No me digas poetisa

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Empiezo a creer que estamos en una relación tóxica, cariño.

Cuando quiero expresarme, siempre corro contigo.

Secas mis lágrimas con el viento que exhala el abanico

y yo lloro en tus muslos, diciendo que te odio pero usando tus medios para reconstruir este cuerpo destruido

y luego nos vendemos al mundo, nos mostramos al mundo, estando desnudos,

como si nadie pudiera nunca lastimarnos
porque sabemos que hay personas

igual de rotas que yo.
Por eso corro contigo

cuando la tristeza me inunda y los pensamientos que surgen en mi mente son imperativos,

me gritan redundantemente que me debo matar

porque no vale la pena seguir viviendo
si la vida se siente así de mal.

Pero no quiero estar contigo, no quiero que estemos juntos porque solo prolongas mi ansiedad.

Porque no quiero estar contigo, aunque seques mis lágrimas al llorar.

No quiero que estemos juntos porque absorbes todo y nunca das.

Me comes las manos, devoras mi alma, quemas mi ropa y me dejas tirada en el piso

esperando que tus suaves caricias
me puedan rescatar
una vez más

una vez más,
una vez más.

Somos un bucle de vacío. Yo tengo todo lo que te puedo dar y

cuando las emociones traspasan mi piel y se vuelven hilos que me empiezan a sujetar

tú aprovechas para susurrarme al oído. "Tómame"

dices, como si fuera lo único que necesitara

y tienes razón.

Tienes razón. Si me voy contigo, no puedo explotar

porque todas mis palabras son inhaladas por tu boca.

Soy tu oxígeno. Tu avaricia me pone loca,

sabes que te necesito y por eso tomas los hilos.

Sabes que te necesito y por eso atas los hilos en tus manos y luego comienzas a maniobrar

porque
sabes que
soy tu marioneta

cada vez que corro a tu lado,
cada vez que lloro en tu regazo
y susurras una solución amable
para depositar todo el veneno
que me embriaga por dentro.

Para qué negar que nos pertenecemos. Somos codependientes. Somos dependientes el uno del otro. Yo corro contigo, tú sostienes mis brazos cuando sabes que voy a llorar. Tú sostienes mis brazos y catalizas mis ganas de gritarlo todo y arrancar

cada célula de mi cuerpo. Me dan ganas de destruirme por completo y volverle a pertenecer al universo

sin embargo, los hilos que salen de mis brazos...

los hilos
los hilos
los hilos

tú los tomas y los besas y chupas el veneno con tu boca de doncella desesperada mientras acaricias mi cabeza.

Haces callar las voces cuando corro contigo, cuando bailo contigo.

Sabes que te odio pero me abrazas hasta extirpar la última gota, la última lágrima.

Sabes que te odio y por eso puedo gastar en ti más de cien páginas,

por eso he gastado en ti más de mil páginas.

Quizás solo quieres verme tirada en el piso, temblando, con saliva saliendo de mis labios

porque en esos momentos es cuando te busco y te encuentro y te uso pasa hacerme sentir mejor.

Y te importa un carajo mi situación deplorable porque te interesa que me vuelva tuya en alma y carne.

Te importa un carajo que sea miserable porque mi sufrimiento es tu alimento y mis disgustos los usas de aderezo.

Seguro te reís a mis espaldas cuando creo que te uso; en realidad nos perjudicamos mutuamente.

No siento respeto por tu existencia, solo quiero romper las etiquetas que te envuelven y corromperte por completo. Quiero ser la reina, no tu fulana.

Merezco ser la reina. Quiero una corona en mi cabeza y tú eres el único medio para obtenerla.

Y te aprovechas de eso para volverme tu esclava.

Sabes que te odio y te burlas de mí en cada palabra.

Por eso te odio tanto, porque tu simple existencia es mi derrota mientras que mi esencia es robada por tus burlas literarias bien escritas.

Eres el antónimo de personificación, cada vez que reproduces un sonido todos te alaban porque estás en un pedestal donde muy pocos te entienden o te alcanzan.

Crees que eres una novedad, que aún sigues con vida

pero la verdad es que soy tu oxígeno, yo y los muchos otros que usan tu cuerpo al parafrasear su rutina, su fantasía, su vicio y su codicia.

Yo y los millones de granos de arena en el finito mar de tu presencia. Fornicamos contigo, peleamos contigo, nos hacemos sangrar

y a la vez

te construimos castillos mientras te besamos las patas, porque estás en el maldito pedestal donde te ha puesto el nepotismo del tiempo.

Y para qué fingir que no me importas cuando amo usarte como prenda, como un chaleco que me hace ver menos hueca en una sociedad superficial.

Y para qué fingir que no me importas cuando me haces resaltar, me haces sentir menos tonta, menos rubia...

Nunca siento mariposas en el estómago cuando bailamos juntos, porque solo hay rabia atorada en mi garganta. Y tú sabes que mi motivo es la rabia, la impotencia y la rabia, el enojo hecho pelota que se adhiere a mis intestinos hasta reventar en un derrame interno.

Te odio por eso, porque solo te busco en mis momentos más oscuros porque parece que solo en esos momentos...

Es cuando ambos nos hacemos brillar

y llorar.

Amo escupirte en la cara así como tu amas chuparte los hilos que me atan a tu voluntad

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Amo escupirte en la cara así como tu amas chuparte los hilos que me atan a tu voluntad.

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