CAPÍTULO 4

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Es por la noche. Estoy en la cama escuchando música. Hoy ha sido un día pésimo. Aria no ha venido a clase y la he extrañado. Pensaréis que estoy un poco loco y que la conozco hace dos días, pero he caído profundamente enamorado de ella. No puedo pensar en otra cosa que no sea ella. Me gusta todo de ella. No puedo soportar no verla sentada a mi lado, no oírla reír cuando alguien dice una tontería en clase, su melena rubia y sus ojos verdes, su escritura perfecta. No podría vivir sin ella. Necesito que me mire a los ojos y explicarle con la mirada todo lo que siento por ella. Mario sigue igual. Me he empezado a abrir a él. Es él único amigo que tengo ahora mismo. Recuerdo a Kat. La echo de menos. Me tiré parte de mi vida con ella y pensar que puede que nunca la vuelva a ver, me deprime. 

Pienso y pienso. Estoy al borde de las lágrimas. Mi hermano cada vez está deprimido y no sé que hacer para que esté bien. Estoy muy frustrado. Todo esto se me junta con los exámenes que nos han puesto para la semana que viene. No he estudiado nada y tengo el estómago revuelto.

Noto cómo una lágrima me va recorriendo la mejilla, y otra... y otra. Al momento me encuentro llorando desconsoladamente. No puedo controlar mis emociones. Pensar en todo es peor. Me hace muy mal. No quiero pasar por todo esto. Quiero que todo acabe. Quiero volver a ver a Kat. 


Lloro y lloro hasta que caigo rendido. No tengo más lágrimas para derramar, y poco a poco, me voy quedando dormido.

Tengo una pesadilla. Estoy en medio de un campo. Voy de la mano cogido con Aria y a mi lado está Kat. Enfrente están Mario y mi hermano y se dirigen hacia mí. Doy un paso en falso y voy cayendo por un espacio en negro. Me despierto sobresaltado. Tengo en corazón a mil por hora. Se abre la puerta de mi habitación y veo a mi hermano que viene hacia mí sobresaltado.

-¿Qué a pasado?¿Estás bien?

-Sí, sí. Solo era una pesadilla. Vuelve a dormir. Mañana hay clase.

-¿seguro que estás bien? 

-Sí. Gracias por venir

-De nada. Hasta mañana.

-Hasta mañana.

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