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Grace:

—¿Puedo preguntar que era tan importante en esa caja de terciopelo para pelear por el?

—Era de mi madre.—Es lo único que responde y antes de hablar se detiene en medio del jardín, volviéndose hacia mi.—Hablemos de algo más.

No sé cómo no me espero lo que va a venir hasta que lo dice.

—El beso.

Mierda.

—Nos besamos.

Carraspeo y trato de evadir su mirada. —Príncipe, buscaba salvar su vida.

Que exagerada eres, Grace.

O tal vez no tanto.

—Evitar que lo descubran. —Me corrijo sonando más suave.

Sus pasos resuenan sobre las miles de pierdas debajo de nosotros y que sirven de decoración del lugar.

—¿Ha sido solo eso?

—¿Qué más seria, su alteza?

Levanto la mirada y sus ojos profundos me examinan, por más que quiera apartar la vista no puedo.

—Estas nerviosa.

Parpadeo efectivamente, nerviosa y logro moverme a un lado, dejando espacio entre nosotros.

—Claro que lo estoy, estaría igual de nerviosa si alguien se me acerca así al rostro.

Me observa con una ceja alzada. —No soy alguien, soy...

—El príncipe, lo sé.

—No me refería... quise decir que me conoces. No soy solo "Alguien" en tu vida ¿No?"

Mis ojos se abren mucho.

—Debo conocerlo, es mi trabajo, después de todo, me hizo su criada personal. —Empiezo a sonarme molesta para él.

Intento moverme y sus dos manos me sujetan de los hombros, bajando hacia mis brazos, su toque es duro queriendo retenerme y se sienten sus dedos

—Deja de desviar lo que intento decirte.

Separo los labios.

—Y no solo el beso, sino cuando te dije lo que sentía.

—No piensa con claridad.

—Lo pienso mejor que nunca.

Se acerca peligrosamente a mí, no sé cómo rayos me metí en este enredo, estoy aquí por una sola razón y acabe atrapada en un juego confuso del príncipe de Arcaría.

—No...—Pronuncio poniendo fin a su acercamiento, sus dedos se debilitan sobre mí. —Es el príncipe.

—Eso no me importa ahora.

—¿Ahora?

—Ahora ni mañana ni pasado. —Me deja ir, más no se apartar.

Trago saliva. —A mí sí.

—Y que haces aquí.

Exacto.

¿Por qué estás aquí?

¿Por qué lo buscaste cuando él no te lo solicito?

Ni yo misma tengo esa respuesta.

Retrocedo y hago una reverencia.

—Que descanse, su majestad.

—Grace. —Me llama cuando ya me he girado, incluso cuando me alejo más. —¡Grace!

Reportando a la Realeza (#2 Amores en la Realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora