Ciertamente, cuando hay una competencia de por medio, se desatan todo tipo de emociones y pasiones, dejando al descubierto lo que realmente es importante en nuestras vidas. Esto sucedió en medio de dos familias de la alta alcurnia española, ambas poseedoras de grandes viñedos, quienes, al ser contrincantes, tenían la hastía sed de superar al otro y ser el mejor productor de vino de la región.
Christian Lombardi, el patriarca de la familia Lombardi y el propietario del viñedo Morado, así como del rancho que llevaba su apellido, trabajaba sin cansancio y con indudable honradez para construir toda una fortuna cuantiosa y el renombre de ser el mejor productor de su aclamado producto de oro: el vino. En definitiva, todo lo que llevaba su sello levantaba miradas de deleite, pero también de una profunda envidia. Esto incluía a sus cuatro hijos, fruto de su amorosa relación con la benévola señora Lauren Sotomayor. Ellos son Sofía, de veintisiete años; Valentina, de veintitrés años; Guillermo y Antonia, ambos de diecinueve años.
El señor Lombardi no escondía su predilección con su querida primogénita, Sofía, quien fue la única en heredar sus ojos ámbar, provocando que aquella mirada luciera feroz en medio de la combinación con su piel canela. Sin embargo, lo que más los unía era el amor por los negocios. Ambos eran como unos salvajes felinos en este campo, y no por nada aquella mujer era su mano derecha. Fuera del hábitat laboral que padre e hija tenían en común, ambos eran seres que se gozaban de planes tranquilos como las cabalgatas y de actividades al aire libre..
Por otro lado, Valentina Lombardi era el orgullo de sus padres, porque para ellos era el símbolo de la perfección. Era una joven recta y con demasiada clase. Su tenacidad la llevó a convertirse en la jinete estrella, dominaba de una manera elegante el arte de la equitación. Su corazón estaba en el rancho Lombardi, más específicamente en las caballerizas donde se hallaban los ejemplares de caballos que para ella eran su mejor terapia en la vida. Solo ella entendía su conexión con la naturaleza equina. Valentina es dueña de un carácter indomable, reflejada en una mirada aceitunada y de una apariencia primorosa, como lo eran aquellas criaturas a las que cuidaba y admiraba con recelo.
Mientras tanto, la jovial matriarca, Lauren Sotomayor de Lombardi, se identificaba tanto con la personalidad de sus últimos hijos, los mellizos Guillermo y Antonia. Ambos aventureros y portadores de espíritus románticos. Aunque había una ligera diferencia entre los dos hermanos, Guillermo era tímido, mientras que Antonia era extrovertida y desparpajada; no obstante, la sensibilidad y la nobleza eran la marca distintiva de ellos, propia de su madre. Los tres conformaban el trío de los castaños y, junto con Valentina, cerraban el círculo de la sobresaliente mirada verduzca.
Tras unos dulces años, en los cuales el ego del Sr. Christian Lombardi se elevaba y se llenaba de puro orgullo, apareció una pesadilla que haría hervir su sangre. No era nada más ni nada menos que otra familia, una muy bien posicionada y proveniente del país en forma de bota, Italia. Ellos eran los Genovesse, que se habían asentado en unas hectáreas más allá a su izquierda, convirtiéndose en vecinos, pero también en rivales cuando se trataba de aquella famosa bebida.
Los Genovesse eran una familia muy sofisticada comparada a los Lombardi. Poseían un estilo muy impecable que dejaban boquiabierto a cualquiera que tuviese la dicha de conocerlos. No había que negar que la mujer del acaudalado Raúl Genovesse poseía un gusto particular y exquisito. Sin embargo, Fiona de Genovesse parecía no tener muchas cualidades; su alarde y frivolidad terminaba por empañar lo que fue, en algún momento, aquella versión que atrapó a su marido hace muchos años. Raúl, para no provocar discusiones, optaba por permanecer callado e impasible ante los caprichos de la madre de sus hijos. Él y sus hijos, Marc e Irene, consideraban que hubo algún momento en el que Fiona se enamoró del dinero y empezó a hacer una vida a tiempo completo en torno a ella, perdiéndose de etapas familiares importantes. En el presente, para ellos, su madre era como una simple desconocida; no había una relación estrecha, no había palabras dulces o de aprecio de por medio, solo meras formalidades y esto terminaba por generar ambientes fríos cuando todos se reunían milagrosamente.
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Vino y amor desbordante
Romance⭐️🏆¡Finalista en la lista corta en los premios Wattys!⭐️🏆 | El vino despertó lo más profundo de las entrañas de dos familias de la alta alcurnia española: Los Lombardi y Los Genovesse. Los conflictos abrasadores se hicieron inevitables, pero ¿el a...