capítulo siete

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Había salido del vagón de Estefano, lentamente sonriendo por lo emocionado que se escuchaba, el tren había parado para que Skipper y los demás puedan dormir un poco, tenía en la mano uno de los antiguos volantes de Vitaly, se lo veía tan feliz que era contagioso.

Hablando del mencionado, estaba acostado mirando el cielo, yo estaba trepada encima de uno de los vagones, con las piernas al aire, bajé el volante, mirándolo fijamente, sintiendo un pequeño revoloteo en mi estómago.

Sonreí, así que esas eran las famosas mariposas en el estómago cuando te atrae alguien.

Bueno, lo sentía normal, era bastante atractivo visualmente, ciertamente nuestras interacciones eran groseras, me sentía algo entontada a su alrededor.

—Sé que soy guapo, pero estoy ocupado.

Me sobresalté, prestando atención, él me estaba viendo con una media sonrisa. Se la devolví, siendo totalmente guiada por mis sentimientos y por la atracción que estaba formándose en el aire. Me bajé de un salto, caminando hacia él a pasos lentos, sentándome en una roca.

—¿Qué hacías con un volante mío?

Dijo pensativo mirándome, yo lo oculté, pero me di cuenta que era inútil, ya me había visto, y sería tonto mentirle, al menos, no en la cara.

—Estefano me contó todo.

Hubo un sepulcrante silencio, dónde sólo él chasqueó la lengua, se notaba que no quería hablar del tema y no lo iba a presionar si era un tema tan delicado, que, a leguas se notaba que lo era, decidí yo romper el silencio.

—¿Sabes? Cuando era pequeña, yo decía que el mundo cabía en mi mano.

Él me miró curioso, esperando que continuara, di una pausa para suspirar, pero seguí contándole.

—Me gustaba hacer lo imposible igual que a ti.

Se sentó lentamente, prestando atención a mis palabras, acercándose a mi un poco.

—¿En serio?

Asentí, mirándolo fijamente a sus ojos verdes, eran tan hipnotizantes, que me costaba un poco concentrarme, pero seguí con la plática, pero mi corazón se escuchaba a kilómetros, y no creo que no lo notara.

—Sí, por eso me metí a todo lo que sea posible, quería poder hacer de todo, aparte, no quería decepcionar a mis padres, me metieron a este mundo, a pesar que no sé si quiera realmente seguirlo, quisiera rendirme y dedicarme a algo que realmente me apasione.

—¿Y qué te detiene ahora?

No podía responderle el hecho que era una fugitiva, ni que le había mentido sobre el circo, siento que toda la confianza que me había depositado se iría por las mismas vías, me dolía un poco mentirle, pero era lo único que me quedaba.

—Varias cosas, en realidad, no lo entenderías.

Estaba por irme, pero él tomó mi mano deteniéndome, en el fondo era lo que yo quería, así que no puse resistencia, solamente lo miré.

—Créeme, lo sé.

—¿De verdad?

Asintió, esperando que me explicara o al menos que pudiera contarme un poco, y así lo hizo.

—Estoy aquí porque huí de mi casa, ellos eran empresarios, y me quisieron arrastrar al mundo de administración de empresas, pero no me gustaba, mi abuelo, me metió al mundo del circo ya que él dirigía uno muy importante. 

Me concentré, escuchándolo atentamente, coloqué mis dos brazos en mis piernas, para que sepa que lo estaba escuchando.

—Cuando le comenté eso a mis padres enloquecieron, y antes que mi abuelo fallezca, le prometí seguir mi legado, así que tomé mis cosas y huí.

Me sorprendí, no sabía que había sido tan valiente, ni tan determinado, eso ciertamente era digno de admirar.

—Wow Vitaly, no sabía.

—Pero después de que fallara, siento que perdí mi gracia y le fallé a mi abuelo, y me siento tan culpable por haber hecho eso.

Tomé su mentón, haciendo que me mirara.

—Tuviste la valentía de seguir tus sueños a pesar que todos se pusieron en tu contra, yo quisiera ser tan valiente como tú, no dejes que los obstáculos que se ponen en tu camino te hagan rendir, tu abuelo, quisiera que sigas y te esforzaras.

Él quiso mirar al suelo, pero yo lo impedí.

—¿Me lo prometes?

Este después de pensarlo un momento, asintió.

—Te lo prometo.

Afirmó, a lo que yo sólo contuve mi respiración, le sonreí para que se calmara.

No me di cuenta que había amanecido, si no hubiera sido por los pequeños rayos de sol que habían chocado con mi rostro, los dos volteamos, y vimos nos dimos cuenta de nuestra cercanía.

—Bueno, chao.

Exclamó, corriendo de nuevo vagón adentro, tomé mi mano, mirándola, sintiendo los colores adornar mis mejillas, mo me había dado cuenta del momento tan bonito que habíamos recreado.

—Eso fue nuevo.

Miré hacia donde provino la voz y estaba Gia tomando un vaso de leche, abrí la boca para decir algo, pero no había excusa posible para lo que acaba de pasar, así que solamente me limité a cerrarla.

—Vitaly no es de los que hace eso, ciertamente te tiene bastante confianza.

Miré mis pies, sintiéndome como una adolescente con su primer amor, a pesar que no lo era ya que había salido con algunos chicos, no me había sentido así.

—¿Tú crees?

—Absolutamente.

Afirmó, sentándose a lado mío, tomando todavía su bebida, comenzamos a hablar de nuestras vidas, sin obviamente contarle lo de la mentira, intercambiamos ciertos secretos hasta que ella preguntó

—¿Alguhna vez has salido con Alex?

Negué rápidamente, haciendo una mueca de asco, riéndome.

—Jamás, siempre hemos sido amigos, ¿por qué la pregunta?

Ella fue la que ahora se sonrojó, y yo le piqué la mejilla molestándola.

—Te gusta, ¿no es así?

Asintió, a lo que yo aplaudí emocionada, Alex había tenido pésima suerte en el amor, eso me aliviaba mucho escuchar ya que Gia se veía muy buena chica.

—No te preocupes, yo le voy a hablar de ti.

Gia se emoció, a lo que yo me contagíe de su emoción.

Nueva atracción. [Vitaly y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora