-Hola amor.- Estaba sentada en el sofá y la abracé por la espalda y giró la cabeza para mirarme. Me dio un beso.
-Hey. Una cosa... Cómo has entrado en mi casa?
-La puerta estaba abierta de par en par.
-¿No he cerrado?
-Pues no.- me empecé a reír y me miró con cara de que me iba a matar. Se levantó y cerró la puerta.
- Quieres subir a mi cuarto? Me hace ilusión que lo veas.
-Claro.
Me cogió de la mano y subimos las escaleras. Entramos en su cuarto y me fijé que era más grande incluso que el mío. Vi que tenía un arco y una bolsa con varias flechas colgados de la pared.
-¿Practicas tiro con arco?
-Practicaba. Ya casi no voy a la zona de entrenamiento.
-Es muy bonito el arco.
-Gracias. Me encantaba. Sentía la fuerza, y algunas veces, me concentraba en divisar la flecha a cámara lenta. No sé explicar bien lo que se siente. Pero era cómo una liberación. Era como ver a un pájaro volar libre que puede hacer cualquier cosa. Era un sueño. Eso sí, tengo unos cardenales hermosos de darme con la sin querer al soltar la flecha.
-¿Cardenales?
-Sí. Hasta que le pillé el truco, me daba muchas veces. Mira como se me ha quedado ahora.- Se levantó la manga de la camiseta y puede ver varias marcas moradas por parte del brazo.
-¿Y no te duelen?
-Ya no.
Vi que tenía un piano eléctrico. Esta chica hacía de todo. Baile, tiro con arco, tocar el piano...
-Y también tocas el piano
-Es de mi madre. Me dio algunas clases, pero no sé tocarlo muy bien. Me gustaría aprender a tocarlo, o la guitarra.
-Hagamos un trato. Yo te enseño a tocar la guitarra, si tu me enseñas a bailar. Aunque sea un baile para una canción lenta.
-Umm... trato hecho. Tengo una guitarra de mi hermana.
-Pues ya podemos empezar si quieres.
-¡Bien!
Estuve toda la tarde enseñándola a tocar la guitarra. Me encantaba su cara de concentración. Era ridícula y cada vez que la ponía, no podía evitar sonreír. Se mordía la lengua y cuando se equivocaba de nota, entronaba los ojos y ponía una mueca de asco. Era divertido verla.
Al terminar, me enseñó como bailar. Sonaba música lenta, y estaba pegada a mí. Llegó el momento en que ya me sabía los pasos y apoyó su cabeza en mi hombro y yo la mía en su cabeza. La escena era preciosa. Era de las escenas que ves en las películas.
-Aria, ¿Te puedo pregunta una cosa?
-Dime.
-¿Tu padre donde vive? Si no me lo quieres contar todavía, lo entenderé y no te voy a presionar.
-Mira Dylan, mi padre murió hace cinco años.
Me quedé callado. ¿Cómo podía haber sido tan idiota de preguntarlo?
-Lo, lo siento mucho Aria. No tenía ni idea.
-Gracias y, no te preocupes, algún día te lo contaría de todos modos.
Hubo un gran silencia durante varios minutos, hasta que volvió a hablar. Estaba llorando.
-Lo siento, es que... le recuerdo y es muy duro.
-No te preocupes pequeña. Lo entiendo y nunca te avergüences por llorar. Voy a estar siempre aquí, contigo.
Empezó a sollozar y estuvo a punto de caerse de golpe, pero la sujeté y me senté en el suelo despacio con ella.
-No puedo con esto Dylan. Hay veces en que me derrumbó y no lo puedo evitar. No puedo llevar este peso yo sola. Mi madre desde que pasó, no ha vuelto a ser la misma. No ha vuelto a sonreír y, mi hermana, Cristina, cuando pasó se marchó de casa con su novio, y nunca más la he vuelto a ver. Tenía 18 años y yo 11.
-No estás sola, me tienes a mí amor. No quiero verte llorar, por que si tú te derrumbas, yo también me derrumbo.
Comenzó a llorar más y más. A mí se me caían las lagrimas por verla así y no saber que hacer. Estuvimos así minutos, tal vez una hora.
-Siento todo esto.
-No digas eso. Hey mírame.- Le cogí cariñosamente los mofletes entre mis manos y la miré a los ojos. Nunca olvides que te quiero, y que estaré siempre aquí.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
Nos quedamos abrazos todo el tiempo. Se levantó y me condujo a la cama. Nos echamos y se acurrucó contra mí.
-¿Te gustaría venir otro día a casa y conocer a mis padres y a mis hermanos?
-Por supuesto.
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Life's Dance
Novela JuvenilDylan, un chico como otro cualquiera, vive su vida normal hasta que se muda desde Los Ángeles hasta Madrid. Lo que no sabe, es que un día como otro cualquiera, su vida se derrumbará y no querrá volver a sentir nada. #wattys2015