Capítulo 27: Iceberg.

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Tras pronunciar aquellas palabras, pude ver el horror cubrir la mirada dulce de Daniela, quien por fin parecía haber reaccionado

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Tras pronunciar aquellas palabras, pude ver el horror cubrir la mirada dulce de Daniela, quien por fin parecía haber reaccionado.

Me levanté de un salto del suelo, apresurándome hacia la salida. En mi mente solo había un pensamiento:

Justicia.

Aquella noche alguien moriría, de eso estaba completamente segura. Daría todo lo que fuera por acabar con el hombre que se había atrevido a dañar a la mujer que amo, sin importar las consecuencias.

Daniela fue tras mía, podía escuchar sus gritos a mi espalda.

-¡Poché! ¡No! ¡Poche, espera!- repetía una y otra vez, pero nada conseguiría detenerme.

Estaba decidida a acabar con Joseph Hastings, de una vez por todas.

La noche que lo conocí apareció en mis recuerdos, provocando que mi rabia se duplicara, pues, si el terror se había apoderado de mi aquella noche, no conseguía imaginar como se sentía Daniela tras que el si consiguiera su cometido.

Llegué a la cubierta exterior en pocos instantes. Fue ahí donde Daniela consiguió alcanzarme.

Justo en ese instante, antes de que cualquiera de nosotras pudiera soltar palabra alguna, una masa oscura, prácticamente invisible, chocó contra el casco del buque, haciéndolo temblar.

Rápidamente, me aferré a Daniela con fuerza.

Apenas fueron unos segundos, pero fueron bastante aterradores. Todo mi mundo tembló junto a aquel barco. Al menos, mientras lo peor ocurría, yo podía sujetar a Daniela entre mis brazos.

Tras unos instantes, nos separamos. Me acerqué a la baranda, y vi la gran masa de hielo alejarse, para luego girarme hacia Daniela, quien parecía tan confundida como yo. No supe que más hacer, por lo que volví a aferrarme a ella.

-¿Estás bien?- preguntó con voz ahogada. Asentí con la cabeza.

-¿Tú?- también asintió.

Tras unos instante abrazadas, saqué lo ocurrido de mi cabeza, y la rabia regresó a mi. Ella pareció notar este cambio en mi, pues se aferró con fuerza de mi brazo.

-Basta Poché, no cometas ninguna locura- pidió, comenzando a llorar nuevamente.

-Ese asqueroso merece morir por lo que hizo- bramé, furiosa- Alguien debe hacerle pagar por su atrevimiento- sujeté su rostro entre mis manos- Nadie puede hacerte daño y luego irse como si nada, no pienso permitirlo, ¿Me entiendes?

-Eso no borrará lo sucedido- musitó- Si vas y lo enfrentas podrían matarte- las lágrimas rodaban por sus mejillas sin parar- Eso no podría soportarlo, Poché, por favor, no quiero perderte, eres lo único que me queda.

Sus palabras desarmaron mi rabia. Pude notar su dolor nuevamente, recordándome a mi misma que yo también estaba rota, que yo también tenía culpa.

La abracé nuevamente, con toda la fuerza que pude, dándome por vencida.

-Lo siento mucho- solté antes de romper en lágrimas. Ella le observó con el ceño fruncido- No pude protegerte, yo debí...

-No digas más, por favor- Pidió, escondiendo su rostro entre mis manos- Simplemente, dejémoslo estar, ¿Si?

"No" pensé.

Mi interior gritaba, lleno de furia, exigiendo que acabara con Joseph; pero Daniela me necesitaba más que cualquier venganza, por lo que simplemente asentí, aceptando su petición.

-Necesitamos un reporte de daños en este preciso momento- se escuchó hablar a un par de ingenieros a unos pasos de nosotras; estos se movían apresuradamente de camino a la cabina del capitán,ir tras su conversación agitada era percibida por todo aquel curioso- Aunque no tenemos posibilidad de imaginar que tan grande haya sido ese iceberg.

Fue imposible escuchar más de la conversación, pues los ingenieros ya se encontraban a una distancia considerable de nosotras.

Observé a Daniela con sorpresa, una mirada que ella correspondió de igual manera.

-Al parecer fue algo serio- Alegó ella, asomándose nuevamente por el barandal del barco.

-Daniela- Murmuré, provocando que la chica me dirigiera la mirada- Debemos poner sobre aviso a todos.

-Eso sería una locura, correría el pánico, además, ni siquiera sabemos si sea algo irreparable- Habló con calma- Estoy convencida de que encontraran la manera de reparar lo que sea que haya sucedido, en el caso de que realmente algo pasara.

-Lo más prudente sería al menos poner sobre aviso a nuestros familiares ¿No crees?- Pregunté, ella frunció el ceño, antes de negar con la cabeza.

-No, no te apartes de mi- Pidió, aferrándose a mi cintura- No quiero que vayas tras Joseph.

-No iré tras el- Aseguré, honestamente- Te doy mi palabra, ¿De acuerdo?- Asintió- Debo avisarle a la señora Lina, mi compañera de camarote, y a... a Laura.

El rostro de Daniela se tensó al escuchar el nombre de la empleada de confianza de Antonina. La joven deshizo nuestro abrazo, molesta.

-¿Perderás tu tiempo buscando a esa... mujer? Es la mano derecha de la Duquesa, no deberíamos confiar en ella en absoluto- preguntó, aún con el ceño fruncido.

-Laura perdió su trabajo por nuestra culpa- Informé, un poco molesta ante su actitud- Fue acusada de robar la caja de oro... ¿Te suena de algo esa caja?- Puso los ojos en blanco, dejándome saber que ella también estaba molesta.

-Eso no tiene nada que ver- Aseguró la castaña.

-Te equivocas- Aseguré- Con lo sucedido olvidé decirte porque decidí buscarte, a pesar de romper así nuestro pacto- Dirigió su mirada hacia mí- Antonina tenía en su poder una foto mía porque yo soy su nieta- Daniela abrió los ojos como platos, sin poder creerlo.

-¿Qué estás diciendo?- Asentí Anto su asombro.

-Es una larga historia, amor mío, pero prometo contarte todos los pormenores cuando volvamos a reunirnos- Aseguré, tras notar a más ingenieros del barco dirigiéndose hacia el puente de mando con urgencia- Debemos poner sobre aviso a nuestros seres queridos.

-A Laura- corrigió -Si consideras que tienes una deuda con ella, adelante entonces- su voz tensa no se relajó en ningún momento durante toda esa frase. Dejé escapar un suspiro antes de tomarla de la cintura, al ver que tenía intención de marcharse.

-Dani, por favor, no te pongas así- Pedí en un susurro pero ella no movió un músculo, por lo que tuve que darme por vencida- Simplemente, ten cuidado ¿Si? A cualquier señal de peligro me buscas.

Asintió, por fin relajando sus muros, y enviándome una sonrisa tranquila.

Me incomodaba bastante el dejarla sola, pero sabía que era lo correcto, y que no tardaría mucho en reunirme con ella, o, al menos, eso esperaba.

Me incomodaba bastante el dejarla sola, pero sabía que era lo correcto, y que no tardaría mucho en reunirme con ella, o, al menos, eso esperaba

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Leaving PortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora