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Después de la pequeña charla con Tsireya sobre lo que significa lo que Aonung me regalo, ya no volví a verlo, aproximadamente casi 3 días desde ya no lo veo, sí lo veía de lejos cada vez que estaba con su padre o cuando iba a pescar, nos mirábamos y saltabamos desde lejos, estos días ha estado bastante ocupado con las tareas que su padre le encargaba, ya que, sería el nuevo Olo'eytkan y yo entendía que estaría bastante ocupado.

Kiri me había hablado temprano a la mañana sobre Neteyam. Ronal me había dado el libro hace unos días, el libro tenía muchas cosas interesantes, empecé a hojear cada una de las páginas y poniendo a prueba lo que podía hacer o no, una de las páginas hablaba de el poder de la "Resurrección", obviamente llevó toda mi atención.

Mostraba cada uno de los pasos, como podías hacerlo, como debías hacerlo, en donde y cuando. Era increíble.

Primero que nada tenías que estar en el lugar donde se había sepultado al/el fallecido/a, tus brazos deben estar levemente flexionados justo en medio de tu pecho y estómago mientras colocabas tus 2 (dos) manos como si sostenieras una pelota súper frágil, una mano arriba y la otra abajo, tenías que repetir 10 (diez) veces el nombre de quien tú querías devolverle la vida, concentración, paz, paciencia y una respiración calmada, era lo que tenías que tener para que funcionara, después era todo tuyo, desde ahí solo tenías que seguir tú. Obvio que este libro solo servía para na'vis como yo, que nacían con dones especiales.

Hablé con Kiri y le mostré el libro, le explique todo lo qe teníamos que hacer para devolverle la vida a su hermano mayor.

Solo que en el libro decía que para devolverle la vida a alguien no debe de estar más de 3 años muerto, ya que en ese periodo de tiempo, Eywa ya había llevado con ella al fallecido/a, entonces sería más que imposible traerlo devuelta.

Y yo sabía que su hermano no llevaba ni 9 (nueve) meses muerto, entonces parece que saldrá todo perfecto, porque sí, hoy en la noche iríamos a donde Neteyam para poder revivirlo, teníamos todo muy bien planeado, solo teníamos que esperar que todos durmieran.

Yo di la idea de hacerlo, no sabía si los líderes se molestarían mucho o se alegrarían por la familia que estaba completa de nuevo, pero fuí yo quién le dió la idea a Kiri, ella solo aceptó mi oferta porque quería ver a su familia feliz de nuevo, ver sus ojos llenos de esperanza, alegría y agradecimiento hacían que mi corazón diera un giro de felicidad, lo que más me gustaba era ver a las personas felices y más si era yo quién causaba esa felicidad.

Después de terminar de hablar con Kiri fuí a la orilla del mar para solo quedarme sentada viendo el mar, era como una rutina para mí.

Estaba tan concentrada que nisiquiera me di cuenta que Tsireya se acercó a saludarme, me preguntó qué pasaba le dije que nada.

-"Mi madre me dijo que venga a buscarte, quisiera preguntarte si podrías ayudarme con los enfermos"- dijo con una sonrisa.

-"Claro no tengo problema"- dije levantándome de la arena.

Llegamos y de verdad que habían muchos, estaba terminando de curar a uno de los na'vis cuando Aonung apareció de la nada.

-"Hola nieve, ¿desde cuando ayudas a mi hermana aquí?"- dijo mientras se apoyaba por la pared con  los brazos cruzados.

-"Desde hoy, si no estás enfermo será mejor que te vayas"- dije señalando la salida. En eso llega Tsireya.

-"Hola Aonung, ¿no debes de estar con papá?"- dijo dejando el tazón de remedio en la mesita.

-"Si, pero ya termine mi trabajo con papá"-

-"Entonces vete que estorbas, y nisiquiera estás enfermo"- dijo Tsireya.

YUN || Ao'nungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora