La conversación con Daniela comenzó a fluir cada vez más mientras bebíamos aquel delicioso té, permitiéndome así descubrir cuan elocuente y divertida podía llegar a ser aquella señorita de sociedad. No volvió a preguntarme sobre mi vida anterior al Titanic, por el contrario, se desvivió intentando contarme su vida sin que sonara de una manera ostentosa.
-... Como has de imaginar, Madre montó en cólera y estuve castigada por varios días- Concluyó su relato entre risas.
-Daniela Calle- Habló una voz recriminatoria tras nosotras. Mi acompañante pegó un saltó sorprendida antes de girarse hacia la derecha. Yo la imité, encontrándome frente a frente con la mujer que había llegado la noche anterior tras el ataque, aquella a la que el Coronel había denominado como "Doña Mafe".
-Madre- Habló Daniela con seriedad, levantándose de la mesa- Permíteme presentarte a María José Guzmán- La mujer me observó de arriba a abajo con desagrado- Ella fue quien me ayudó anoche.
-Es un... placer- Alegó entre dientes.
-Ahora, si nos disculpas, nos dirigíamos a la cubierta para dar un paseo- Aseguró Daniela, enviándome una mirada fugaz, que fue suficiente para que me levantara del asiento.
Sin tardanza, Daniela puso rumbo a la salida del café, mientras yo caminaba a su lado. Mafe se quedó rezagada, observándonos con severidad.
Decidí echar un último vistazo al lugar, convencida de que aquella sería la última vez que lo vería, cuando, de repente, unas mesas hacía la derecha, vi un rostro que me pareció conocido.
Me detuve en seco, intentando procesar si lo que estaban captando mis ojos era cierto o algún producto de mi imaginación.
Allí sentada, disfrutando de un té, tal y como Daniela y yo unos segundos atrás, se encontraba una mujer muy bien vestida, parecía la mujer más rica de todo el barco, pues destacaba entre incluso la gente que nos rodeaba. Su rostro regordete y arrugado se concentraba en la tasa de té y la conversación que mantenía con una muchacha del servicio.
Un recuerdo inundó mi mente a toda prisa, ese que guardaba el rostro de la mujer que me dejó a mi suerte bajo un puente cuando tenía 6 años, ese que por tantos años deseé tener en frente para por fin conseguir las respuestas que tanto tiempo anhelé encontrar, ese, que no tuvo reparos en tirarme a la basura como cualquier cosa... ese que, extrañamente, coincidía con el de la mujer que se encontraba en aquella mesa tranquilamente.
-Poché- Habló Daniela al notar que me había detenido- Poché ¿Te encuentras bien?
Pude notar la repentina preocupación escondida en el tono de su voz, pero no pude prestarle atención ni reconfortarla, no cuando mi mente me aseguraba que tenía en frente a la mujer que me había abandonado.
Sin pensar en las consecuencias de mis actos, avancé a pasos acelerados hacia la mesa de esa mujer, sin saber siquiera que decirle, sin estar completamente segura de que se tratara realmente de ella o la estaba confundiendo.
Al llegar a la mesa, la mujer clavó su mirada color verde oliva en mi ser, para luego fruncir el ceño con desagrado. Mi interior gritaba que se trataba de la misma persona, pero me mantuve en silencio, sin poder articular palabra. En puro estado de shock.
-¿Así es cómo visten a las criadas en este barco?- Preguntó la mujer, dejando escapar una carcajada prepotente- que falta de clase- Continuó- Supongo que el barco les fue demasiado costoso y no tuvieron presupuesto para la vestimenta de todas la servidumbre- Alegó burlona- Bueno ¿A que esperas? Recoge este desorden y tráeme algo de comer, muchachita.
Sentía la ira apoderarse de mi; mi mente gritaba que tomara la bandeja y lanzara el contenido sobre la mujer, pero algo me detenía, algo impedía que moviera si quiera el más simple de los músculos.
-Esto es inaudito, exijo que me atienda el mismo hombre de antes y que despidan a esta inepta- Alegó la mujer perdiendo la paciencia. En ese instante, sentí la presencia de alguien a mi lado.
-Perdónela, está un poco desorientada- Escuché la dulce voz de Daniela- Lamento que mi doncella de compañía la haya importunado, Duquesa.
El rostro de la mujer se relajó cuando sus ojos hicieron contacto con los de Daniela.
-Dulce Daniela, que gusto encontrarte- Habló la mujer más calmada.
-Igualmente, Duquesa- Correspondió.
-No sabía que eras pasajera, pero me alegra que lo seas, me encantaría disfrutar de tu compañía alguna vez, siempre es bueno disfrutar de la compañía de la juventud- Daniela asintió sonriendo.
-Sería todo un placer para mi acompañarla en alguna otra ocasión, me temo que acabo de terminar mi té y me dirigía a encontrarme con...- Daniela dudó por un segundo en su mentira- con mi prometido.
-El apuesto Coronel Hastings, si, me hicieron llegar la noticia de su compromiso- Anunció complacida- He de imaginar que la boda se realizará en cuando toquemos puerto.
-Así está previsto- Informó la joven despejando la sonrisa de su rostro.
-En ese caso, no te entretengo más, disfruta de la velada con tu prometido, futura Señora Hastings- Daniela asintió, enviándome una nueva sonrisa antes de girarse, tomarle del brazo y comenzar a marchar en dirección a la salida, yo solo seguí su ritmo, aún en shock- y... Daniela- Llamó nuevamente la mujer, Daniela se detuvo y giró hacia ella- Mantén a raya a esa criada, no quiero que este incidente s envuelva a repetir.
-Así será, Duquesa- Aseguró la joven antes de seguir su camino, aún tirando de mi.
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Leaving Port
FanfictionEsta es la historia de un barco muy famoso que decían era insumergible y pereció en las frías aguas del Atlántico. Esta es la historia de una joven de buena familia que se enfrentó a todo por estar con la persona que amaba. Esta es la historia de...