Nueva atracción. [Vitaly y tú]

capítulo ocho

Había transcurrido algunas horas, y después de que todos confesaran porque había el circo fallado, Alex tomó la palabra dando un discurso cursi de como podíamos salir adelante, pues le había comentado lo de Estefano, así que íbamos a tomar nuevas técnicas, todos se pusieron manos a la obra, y yo, bueno:

Estaba sentada viendo en una roca, no sabía nisiquiera como comenzar a practicar lo que había dicho, no tenía inspiración, ni un celular en el cual podía ver alguna técnica que me ayude a dar el gran paso. Vitaly estaba cruzado de brazos serio, a lo que yo alcé la mano para que me viera.

Se acercó a paso lento, sentándose a mi lado, lo miré, esperando que me diera una respuesta de porque no estaba practicando

—Soy un perdedor.

Dijo sin rodeos, se notaba que le dolía decirlo, pero yo quería ayudarlo a pesar de haberlo conocido poco tiempo, me puse delante de él

—Sé que el pasado te persigue, pero puedes cambiar el futuro, y concentrarte en el presente, ¿recuerdas la promesa de ayer?

Tomé sus manos colocándolas en medio de mi corazón, viéndolo con ojos suplicantes.

—Vamos Vitaly, yo confío en ti, y sé que tú en mi.

Su dura mirada se comenzó a suavizar, no podía creer lo que una charla de confianza podría haber llegado a ser, había tocado una fibra sensible, y la iba a cuidar como de lugar. Se paró, para después acariciar mi mejilla

—¿En serio confías en mi?

Susurró, acercándose a mi boca, asentí entreabriendo mis labios, mirándolo como se acercaba más y más,  bajé la mirada a sus labios acercándome más, cerrando los ojos.

—Sin dudarlo.

Dije sin rodeos, rozando labios. Ambos suspiramos, cerrando los ojos, estaba esperando el beso, pero jamás llegó, nos quedamos así por un minuto, hasta que él me abrazó, y yo sin dudarlo le regresé el abrazo, un poco sorprendida. Luego de estar así por un momento, finalizó el gesto hablando.

—Está bien, será un aro, pero con una condición.

Ladeé la cabeza, preguntándomelo.

—Tú te presentarás conmigo.

Sentí como mi sangre se iba al piso, mirándolo nerviosa, ¿yo? Yo no tenía idea nisiquiera de donde estaba parando

—¿Estás seguro?

—Sí, ¿no puedes?

Estaba con entusiasmo, podía verlo en sus ojos, asentí dudosa, y él me sonrió, no podía romperle el corazón así, no me lo podía permitir.

—Está bien, lo haré.

Volvió a acercarse, a lo que cerré los ojos, sintiendo su respiración cerca, abrí los labios y este hizo lo mismo, besándome. Enredé mis brazos en su cuello, y este lo hizo en mi cintura, se podía sentir la delicadeza del beso, no quería que malinterprete mi gesto, era con autento cariño aquel gesto, haciendo que pudiera sentir lo que yo sentía.