Narrador Omnisciente
Comenzaba a amanecer y consigo la intensidad de la lluvia se desvanecía, como la vida de todos aquellos que habían muerto en combate.
El castillo había sido destruido, la memoria de los guerreros muertos en batalla se mantendría ahí mismo y quedaría en la memoria de todos la forma en que los personajes de mayor renombre murieron ante la prohibición y el repudio hacia uno de los grupos que más sufrieron de la negligencia de sus reyes y de su población.
La Revolución de Magos estaría por llegar a su fin, sin embargo, ninguno de sus autónomos precursores podría estar ahí para vivirla. La muerte en batalla con la esperanza de que las futuras generaciones pudieran vivir todo lo que ellos no pudieron sin ser perseguidos era el poco fuego que permanecía encendido, en medio de tanta oscuridad.
Como un racimo de esperanza, como las primeras gotas de lluvia en medio de una gran sequía, habían logrado su objetivo pero, el amargo sabor de la victoria permanecería tatuada en sus corazones y remarcada en las apagadas miradas de todos aquellos desafortunados que nacieron como magos, y duraría eternamente.
-¡Por aquí! ¡Ayúdenme! - les gritaba Riven a Morgana y a Sivir, quiénes desesperadamente buscaban algún rastro de vida cerca del lugar.
Los escombros eran masivos, al menos la mitad del castillo había sido destrozado en añicos y el polvo con la lluvia imposibilitaban la tarea, nublando la vista de quién se acercase.
-En la esquina hay un guante blanco, está hecho mierda. - respondió Sivir, tras varios minutos de quitar gigantescas rocas y vidrios rotos del lugar.
Las tres mujeres estaban desesperadas, creían que entre más tiempo pasara, habrían más probabilidades de encontrarlas sin vida. Después de un rato, creyeron que debían darse la vuelta y buscar en otra área de todo ese material derrumbado, hasta que Sivir encontró una mano ensangrentada y con los dedos astillados por el cristal.
En cuestión de segundos estaban desenterrando el cuerpo de Lux y Morgana soltó un grito de horror. Sus ojos lilas se cubrían de lágrimas y en cuestión de segundos estaba sufriendo a gritos la pérdida de su amiga, recriminándole a Riven que no la dejara estar con ella hasta el final.
-¡Todavía respira! Rápido, metámosla a lo que queda de este asqueroso castillo - gritó Sivir, en respuesta, dejando paralizada a Riven.
-Si Lux está viva, y está aquí, ¿entonces dónde está Katarina?- preguntaba alterada la exiliada. Ahora ella se le unía a Morgana en su colapso mental y lloraba mientras se aferraba a las rocas, para buscar desesperadamente el cuerpo de su querida amiga.
-Se sacrificó para salvarme - contestó sorprendentemente Lux, en un susurro. El estado físico en el que se encontraba era bastante deplorable, y quizá aún no comprendía la realidad en la que vivía por la forma en que respondió. O más bien, quizá su cansancio físico era tal que no tenía fuerzas, ni siquiera para llorar su pérdida.
Solo uno de sus ojos podía abrirse y no lo hacía por completo, tenía una muñeca rota, una de sus manos cubierta de cristales y algunas de sus costillas estaban destrozadas, sugiriendo que pasarían horas intentando salvarla de la muerte y su recuperación sería bastante dolorosa.
De inmediato escupió sangre y comenzó a agonizar, el aire casi no le llegaba a los pulmones y la tensión en querer salvarla y querer encontrar a Katarina las tenía lo suficientemente alteradas como para actuar de forma entorpecida.
Mientras tanto, el cuerpo de Le Blanc yacía en aquel pasillo, apenas y lograba moverse lo suficiente como para mantenerse viva, respirando, en medio de su agonía con órganos destrozados por las explosiones, explosiones que ella misma generó.
La joven guerrera terminaba de correr por las escaleras de mármol blancas que se habían tornado rojas, por tanta sangre derramada. El silencio era abrumador.
Se detuvo a observar la escena, habían cuatro personas en combate y solo estaban los cadaveres de dos. Afortunadamente habían encontrado viva a Lux. Pero, ¿qué mierda? Y, ¿Katarina?
No habían rastros del cuerpo de la pelirroja, no había rastros de sus dagas, ni de la venda que llevó los días anteriores y tampoco habría rastro alguno de su sangre.
Sivir notó que la ex líder moxiana estaba en un limbo, peleando por su vida mientras su cuerpo permanecía desangrado, sentada y recargada contra el muro, esperando su hora de muerte. Quizá no era lo suficientemente valiente para terminarlo por su cuenta, quizá necesitaba un poco de ayuda.
No le daría una muerte lenta, la haría pagar por cada una de las cosas que hizo. Primero, le cortó la boca y dejó que la sangre se derramara sobre el resto de su cuerpo, siguió con el pecho y el estómago, asegurándose de arrasar con todos sus órganos y Le Blanc se mantenía estática. Sus ojos completamente negros solo seguían a la guerrera de Shurima. Finalmente cortó su cuello y se desangró hasta morir.
Su cetro erosionó y generó un portal oscuro, gris con verde, dando paso al infierno mortal con Mordekaiser, y fue cuestión de segundos para que Katarina regresara a la normalidad. El cetro colapsó y consigo generó una última gran explosión, que deshizo lo restante del castillo en casi pólvora.
Luxanna se levantó sobre su regazo y comenzó a reírse de ello, como si algo se hubiera apoderado de ella. Morgana la mira como si estuviese desquiciada y presiona las pocas costillas sanas que le quedaban, para hacer que se recueste y pudiera seguir curándola. Lux obedece pero sigue riéndose mientras las lágrimas caen de su rostro, se repite así misma una y otra vez que, en otras dimensiones Katarina sigue viva, y que no es culpa suya.
Y ahora Lux se juraba que pasaría su vida intentando rescatar a Katarina de aquella dimensión, para traerla de vuelta.
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Entre el amor y la lealtad - Katarina x Lux (LoL)
RomanceLux y Katarina tienen un romance prohibido en medio de crisis nacionales en sus respectivos países, pero buscarán la forma de estar juntas, a pesar de todo. ----- NO me pertenecen los personajes ni nada relacionado a League of Legends----