No puedo transmutar la materia porque no soy un alquimista. Por eso plasmo la esencia de mi cuerpo y mente de forma poéticamente incorrecta, porque no es necesario usar filtros cuando la realidad te perfora el alma hasta hacerte sangrar.
Dolor, rabi...
Hay ira contenida en cada abrazo. No me veas a la cara, quiero pegarte un balazo.
Todas las cadenas hacen chin, porque es de mala suerte abrir la boca.
Tocas las cadenas y suena su chin, porque es melodía lo menos que se espera de ellas.
Quisiera acabar con el sufrimiento que hay en i interior
pero a veces siento que todo es culpa de mi pereza.
Me chupa un ovario tu poder y tu religión. A veces me dan ganas de partirte en dos
el cráneo.
Quisiera saber porqué me he convertido en eso que juré destruir.
Ya no importa si sacrifico mi tiempo para poder herirte. Ya no quiero oírte. No quiero escucharte, no soy de tu propiedad. Por favor, déjame dormir, es lo único que me queda.
Mis brazos fueron aplastados por la realidad que a duras penas percibía. Me alejé tanto de mi origen de forma física, que todo el sufrimiento dejó de ser visible
pero siguió ahí. Siguió ahí. Seguís aquí a pesar de todo
y te odio por eso. Siento como si en este pueblo no hubiera lugar para ambos y uno de nosotros debiera morir.
En mi mano está la pistola, he practicado mis reflejos. Deja que te dispare. Por favor, deja que te dispare. Deja que te mate. Te lo suplico. Ya no soporto seguir vivo sabiendo que soy los escombros de lo que siempre has querido moldear. Tan solo mírame, me he convertido en ti. Me he convertido en ti pero aún te odio.
No toques mis manos, no mereces mis caricias.
Mis párpados se levantan siempre a causa de los cúmulos de lágrimas. Las mañanas son tan duras que siempre deseo no volver a despertar; morir mientras duermo y por fin dejar de respirar.
Todo lo que toco es calcinado. Mi voz es la tuya, mi cara está en tus ojos. Me ves a como siempre has querido verme. Soy tú. Soy vos, somos uno mismo. Nos hemos mezclado tanto que deseo arrancarme la piel. No me reconozco, no me percibo.
Me perdí entre el bien del prójimo y fallé al buscar mi camino, porque soy sumamente sumiso.
Dame de comer con tus palabras, con tus pleitos, tu ira. Tu rabia es mi alimento, mi vómito es tu consuelo. Esa es la forma en que me miras, como si fuera un espejo. Solo hay límites físicos, pero en mañas nos vamos acercando de forma acelerada; somos siameses. Por favor, despégate que no respiro.
Podré pasar meses sin escribir pero mi inspiración es mi sufrimiento. El sufrimiento que me has causado, la culpa por el sufrimiento ajeno. Quisiera dormir entre brazos que no sean tuyos y seguir leyes que no estén susurradas en mis oídos a punta de latigazos mentales en los que mi piel siempre sangra y mis ojos lloran por el simple hecho de haberte visto.
Tu cara en el espejo. Mis manos puestas en el suelo.
Soy tu juguete sumiso, ya has cumplido tu cometido. ¿Estás feliz? Te he odiado tanto que acabé siendo lo que siempre has querido. Acabé siendo las partes que odio de tí y de mi mismo.
2
Muerte. Muerte. Se mi sacrificio.
Tal vez si te clavo una estaca en el pecho y luego te incinero, dejaré de ser esclavo de tus ideales y sentimientos.
Porque todo es sobre el poder, el poder y el dinero, el control y el dinero. Soy quien recibe latigazos, tú eres quien recibe el premio. Me moldeaste a tu imagen y semejanza, te felicito. Me moldeaste a tu imagen y semejanza porque aprovechaste mis momentos mas vulnerables para quemar arcilla en mi cuerpo.
Soy tu propiedad, así lo dice mi acta de nacimiento
y h
asta el día en que uno de nosotros muera no dejaremos de pertenecernos.
Es un hecho bastante enfermo. Quisiera irme corriendo y perderme en un bosque y nunca jamás volver a ser visto.
"Tan vez si me trasvisto dejaré de estar entre tus manos" pensé, pero son las actitudes las que me vuelven tu puto cloncito, querido dueño.
Amárrame, pégame, ámame. Muéstrame tu cariño por medio de faltas de respeto. ¿Quieres que te ladre? Porque si quieres te ladro. Porque parece que soy tu puto perro, tu puta mascota, tu puta. Tú me pagas solo por vivir y ahora resulta que te pertenezco. A esa mamada le llaman paternidad, yo le llamo estar enfermo.
No me mereces, no te merezco. Si esto fuera una relación romántica, la misma familia que aplaude que regrese a tu lado a pesar de ser consciente de tu conducta nociva, me jalaría del cabello para sacarme de esa miseria en que me has parido.
No me has criado, me has parido, me has pegado. Me usaste de adorno, de esclavo, de enciclopedia, de libro. Todo eso he tenido que soportar solo porque te dio ganas de experimentar tu líbido. Como si los condones no existieran y yo estuviera tan imbécil como vos a esa edad, te sigues metiendo en cada minúsculo aspecto de mi vida. Y si no sos vos, si no es con tu presencia física, es con esas palabras y fobias que tatuaste en mi alma recién nacida.
Y así quieren que restaure una relación tan asquerosa como la violencia, tan asquerosa como la guerra. No sé quién de las dos es la víctima, si tú o yo. Si vos o yo. Tal vez ninguna sea una víctima, tal vez las dos somos un agresor. Aunque las muestras de violencia de parte de una madre puedan generar un genocida... A latinoamérica le importa un carajo, a nicaragua le importa un carajo porque tus valores van primero que los míos. Porque tengo que obedecer, debo ser tu maldito sumiso.
No basta con las conductas repetidas que llevo ahogadas en la sangre. No basta con las sonrisas que te de. No basta con vivir en la misma casa, con limpiarte el piso. No basta.
No basta todo el maltrato que soporté. No basta.
No es suficiente, para nada. Porque todo se trata de poder y yo nací justo al final de la cadena alimenticia y para subir escalones debo tener yo una cría
para golpearla, sodomizarla, para sentir que todo el oxígeno gastado en mi seudo recuperación psicológica ha valido la pena, porque el mejor regalo que nos puede dar la anatomía son los dolores de parto en un útero. Sí, ese es el mejor regalo de la vida: tener control sobre otra vida.
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