universidad, lo mantiene e...