13.

237 33 5
                                    

-"No quiero volver a casa, Yun, ¿puedo quedarme?"- dijo Aonung mirando mis labios.

-"No, no puedes, tus padres te castigarán si no regresas"- dije separándome de el un poco.

-"¿Piensas que eso me importa?"- dijo agarrando mi brazo y forzando el agarre que tenía su cola en mi pierna.

-"No empieces Aonung, vamos te acompaño a tu casa"- dije levantándome y dándole mi mano para ayudar a levantarlo.

Tomó mi mano y se levantó, comenzó a caminar hacía la salida, sentí como su cola se deslizaba por mi pierna hasta desenredarse toda, también vi como tenía las orejas bajas.

Una parte de mí me decía que le permitiera que se quedara, pero la otra me decía que estaba mal y que tenía que irse, ya era de noche.

Salió y se quedó parado en la entrada mirándome, yo estaba apoyada en la puerta, Aonung tenía una mirada que me suplicaba a gritos poder quedarse, tal vez no quería que sus padres lo vieran así de golpeado.

Lo abracé, sentí como se tenso al abrazarlo, de repente dejó caer todo su peso en mi, al parecer le gustaba mi tacto.

Acaricie y toque las heridas que tenía en su espalda, cerré los ojos delicadamente, puse toda mi concentración en sus heridas, sentí como el corazón de Aonung comenzaba a latir más rápido que antes, un brillo blanco salía de cada una de sus heridas y moretones, lo estaba curando.

Al terminar de curarlo quise separarme para verlo, el al sentir que quería separarme me abrazo más fuerte.

Después de un rato se separó de mí, sin antes susurrarme un "Gracias".

-"Que descances bien, nieves"- dijo tomando mi mano y dándole un pequeño beso.

¿Por qué actuaba de manera tan linda conmigo?, nunca nadie lo había hecho, hasta Sajiko le costaba mostrar cariño y aveces me trataba de una manera un poco... Ruda.

Más quedé mirándolo mientras se ibahasta que desapareció de mi vista, entré de nuevo a mi marui, me senté cerca del pequeño orificio que había en el medio de este y me lo quedé mirando.

Como casi siempre, después de la muerte de Sajiko, me quedé pensando, cada uno de mis pensamientos me consumía hasta el punto de no saber cuánto tiempo estuve así.

Una vez de tanto quedarme pensando por la noche, amaneció.

Me sentía sola, me siento sola, no quería admitirlo y nunca lo hice, pero era cierto, yo siempre supe que desde la guerra contra las personas del cielo, no tenía a nadie, estaba yo sola, la única sobreviviente.

Me gusta estar sola, lo que no me gusta es sentirme sola.

Extraño a mi madre, extraño a mi padre, extraño a mi gente, extraño las cuevas hermosas donde solía esconderme de mis padres, extraño a mi clan... Extraño a Sajiko, aún sin importar como solía tratarme aveces, yo la extraño.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
YUN || Ao'nungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora