Marathon ⸺ateez x mingi。2023

0.16 Fuck, fuck, fuck II

Mingi gimió y abrió las piernas por inercia, San se metió entre ellas sin perder el tiempo y llevó la mano a su rostro, tomando su mentón para alzar su mirada. La mirada de San era de pura excitación, sin embargo, Mingi todavía se sentía confundido y contrariado.

Mingi aún quería preguntarle por qué estaba metido en medio de sus piernas. San estaba metido entre sus piernas, tan cerca para empalarse contra él, pero sin hacerlo. Quizá San todavía estaba esperando una respuesta a su pregunta, algo como "sí, sí, sí", porque Mingi realmente quería ahogarse en ello, pero su boca estaba en shock.

―Hyung ―aquel susurro no debió sonar como un gemido tan necesitado.

San jadeó sobre sus labios.

―¿Mmm?

¿Ceder tan rápido lo convertía en una puta, así como la gente había dicho? Mingi no estaba seguro si eso le importaba o no, o si San estaba jugando con él así como lo hizo Wooyoung aquella vez.

Aquel pensamiento hizo que Mingi se quejara, pero empujó suavemente sus caderas contra las de San.

―Hyung está esperando. ¿Me estás haciendo esperarte, así? ¿No eres muy desconsiderado conmigo?

Mingi envió al demonio todo pensamiento inseguro y decidió tomar al toro por los cuernos.

―Está bien. ―Mingi se empaló contra la polla de San―. Pero pondremos unas reglas primero.

San sonrió alzando una de sus cejas.

―Habla mientras me deshago de este desastre.

Mingi trató de tragarse el gemido que ocasionó la voz profunda y demandante de San.

―No soy el tipo de persona que disfruta de las burlas, así que guárdate toda esa mierda, soy una puta por los cumplidos, ¿lo entiendes? Me gusta que seas dominante y atrevido, así que está bien si me dices qué hacer. ―Mingi mordió el dorso de su mano por unos segundos mientras San se encargaba de quitarle el vibrador y asentía a todo lo que decía―. Llámame puta o necesitada, me gusta rogar un poco por ella. Y ―se detuvo para gemir― si estás de acuerdo, tengo algo con mantener la semilla adentro.

San se incorporó encima de él y mordió el borde de su labio inferior.

―¿Eso es todo?

―Por ahora.

Por ahora, porque nadie estaba diciendo que eso se repetiría. Sin embargo, de alguna manera parecía implícito.

―Entonces no tenemos que usar un preservativo ―San sonrió y Mingi negó―. ¿Cuántas veces me tengo que correr para que esté lo suficientemente lleno para ti?

―Me gusta que se resbale por mis piernas.

Mingi estaba siendo tan sucio, pero en realidad no tenía ninguna práctica en todo eso. Jamás se habían corrido en él, jamás había rogado por una polla y nadie le había llamado puta o necesitada. Sin embargo, se moría por probarlo todo.

San asintió varias veces, y llevó sus inquietas manos a los glúteos de Mingi.

―Sólo tenemos un rato antes de que venga Jongho, así que haré mi mayor esfuerzo.

San se deshizo de los pantalones manchados de Mingi y los dejó a un lado, miró las piernas ajenas con detenimiento y se alegró de que la ventana estuviera abierta para poder apreciar la piel pálida con la luz que apenas se filtraba.

―Maravilloso ―alentó San, pasando la mano por lo largo de los muslos de Mingi―, suaves y probablemente deliciosos ―gruñó.

Mingi todavía estaba sensible por la estimulación constante en su próstata, así que cuando San llevó uno de sus dedos a la zona que había sido mojada por su propio presemen (¿podía llamarlo así, cuando era tanto?), Mingi jadeó encogiéndose en su lugar.