Capítulo 1

41K 2.6K 276
                                    

Capítulo 1 | "Moneda de cambio"

Madison Davis

— ¡Rubia, tráeme otra cerveza!

Escucho el grito de uno de los tantos hombres que está en el bar, resoplo mientras camino a la barra, ahí está Livvie, mi amiga, mi hermana.

Me da una mirada de compasión mientras relleno los vasos de cerveza, los coloco en la tabla perfectamente equilibrada en mi brazo y luego camino a la mesa con los hombres.

Dejo las cuatro cervezas en la mesa y recojo los vasos vacíos sin levantar la vista.

Al girarme, un hombre golpea mi trasero, aprieto los dientes con fuerza pero no digo nada, sólo camino.

Si lucho es peor, y Andrew me mataría.

Así transcurre mi noche, hasta que no hay ningún hombre en el bar y me dedico a limpiar mesas con Livvie.

— He escuchado que Andrew debe algo de dinero. — la ignoro.

— Ayúdame a limpiar las mesas de acá.

Livvie trata de decir algo más, pero Andrew baja por las escaleras que conducen al segundo piso y se aproxima hasta mí.

— Rubia, he escuchado que has tenido un buen día hoy — sonríe, mostrando sus dientes amarillentos y llenos de plata — Dame la propina.

Frunzo el ceño molesta, esa propina me la he ganado yo esta noche, pero él parece seguir el hilo de mis pensamientos, porque su sonrisa se vuelve más tenebrosa mientras coloca su mano sobre mis mejillas, apretándolas fuertemente, causándome un quejido por el dolor.

— Linda, linda rubia, recuerda que eres mía, todo de ti me pertenece hasta que pagues la maldita deuda de tu padre, las propinas son mías, el salario es mío y todo lo que consigas con tu maldita cara bonita de barbie es mío — me suelta.

Extiende su mano, esperando.

Saco de mis bolsillos los billetes que he ganado de propina, dejándolo en sus manos.

Al parecer tampoco habrá comida para mí el día de hoy.

Genial.

Andrew cuenta los billetes mientras sonríe, luego se va de nuevo a la pocilga que llama oficina.

— No puedes dejar que haga eso, Mady — protesta Livvie.

— Déjalo, Livvie.

— ¡No!, no es justo Mady, te has partido el culo trabajando y atendiendo a estos malditos ebrios para que él se lo lleve todo.

— Debo mucho dinero, Livvie.

— No es cierto, tú padre debe el dinero.

— Ya, pues, yo soy la moneda de cambio, lo sabes.

— Yo iría a buscar a tu padre, le patería el culo y lo traería hasta acá para que él se haga cargo de sus mierdas.

Río sin gracia.

Si fuera tan fácil lo habría hecho yo misma.

Sigo limpiando hasta que Livvie vuelve a hablarme.

— No me respondiste antes lo que te he dicho.

— ¿Qué me has dicho?

— ¡Que Andrew debe dinero, concéntrate mujer! — rio de nuevo.

— No me interesa a quién le deba dinero Andrew, Livvie, y a ti tampoco debería de importarte.

As de CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora