Capítulo 32

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Nayeon no es ajena a las relaciones físicas.

Sabe cómo reacciona su cuerpo a ciertos toques, qué la lleva al límite, cuáles son sus puntos débiles.

Ella conoce cada pequeña cosa sobre sí misma.

Pero nada podría haberla preparado para la reacción que tiene su cuerpo al ver a Mina desnuda.

El cabello ligeramente húmedo de la rubia fluye hacia la parte delantera de su pecho, cubriendo apenas la hinchazón de sus senos.

Sus ojos marrones arden en su intensidad mientras los ojos de Nayeon recorren su cuerpo.

Nayeon se lame los labios secos mientras su mirada viajera recorre un pezón endurecido.

"Oh Dios."

Ella susurra obligándose a mirar hacia arriba, para encontrarse con unos ojos que se la comen con la mirada. Su propia pupila se dilata por la necesidad. Del puro deseo.

Y ella no quiere nada más que saciar ese deseo.


Mina gime levemente cuando ve la lujuria y el deseo puros en los ojos oscurecidos. Nunca se había sentido así, tan expuesta ante alguien.

A pesar de lo expuesta que se siente, no puede negar la emoción que le provocan esos inquietantes ojos que recorren su cuerpo.

Se siente un poco vulnerable, estando allí parada en toda su inmaculada forma. Pero la reacción de Nayeon a su cuerpo le da una extraña confianza.

"Dios, eres hermosa."

Un sonrojo profundo cubre sus mejillas ante la voz ronca de Nayeon, y se muerde el labio inferior.

En ese momento, al verla desnuda y sonrojada, Nayeon está segura de que nunca había deseado algo tanto como desea a Mina en ese instante.


Esta vez ella se inclina, el beso de Nayeon no es vacilante y suave. Es ardiente, caliente y exigente. Está palpitando de hambre y deseo.


Y Mina también siente cada una de esas emociones cuando Nayeon la empuja suavemente hacia la cama.

Sus manos cierran en puños las sábanas cuando suavemente le lame las orejas. Disfruta la sensación de una boca caliente sobre su piel mojada, mordisqueando y chupando su cuello, descendiendo para depositar besos abrasadores en su camino.


Siempre se ha enorgullecido de su elocuencia, pero sus ojos se cierran, los pensamientos se vuelven incoherentes y su mente se queda en blanco cuando una cálida boca captura un pezón.

"Nayeon."

Ella gime y se muerde el labio mientras acerca la cabeza de la coreana a su cuerpo.


Intenta tirar de la sudadera de Nayeon, pero todos sus intentos fallan cuando desciende más abajo de su cuerpo, enterrando su rostro entre sus piernas.

Ambas gimen cuando Nayeon desliza su lengua.

Nayeon nunca ha estado con mujeres, pero toma lamidas experimentales, sorprendida de cómo reacciona el cuerpo de Mina a cada golpe, cada lamida, cada aliento caliente y cómo la rubia abre más las piernas para que la coreana pueda acomodarse más a ella.

Y cuando Mina se viene en su cara, sosteniendo su cabeza alrededor de sus piernas temblorosas, su nombre en sus labios, su cuerpo brillando con agua y sudor, Nayeon jura que nunca ha contemplado una vista más hermosa en su vida.


Nayeon sostiene a la más joven quien duerme pacíficamente cerca de ella. No quiere pensar mucho sobre lo que sucedió entre ambas.

Pero las preguntas siguen apareciendo en su cabeza. ¿Esto es solo sexo? ¿Mina siente algo más por ella? ¿Cuáles son sus propios sentimientos?

Ella sabe que se siente atraída por Mina, pero pronto se separarán y este no es un momento para apegarse físicamente.

Pero la atracción que ha sentido hacia la joven ha sido innegable, imparable. Ella es solo humana y no hay forma de que pudiera resistirse a Mina, no cuando está descubierta y desnuda.


Ella se promete a sí misma que esto será algo de una sola vez.

Un adiós.

Un regalo de despedida.


Nayeon pasa un dedo por los lunares que salpican la impecable piel de Mina y se pregunta cómo es posible que alguien luzca tan hermosa mientras hace algo tan simple como dormir.

La chica japonesa hace pucheros mientras duerme. Su cabello rubio se pega suavemente a su piel que todavía está ligeramente sonrojada por la excitación.

Traza su dedo más abajo y observa con asombro cómo el pezón se endurece instantáneamente bajo su toque. Ella ve el ascenso y la caída del pecho de la más joven mientras se despierta suavemente de su sueño.

Su mano viaja más al sur y ahueca a la rubia entre sus piernas.

Cuando los ojos marrones se abren y la miran con lujuria pura, Nayeon sabe que ya rompió la promesa que se había hecho a sí misma.

Esto no va a ser algo de una sola vez.

365 días de ti ➴ minayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora