Capítulo 8 - Reencuentro II

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POV Lux

Me separé un poco de Katarina y pude sentir sus manos acariciar mi rostro nuevamente, mientras lo llenaba de besos repetidamente y yo no paraba de sonreír. Podía estar así, sólo con ella toda una eternidad.
La mujer de ojos verdes se detuvo para después estrecharme formidablemente en sus brazos, pidiéndome que hiciera lo mismo con ella y nos quedásemos así durante un rato.
Sus abrazos tienen el poder de hacerme olvidar todo mi entorno en cuestión de segundos, mi cabeza se detiene en paz y finalmente reposa.

Esta librería tan descuidada tenía muchas joyas ocultas que me eran imposibles de comprender, desbordaban cuestiones históricas prohibidas de naciones y sus grandes líderes, pero nada que yo fuera capaz de entender y de lo que pudiéramos sacar provecho. Las paredes por los rincones tenían rastros de humedad y de moho, grandes telarañas que se recorrían hacia las esquinas, rozando el techo, ocasionando que los libros de la orilla estuviesen húmedos y sus pastas cada vez más se debilitaran, incluso logrando que las hojas de algunos se cayesen al suelo apenas se tocaran.

Parece ser que esta biblioteca no tiene visitantes casi nunca, los interiores no han sido remodelados en años y gran parte de los libros aquí están increíblemente deteriorados. Un pueblo condenado a la ignorancia completamente, y no por falta de recursos, al menos no económicos. Las alfombras del suelo están descoloridas, con bastantes hilos sueltos, casi como si hubiesen sido utilizadas para amarrar algo gigantesco y el exceso de estiramiento haya convertido su estado 'normal' en uno completamente deplorado.

-Lux, aquí ya no hay más libros de magia. Quizá deberíamos buscar abajo-. Dijo la pelinegra, mientras un libro se deslizaba frente suyo hasta acabar en el suelo. Me acerqué a ella para recogerlo y observarlo detenidamente, me generaba mucha curiosidad.
La portada del libro tenía una ilustración ciertamente ambigua, tres sujetos montados a camello a medio camino de un desierto para llegar a un reinado con estructuras gigantescas, caracterizadas por ser finamente cuadradas y tener bastantes ornamentos, tornándose entre tonos color crema y beige. Por las esquinas de las edificaciones podían apreciarse anchas columnas que sostenían el mismo tipo de figura y se alineaban entre sí.
Giré el libro y la pasta decía en letras mayúsculas "La Caída de la Heroíca Shurima". Mi mente voló a aquel día en la taberna y recordé inmediatamente el relato de los viejos que estaban casi tan ebrios como yo. Sin decir nada, le estiré el libro a Katarina y lo tomó con tanta curiosidad como la que tuve y me quedé a las expectativas de su reacción, especialmente de sus expresiones faciales, pues tras leer el título parecía analizarlo con desesperación. La mujer de ojos verdes buscó apresuradamente el escritorio más cercano, colocando el libro de inmediato y comenzando a hojearlo, sin ser capaz de pronunciar nada.
No quise decir nada y sólo la seguí, esperando a que ella dijera algo primero, y así lo hizo.
-El mismo día en que nos encontramos en la frontera y nos enfrentamos, era mi primer día aquí, después de despedirme de mi padre, quien abandonó Noxus con dirección a Shurima, acompañado de Jericho Swain. Y lo único que me dijo antes de irse fue que debía encontrar un artefacto sumamente poderoso y que quizá podrían tardar mucho tiempo en regresar, si es que lo hacían. Al principio no me importó porque eso significaba más libertad para mí, o al menos eso parecía... pero mi madre y mi hermana han estado actuando muy extraño, al igual que LeBlanc. Considerando que siempre tenía alguna razón por la que estar molesta conmigo o que siempre tenía motivos para mandarme a misiones lejos, para después cuestionar mis andares, con quiénes me relacionaba o los pueblos que pisaba cuando estaba fuera... el hecho de que me dejara tantos meses de lado a pesar de que yo estuve desaparecida es en realidad, muy sospechoso y me genera muchísimas inquietudes. Quizá mi ausencia le convenga para ella hacer cosas a mis espaldas, sólo que no logro descifrar qué es, cuando regresé todo seguía exactamente igual que cuando me fui-. Dijo Katarina sin desviar su mirada del libro.
-¿Tu padre es el infame General Du Couteau? Pregunté para simplemente afirmar mis sospechas y lo que había escuchado en la vieja taberna.
-Ese mismo, un completo hijo de puta. ¿Ves esta cicatriz?- contestó, señalando su ojo derecho. -Bueno, me la hizo un asesino de gama baja que mandó mi padre a matarme por débil. Era mi primera misión y no solo había fracasado, sino que había hecho que mataran a un general importante y defraudé a mi nación. Desde ahí, jamás volví a fracasar en una misión, ni siquiera durante las guerras de Jonia, hasta que mis hombres y yo tuvimos que retirarnos.-siguió, relatando parte de su vida.

Entre el amor y la lealtad - Katarina x Lux (LoL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora