Epílogo I

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"¿Aún no te aburres de mí?"

Mina pregunta mientras Nayeon la sujeta contra la pared y planta besos a lo largo de su cuello.

Sus ojos se cierran, cada una de sus terminaciones nerviosas pulsa sangre hacia donde una boca en forma de corazón está pellizcando suavemente su piel sonrojada.

"Nunca podría."

La mayor lleva su boca hacia atrás para meter un lóbulo entre sus labios, haciendo que Mina jadee y jale a Nayeon más cerca pasando sus dedos por el lazo de sus jeans.

Mina no se queja. No del todo.

Han pasado una semana entera envueltas la una en la otra, una semana entera hablando de sus inseguridades, aprendiendo a confiar la una en la otra y comunicarse como adultas.

Y el sexo.

Dios, la deja sin aliento.

A veces es suave y tierno, a veces es rudo y exigente.

Pero nunca es suficiente.

Cada toque la hace querer más.

Cada beso la deja deseando otro.

"Estarán aquí en cualquier momento, bebé."

La protesta de Mina muere débilmente en su garganta porque esos labios maravillosamente talentosos están besando ese punto en particular debajo del lado de su pecho que la tiene sin aliento.

"Nayeon-chan, tenemos que parar."

Ella gime cuando una caliente boca se aferra a su pezón.

El timbre suena justo cuando unos hábiles dedos la penetran.

Necesitan detenerse.

Necesita dejar de pasar sus manos por el sedoso cabello de Nayeon y atraer su atención hacia el pezón abandonado.

Tiene que dejar de arquear el pecho, sujetando la cabeza de la cantante contra su pecho.

Definitivamente necesita dejar de mover sus caderas entre manos ansiosas.

"Ya llego." 

Tiene la intención de decírselo a quienquiera que esté detrás de la puerta presionando el timbre con impaciencia.

Ella grita en su lugar cuando los largos dedos de Nayeon encuentran con pericia ese lugar profundo dentro de ella y se curvan, haciendo que sus ojos se pongan en blanco mientras los colores explotan vívidamente detrás de ellos.


"Les tomó bastante tiempo."

Jeongyeon les lanza a ambas una sonrisa de complicidad.

Momo mira entre la pareja.

El cabello de Mina está despeinado, su piel se ve bastante sonrojada, sus labios hinchados están fruncidos en un puchero, su camisa está mal abotonada y Nayeon tiene una sonrisa de Acabo-de-ganar-la-lotería en su rostro.

No hace falta ser un genio para darse cuenta de lo que han estado haciendo.

"Oh, por Dios. Apártense antes de que les eche agua encima."

Nayeon tira sin vergüenza de Mina a su lado, quien se sonroja, pero se deja abrazar.



Nayeon se ve feliz y despreocupada.

Mina apoya su barbilla en su mano y mira a la mayor subirse a un taburete para colocar la estrella de Navidad en lo alto del árbol.

365 días de ti ➴ minayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora