La mañana siguiente, cuando JungKook se despertó, estaba solo en la cama. Era un desastre, sus piernas estaban enredadas en la sábana y sentía pegajosos sus muslos. Sus mejillas se pintaron de rojo en un acto de reflejo y agradeció que JiMin no estuviera cerca, luego de echar un vistazo por toda la habitación. Sería vergonzoso que lo viera así. Lo cual era patético, porque justo anoche lo había conocido por completo.
Al sentarse en la orilla de esta, frunció el ceño por el ligero dolor que tenía en su parte baja. Estúpido JiMin por no dejarlo dormir en casi toda la noche, estúpido él mismo por aferrarse a sus caderas con ambas piernas y pedirle que fuera más rápido. En verdad eran tantas sus ganas de saciarse del cuerpo del pelinegro, que no se detuvo a pensar en las consecuencias que tendrían.
Bien, ahora seguramente tenía el cuello lleno de marcas rojas al igual que en el pecho. Sus muslos parecían gelatina, al igual que sus brazos sentía los labios sensibles por tantas mordidas que le proporcionó el pelinegro. Estúpidos los dos, habían podido hacer todo eso antes. JungKook llegó a la conclusión de que era fácil perder la cabeza por JiMin.
Soltando murmullos inentendibles, se levantó y, al no ver su ropa a la vista, tomó la sábana con la que estaba cubierto y la enrolló en su cadera. Hizo su camino al baño y se metió bajo el chorro de agua caliente. Se apresuró a limpiar los rastros de semen de la noche anterior, tanto de su trasero como de su abdomen. El agua ayudó a quitar el dolor de sus caderas y suavizó sus músculos.
Como no tenía ropa, tomó prestada la sábana nuevamente y se envolvió las caderas con mayor firmeza. Tras mirarse en el espejo, sonrió al ver que su reflejo no era tan malo. Sólo una marca en la curvatura de su cuello y otra no muy notoria bajo su nuez de adán. Completamente pasable considerando la salvajez de la noche anterior.
Salió de la habitación con los pasos más lentos que un mayor de la tercera edad y se encontró a JiMin frente al mesón de mármol, con un vaso de jugo entre sus manos. La mirada del chico estaba puesta en su móvil, soltando gruñidos acompañados por un potencial ceño fruncido. JungKook quiso reírse de la cara del mayor, pero sólo se detuvo y lo contempló por unos segundos.
─Woow, ¿quién te pone de mal humor, cariño?─. Bromeó el menor.
JiMin lo miró al instante y sonrió. Alejándose del mesón, olvidó por qué tenía su ceño fruncido. Se concentró en acercar el cuerpo del menor y enrollar sus brazos en la cintura de JungKook, bajando unos centímetros a donde se encontraba el nudo de la sábana.
JungKook sonrió, mordiéndose el labio cuando JiMin deslizó una de sus manos dentro de la sábana y tomó su trasero. Evitó soltar un gemido por el roce contra la pelvis del otro. Subió sus brazos hasta los hombros de JiMin y descansó su mejilla contra su pecho, disfrutando de la cercanía.
─Buenos días a ti también, bebé.
─Quiero mi ropa de vuelta, cariño.
JiMin sonrió y acarició con suavidad el trasero del menor, recorriendo parte de su muslo hasta volver a su cadera y repetir el camino. JungKook se presionó contra su cuerpo y JiMin besó su mejilla.
─Te ves mejor así─. Le regaló una hambrienta mirada─. Es más fácil de quitar.
─Y es más fácil que me enferme. Ahora, dame mi ropa.
─ ¿Por qué estás cubierto? Ayer te gustaba ser nudista.
JungKook presionó sus labios, inflando sus mejillas, formó el puchero más lindo que JiMin haya visto antes.
─Podemos hacer cosas divertidas con la sábana─. Murmuró JiMin contra su oído. JungKook se estremeció, pero dejó que la sábana resbalara por sus piernas cuando JiMin deshizo el nudo que el menor había hecho torpemente.
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lips to divide up › jikook.
FanfictionJeon JungKook, el chico bueno, que no bebe ni se mete en problemas con las demás personas. Estudiante promedio de su escuela. Park Jimin, un chico extrovertido, que es un sencillo busca pleitos. Él bebe y se mete en problemas. ¿Qué pasaría si los do...