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Grace:

"Si tan poco decidiste que te importara, demuestra que será así"

¿Lagrimas?

Sí, eso son y me las quito después de haber llorado sin darme cuenta, no concilio el sueño mientras mi compañera y el resto de las chicas si lo hacen, me apoyo sobre el colchón y saco la vieja cámara que escondo.

Desde un inicio actué mal al desviarme de mi propio propósito.

No he conseguido nada interesante más que el de ponerme en el titular junto al príncipe, sé que la noticia recorrería cada reino desde Althea hasta Eliora en el frio ártico, sin embargo, no soy capaz de hacer algo así y en su lugar debo encontrar pronto algo que darles o seré despedida.

Y en cuanto al príncipe.

El ignorarnos ha servido, debería seguir siendo así.



(***)



Mi último deseo la noche del miércoles era estar presente durante la cena de invitación del rey con la reina y la princesa de Damaria.

Pero soy la criada personal del príncipe y debo permanecer en la habitación mientras todos degustan los aperitivos, los sirvientes llenan la mesa, la cual nunca lucio tan llena como hoy, al menos desde que llego, la decoración resalta bastante y los platillos están muy bien servidos, aunque lo impresionante son los modales de la princesa.

Es una princesa...

Observo a Gael, quien es amable y no deja de sonreír ante cada comentario, y algo oprime mi pecho.

¿Cómo podrías competir con eso?

Ella no deja de mirarlo con admiración

¿Con amor?

—Niña.

Parpadeo al notar que la reina de Damaria se refiere a mí.

—Te estoy hablando, criada. —Me dirige la palabra, no hay duda. —Sírveme más champán.

Agita la copa en su mano y enseguida tengo la mirada de todos sobre mí, incluso la de Gael, quien, para mi sorpresa, interviene.

—Lamento la impaciencia, mi criada es nueva. —Me observa y nuevamente a la reina. —El servicio llenara su copa enseguida.

—¿Ella no...—Insiste la reina.

—Grace es mi criada personal. —Gael ordena que se acerquen a servir su copa y para colmo, se terminó la botella.

Regresan con una nueva mientras la mujer no deja de observarme.

—Entonces es tu criada.

—Sí, solo mía. —Le deja claro el y me pongo nerviosa.

—Aun así, pienso que, si tiene lo que se necesita para servirle, su majestad, también puede hacerlo con la visita.

—Mamá. —La princesa regaña a su madre.

Gael fuerza una sonrisa. —No quiero incomodarla, reina, pero...

—No digas tonterías, hijo. —Interviene el rey, la princesa Alexandra no deja de mirarnos a mí y a su hermano. —Estoy seguro que para tu criada no será un problema. —El rey voltea a verme. —¿No es así, señorita?

Hago una reverencia. —Así es, su majestad.

Llegan con la nueva botella y detengo al criado, quien me entrega la botella, la abro con los ojos viéndome y me acerco a servir la copa de la reina, con la mirada de todos en la mesa sobre mí y sobre todo la mirada intensa de él.

Reportando a la Realeza (#2 Amores en la Realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora