Capítulo 4: Sacrificio.

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Todo parecía dar vueltas a mi alrededor en aquella habitación desordenada

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Todo parecía dar vueltas a mi alrededor en aquella habitación desordenada. Tenía la respiración agitada y las lágrimas seguían cayendo con fuerza.

Mientras yo estaba aún conmocionada, Claire parecía no poder quedarse quieta, yendo de un lado a otro de la habitación, preparando una pequeña bolsa de tela desteñida con algo de ropa. Al terminar, se sentó a mi lado y me extendió un trozo de papel. Al observarlo, note que se trataba de el billete que la llevaría a Nueva York.

-Ten- Pidió en voz baja.

No, yo no podía aceptar aquello.

Negué rápidamente con la cabeza.

-Tómalo- Insistió, entregándome el billete- Necesitas salir de aquí cuanto antes.

-No puedo, no puedo aceptarlo, es tu sueño, Claire, tu oportunidad de recuperar a tu hijita- Repetí mil veces, pero Claire parecía decidida.

-Tú también eres mi hija, Poché- Habló con lágrimas en los ojos- No puedo permitir que termines en manos de ese tipo, o de ningún otro- Comenzó a acariciar mi rostro- Mereces una vida mejor que lo que esté lugar te puede ofrecer.

-Pero, tu hija...

-¿Recuerdas nuestro plan?- Preguntó interrumpiéndome, yo asentí rápidamente- Cuando me asentara en Nueva York iba a regresar a buscarte- Asentí nuevamente- El plan sigue en marcha, solo que con una pequeña diferencia. Tú serás quien se marche y quien regrese por mi.

-Pero...

-Pero nada, tienes que marcharte Poché, y tienes que ser muy fuerte de ahora en adelante, nunca te rindas- Tomó mis manos entre la suyas- Prométeme que siempre seguirás adelante, pase lo que pase- Asentí mientras las lágrimas caían con más fuerza, mientras sentía que salía de aquel hoyo en el que me había metido segundos atrás- Bueno, ya debes marcharte, ten- Extendiéndome la bolsa que había preparado- Ahí tienes una ropita y las pocas monedas que tengo, y ni se te ocurra negármelas, las necesitarás cuando llegues a tu destino.

Sin decir palabras, la abracé con fuerza. Sentía que una parte de mi se rompía a la vez que la abrazaba.

-El barco zarpa mañana a las 12 del día del muelle 44, pero no te puedes quedar aquí ni un segundo más ¿Entendiste?- Asentí rápidamente- Ahora solo hay que ver como sacarte de aquí sin que se den cuenta.

-La ventana- Interrumpí- Saldré por la ventana.

-Es una segunda planta, ¿Estas demente? Te podrías matar- Aseguró acercándose a la ventana y observando la calle a través de esta. Yo rápidamente negué con la cabeza.

-Hay un canelón a unos pocos centímetros de la ventana, y unos arbustos que amortiguarían la caída en caso de ser necesaria- Le informé para tranquilizarla.

Muchas veces, cuando era pequeña, me imaginaba que mi madre aparecía, y me llevaba con ella a donde sea que viviera, otras, imaginaba que me escapaba de Greenhouse e iba a buscarla yo misma. Esta última, me hizo plantearme mil ideas de cómo escabullirme del lugar, y, aunque nunca había puesto ninguna de esas ideas en práctica, la idea de bajar por el canelón paralelo a la ventana de la habitación de Claire siempre pareció la idea correcta.

Sin pensarlo más, tomé la bolsa de tela que Claire había preparado para mi y me acerqué nuevamente a la ventana.

-Ten cuidado ¿De acuerdo?- Pidió Claire. Pude ver las lágrimas anegando sus ojos verdes. Asentí rápidamente. Sentí el corazón pesado al pensar que tardaría mucho tiempo en volver a verla- Escríbeme en cuanto puedas, por favor, esperaré ansiosa tu carta.

-Cuenta con ello- Alegué sonriendo- Muchas gracias Claire, por todo lo qué has hecho por mi, prometo que nunca lo olvidaré.

-Espero que la vida te trate tan bien como mereces, mi niña- Ahora las lágrimas rodaban por sus mejillas y las mías indistintamente, Justo antes de que nos hundiéramos en un profundo y sentido abrazo.

Unos segundos después, nos separamos, ambas aún llorando.

-Márchate ya- Pidió la mujer. Yo asentí con rapidez antes de abrir la ventana. El viento fresco de la noche primaveral golpeó mi rostro, y supe que sería una noche que jamás olvidaría. Al parecer, Claire también lo notó, por que se apresuró a buscar una vieja manta y entregármela. Yo le envié una sonrisa, envolví la bolsa dentro de la manta, y la lancé a través de la ventana. El bulto aterrizó sobre los arbustos- Mucha suerte, mi querida Poché.

-Volveremos a vernos, Claire, lo prometo- Aseguré antes de darle otro corto abrazo.

Tras esto, saqué una pierna por la ventana, apoyando el pie en el reborde, para luego, estirar la mano lo suficiente hasta alcanzar el canelón, este, era más resbaladizo de lo que imaginé, pero eso no me detuvo. De un salto, logre llegar hasta el; lo siguiente que recuerdo, es deslizarme con rapidez por este sin poder evitarlo, hasta aterrizar en el suelo golpeándome el trasero. Me levanté de golpe, sorprendida y agitada por lo que acababa de suceder. Tras reponerme de la caída, tomé el bulto que contenía la manta y la bolsa de tela, observé hacia arriba, donde aún se podía divisar a Claire, la despedí con un ademán de mano, al cual ella me respondió de igual forma, y, a continuación, emprendí mi viaje por la fría y solitaria noche, con destino al muelle 44, donde me esperaba mi futuro.

 Tras reponerme de la caída, tomé el bulto que contenía la manta y la bolsa de tela, observé hacia arriba, donde aún se podía divisar a Claire, la despedí con un ademán de mano, al cual ella me respondió de igual forma, y, a continuación, emprendí...

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Leaving PortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora