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Grace:

—Quizá no me explique bien. —Continua seguramente al ver mi rostro, no sé cómo sentirme, si confundida u ofendida.—Siempre escogen uno para mí y para mi hermana, este año quiero hacer algo diferente. Escogerla yo.

Guardo silencio.

—Te quiero a ti, Grace.

Al no haber respuesta, vuelve a hablar.

—¿Qué te preocupa? ¿El pago? Te aseguro que tendrás una buena reposición, solo debes hacer lo que yo te diga y ,,, atenderme bien. —Sonríe, pero se arrepiente. —Eso no se oyó bien.

—Definitivamente, su majestad.

Lo escucho maldecir y me levanto de golpe, con el agua escurriendo mis ropas, levanto la falda y el intenta levantarse.

—¡No haga eso! —Grito colocando ambas manos al frente y el vuelve a sentarme, volteo la cara avergonzada. —No te levante, yo saldré primero.

Voy a acabar arruinando el piso.

Salgo de la tina después de escurrir la ropa, dándole la espalda y escucho el ruido que hace al pararse.

—No mires si no lo deseas.

Escucho pasos alejándose de mí y cuando voy a seguir los míos a la puerta, una bata cae sobre mi cabeza, el olor es tan varonil.

Siento una mano sujetarme la cabeza y bajarla.

—Llévate eso.

El corazón se me acelera y mis labios se separan, su mano cae y sin voltear, alzo mi voz.

—Su majestad, no puedo hacer eso.

—No, Grace, soy yo quien no puede dejar que te marches así.



(***)



Sigo viéndome un desastre cuando llego a mi habitación, abro la puerta e ingreso, me alegra que todas estén en sus turnos y yo me encuentre sola, así evito dar explicaciones.

Observo la bata entre mis manos, suave y delicada, me doy un golpe en la mejilla volviendo a mi realidad y empiezo a desvestirme, las ropas abandonan mi cuerpo y saco la segunda vestimenta de servicio que nos otorgaron, en caso que sucedan accidentes como este.

Huele a nuevo y lo separo colocándolo delante de mí.

—Este debería abrir en los próximos dos días. —Suspiro y lo dejo sobre la cama, donde también me siento.

Levanto la bata y la pego contra mi pecho desnudo, los ojos se me cierran y un rubor me aparece en la cara, recordando al príncipe y sus palabras.

—¿Qué hago pensando en eso?

Me apresuro en cambiarme y me cepillo el cabello, mi ropa mojada la guardo en una bolsa para luego ocuparla en el tendedero después, ya que la distancia esta algo lejos y fuera del palacio, me vuelvo hacia la bata del príncipe y la sujeto.

Puedo sentir su olor varonil mesclado a alguna fragancia, la aparto de mi resoplo.

Estoy obligada a verlo para devolvérselo.



(***)



La mano de Lia sobre mi frente me hace sobresaltar.

Reportando a la Realeza (#2 Amores en la Realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora