Capítulo 13

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Capítulo 13 | "Jaula Mortal"

Madison Davis

Estoy acostada en mi cama, no he logrado dormir mucho, los recuerdos me han atormentado, escucho como la puerta se abre, pero aún no levanto mi cabeza.

— Rubia, necesito que me acompañes a un lugar.

La voz de Connor me obliga a mirarlo a los ojos.

— ¿Qué lugar?

— Debes conocer la jaula mortal.

—Ya conozco la jaula, fui allí con Kace.

— No, fuiste a las bodegas de la jaula donde Kace guarda su mercancía, hoy iremos al centro de la jaula.

Refunfuño contra la almohada mientras Connor se va. Finalmente me levanto, cuando vuelve a golpear mi puerta. Tomo una ducha rápida y me coloco un vestido verde musgo liso, se amolda a mi cintura y realza mis pechos, cayendo suelto en mis caderas, lo convino con unas botas altas negras por encima de las rodillas y el mismo collar del lobo negro en mi cuello.

Una de las ventajas de que los lobos me estén dando su confianza es la linda ropa que uso.

Al bajar, subo a la camioneta con Connor y volvemos al mismo lugar de antes, sólo que esta vez ingresamos por el frente. Unos hombres custodian la entrada, pero distinguen las camionetas de la seguridad de los Blackwolf así que abren el paso sin hacernos esperar.

Connor baja de la camioneta y me lleva de la mano hasta la entrada, hay demasiadas personas dentro gritando, alentando una pelea.

No es necesario que los guardias interfieran, la gente se aparta sola al ver a Connor, los rostros confundidos de las personas nos miran, siguen sin saber quién soy y ninguno de los lobos les dará explicaciones, aunque sus hombres sepan que soy sólo su nuevo proyecto de caridad, no abrirán la boca porque se consideraría traición hacia sus jefes.

Y traicionar a los lobos es un suicido seguro.

Llegamos al centro del lugar, donde está La Jaula.

Está elevada por varios escalones de concreto, dentro de ella un espacio en concreto de siete metros cuadrados, rodeado de malla electrosoldada y alambres de púas, donde los jugadores entrar a una lucha de muerte.

¿El ganador? El que sobreviva.

Y Connor es el campeón invicto.

El lugar está rodeado de criminales, ex convictos y toda persona sedienta de sangre que viva en la ciudad, lo peor de lo peor está aquí, las personas que entran a luchar a la jaula no tienen nada que perder más que su vida, que tampoco les importa mucho, sólo buscando la satisfacción de arrancar la vida de un cuerpo a punta de golpes.

Eso, o les deben dinero a personas muy importantes y tienen que pelear para sobrevivir; para pagar su deuda.

Caminamos hasta unas sillas en primera fila, donde me siento.

Connor se quita la camiseta frente a mí, mis ojos deseosos viajan por todo su cuerpo, abdomen marcado, torso y brazos tonificados, el lobo negro tatuado en su cuello contrarresta con el colorido As de picas tatuado en su costado izquierdo.

Me entrega su camiseta, su billetera y su teléfono, luego su arma y sus cuchillos.

— Sabes lo que tienes que hacer, ¿no es así? — cuestiona.

— Disparo primero, pregunto después.

Sonríe ante lo dicho, se inclina y besa mi mejilla.

— Deséame suerte, rubia.

As de CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora