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Grace:

He pasado de convertirme de una periodista infiltrada, a la próxima gran noticia de Arcaría.

Esos son mis pensamientos cuando estoy de regreso en la cama, no concilio el sueño y mi memoria se mantiene más activa que nunca, recordándome que he besado al próximo rey. —Respiro profundo y las campanas empiezan a sonar.

¿Qué ya...?

Mi compañera se despierta, aclarando mi duda.

Lia se estira, sentándose sobre la cama. —Buenos días. —Parpadea al verme. —¿Por qué te ves asi?

—¿Así como?

—Tan... ¿No pudiste dormir?

—Clar.. —Aparto las sabanas y me levanto. —¿Qué tonterías dice..?

Doblo el pie y vuelvo a caer sobre la cama.

—Auch...—Lia se inclina a mirar mi tobillo. —No se ve bien.

—Por eso te dije anoche que yo me encargaría del resto, con ese pie herido, debiste hacerme caso.

Lo sé, es más ni siquiera el príncipe me pidió caminar como usualmente lo hago.

—Ya sabes que dirían. —Digo mirando hacia la puerta.

—Pues ahora hablaran más porque hoy no vas a trabajar.

—Lia.

—No, ayer me ayudaste, hoy te devuelvo el favor. —Suspira. —Además no debe importarte lo que opinen, tu le sirves a nuestro próximo rey, las demás labores no son primordiales para ti.

—Me contrataron por una única razón.

—Y el príncipe te subió de puesto. —Ella suspira. —Basta ya, ahora hazme caso y quédate ahí, en cama, me ocupare de todo.

¿Todo?




Gael:

La criada hace una reverencia al verme. —Lamento la tardanza, su majestad, soy Lia, hoy remplazare a Grace.

Arqueo una ceja. —¿Dónde está ella?

¿Es por el beso?

Que tonto, es el tobillo.

—El tobillo, es cierto. —Me rasco la nuca. —¿Cómo dijiste que te llamabas?

—Lia, su alteza.

—Lia...—Me acerco a ella y se pone nerviosa, le sonrio y continuo. — ¿Me dirías el número de habitación de Grace?

Sus mejillas se tornan de color rojo por mi cercanía y enseguida obtengo lo que quiero.





Grace:

¿Se puede aburrir más de lo que yo estoy?

Suspiro y me levanto, sentándome sobre la cama, me llevo una mano al estómago, mi estómago ha empezado a sonar.

¿Qué hora es?

La puerta se abre y quito las sabanas.

—Al fin... me moría de hambre.

—Espero esto sea suficiente.

La cara se me llena de asombro al ver al príncipe de pie, ha entrado a la habitación y lleva con varios paquetes envueltos, de donde proviene el olor delicioso.

Reportando a la Realeza (#2 Amores en la Realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora