Capítulo 20: Los Modales de Una Sirvienta.

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Dejé escapar una gran bocanada de aire mientras sentía mi cuerpo temblar violentamente; mi corazón latía a mil por hora y sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento

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Dejé escapar una gran bocanada de aire mientras sentía mi cuerpo temblar violentamente; mi corazón latía a mil por hora y sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento. Me dejé caer en la silla más cercana, mientras intentaba contener respiración desorbitada. Me había librado por los pelos.

Fue en ese instante cuando la razón por la que había ido allí en primer lugar regresó a mi mente: La caja de la Duquesa.

Me levanté de golpe y fui a toda prisa hacia el camarote de la Duquesa. Rocé el manillar de la puerta con mi mano, y noté que estaba abierta. Sin pensarlo dos veces la abrí de par en par, solo para llevarme una gran sorpresa.

Justo en el interior, en la sala de estar, se encontraba la Duquesa Antonina, siendo desvestida por su sirvienta Laura. Mis ojos se ensancharon al notar el grave error que había cometido.

Entrar sin llamar al camarote de una de las damas más ricas y distinguidas del barco, exponiéndola a ser vista en paños menores. Sin duda, ese día conseguiría que me tiraran por la borda.

-¿Que significa esto?- se escuchó la voz de Antonina, molesta.

-Perdón- Fue lo único que logré decir antes de que Laura fuera a toda prisa por la bata de la duquesa, quien se cubrió rápidamente.

-¡Exijo una explicación en este momento!- La voz chillona de aquella mujer retumbó en mis oídos, pero Justo cuando fui a responder, una voz más dulce y melódica se alzó a mi espalda.

-Disculpe las molestias, Duquesa- Me giré en busca de la dueña de esa voz, y me encontré con los hermosos ojos color avellana de Daniela- Lamento la incomodidad que los modales de mi doncella le hayan podido ocasionar- Yo no podía pronunciar palabra, simplemente me dediqué a observarla sacarme del problema en que me había metido- La envié a presentarle una invitación de mi parte para que nos acompañara en la cena esta noche, Padre estaría muy complacido de contar con su compañía.

-Será un placer acompañar a tan distinguida familia- Aseguró la mujer, con el ceño fruncido- Aunque, hay algo que no comprendo, si la envió a decirme eso, ¿Que hace usted aquí?- Daniela sonrió algo nerviosa.

-Bueno, mi madre siempre ha dicho que si se quiere algo bien hecho, una misma ha de ser quien lo haga- Continuó hablando, calmando sus nervios- Tras enviar a Poché, noté que sería de mejor agrado que yo personalmente le extendiera la invitación, lamento no haber llegado antes para evitar tan bochornoso incidente.

-Entiendo- Al parecer, las excusas de Daniela consiguieron calmar la ira de la Duquesa, quien pareció complacida con la invitación- Nos veremos en la cena entonces- La joven asintió, dibujando una nueva sonrisa en su rostro, nadie diría que estaba fingiendo sus intenciones, se veía tan natural, tan inocente, que nadie sospecharía que podía llegar a ser toda una artista de la mentira- Y, Daniela, procure mantener controlada a su criada, no correrá con la misma suerte si osa a interrumpir en mi camarote de esa manera nuevamente.

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