Esta es la historia de un barco muy famoso que decían era insumergible y pereció en las frías aguas del Atlántico.
Esta es la historia de una joven de buena familia que se enfrentó a todo por estar con la persona que amaba.
Esta es la historia de...
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Recorrí un largo pasillo de paredes blancas, para luego cruzar a otro, y otro, siguiendo las señales, en busca de mi camarote. Sin duda, el interior del titanic parecía más bien un laberinto, pero, tras varios minutos, por fin conseguí alcanzar el número de camarote indicado en el billete.
Abrí la puerta de madera blanca y ligera, dejando al descubierto una pequeña estancia con dos camas litera a cada lado y, al final, un pequeño "ojo de buey" que permitía ver el horizonte.
Entré rápidamente, intentando alejar de mi cuerpo la sensación de que aquello era un sueño, y puse mi pequeña bolsa de tela sobre el camastro de la parte inferior de la litera de la derecha, para, a continuación, sentarme junto a esta, intentando procesar todo lo que había sucedido.
Madame Mary, El Coronel, Claire, Greenhouse... todos los recuerdos se mezclaban en mi mente, aturdiéndome.
De repente, la puerta crujió al abrirse, descubriendo tras ella a una mujer de mediana edad, acompañada de un joven y una muchacha. Los tres sonrieron al instante que su mirada se cruzó con la mía, por lo que les correspondí al instante.
-Buenos días- habló la mujer de cabellos castaño oscuro, mientras se adentraba arrastrando una maleta de cuero desgastada; rápidamente, me levante y acerqué a ella.
-¿Desea mi ayuda con ese pesado equipaje?- Pregunté al instante, la mujer dejó la maleta junto al camastro inferior izquierdo antes de dejarse caer en este, exhausta pero sin perder la sonrisa.
-Gracias a Dios hemos conseguido llegar a tiempo- habló la mujer nuevamente- Juliana, Johann, entren de una vez- los jóvenes rápidamente obedecieron, mientras yo regresaba a sentarme en el camastro que había elegido al principio- Johann dormirá en el camastro sobre el mío, Juliana en el que está sobre el de esa adorable muchacha- Continuó hablando, yo solo podía sonreír y observarles, intentando comprender la relación entre ellos. De repente, la mujer se llevó las manos a la cabeza, antes de girarse hacia mi- Que modales los míos, permítame presentarme, Soy Lina Cáceres- Entendiéndome la mano- y estos son mis nietos, Johann y Juliana Vera- acepté de buen grado su saludo.
-María José Guzmán, pero pueden llamarme Poché- Lina sonrió maternalmente.
-Al parecer seremos compañeros de camarote en esta travesía, si alguno de mis nietos la incómoda déjemelo saber, y los pondré en su lugar- Ambos jóvenes negaron con la cabeza, yo solo pude dejar escapar una carcajada.
-Abuela, el barco ya va a partir, debemos ir a la cubierta a despedirnos de la gente- Anunció Johann emocionado tras escuchar la bocina de niebla dar un largo pitido.
-Con lo que nos costó llegar hasta el camarote, ¿ya desean abandonarlo?- Tanto Johann como Juliana asintieron al instante- Vayan ustedes entonces, yo necesito descansar- La mujer volvió a dejarse caer en el camastro nuevamente, mientras sus nietos se dirigían al exterior del camarote, pero, antes de salir, Johann se giró hacia mi.
