Reportando a la Realeza (#2 Amores en la Realeza)

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Gael:

"—¿Me tiene una respuesta?

—Sí, la tengo"

Ella me mira muy calmada.

—¿Usted aceptara mi respuesta? —Pregunta de pronto y luzco sorprendido, ella sonríe bajando la mirada. —Creo que quien hará desdichado a usted seré yo, su majestad.

—En otras circunstancias esto..

—Por favor no, no necesito su lastima y le pido no me haga dudar de mis propios sentimientos.

—Si la hice dudar es por una razón. —Le corrijo.

Sus labios se separan.

—¿Cree que, si no hubiera elegido mi reino antes que mis propios sentimientos, no hubiera venido hasta aquí, príncipe? Usted, tiene razón en algo.

Los ojos se le llenan de lágrimas.

—Nosotros como reyes y reinas, príncipes y princesa... nosotros siendo miembros de la realeza no podemos dudar ni mucho menos tener más de una opción.

—Princesa Elina.

—Fui criada y crecí para convertir al reino de Damaria en el reino que merece ser. —Sonríe orgullosa. —Próspero y hermoso, si usted no tiene opciones, yo las tengo menos...

—Lo siento tanto.

Ella asiente con la cabeza y fuerza una sonrisa.

—No habrá boda, le deseo lo mejor a usted y su reino.

Ella hace una reverencia y la detengo.

—Siempre hay una opción, estoy seguro que encontrara el suyo.

Sonrie despacio y las lágrimas han manchado sus mejillas.

—Ojala la hubiera, príncipe.

(***)

—Gael...

Estoy de lado y el cuerpo de Grace pegado al mío, la atraigo más contra mi cuando estoy al borde de acabar mientras con una mano estrujo sus senos y con la otra no dejo espacios libres, acelero mis movimientos, aferrando mi trasero a sus nalgas y toco el cielo, llenando su interior.

Respiramos agitados y me aparto, se acuesta boca abajo y la atraigo hacia mí, Grace me besa los labios y le acaricio el rostro.

—Tengo tanta suerte de tenerte.

—Gael..

La beso.

—Las opciones es algo que no todos tienen ese privilegio y no pueden ser egoístas como nosotros.

Me toca el rostro. —¿Sucedió algo con la princesa?

Yo niego.

—No quiero seguir pensando en otros que no somos nosotros. —La vuelvo a derribar y me subo sobre ella. —Ese es el punto de ser egoísta.

—Sí, lo es.

Me inclino a besarla y ...

—¡Hermano...!

Mi puerta se abre y maldigo a mis adentros.

(***)

—¡Alexandra! —La sigo por los pasillos.

Voltea a verme y rápidamente regresa la mirada al frente.—La próxima vez échale seguro a la puerta.

—¿Por qué...

—Por si no lo has notado, has estado desaparecido toda la semana y papá ha empezado a preguntar, tenía mis sospechas y aun así estoy sorprendida.

—Alexandra, detente.

Lo hace, mi hermana respira profundo y se vuelve hacia mí.

—No te juzgo, Gael, al menos no como tu lo haces cuando yo decido saltar el muro.

—Alexandra...

—Pero al menos se más precavido con tus amantes.

—Ella no es mi amante. —Le corrijo.

—¿No lo es? —Se detiene sorprendida. —¿Qué es, entonces?

Al no contestar luce más sorprendida.

—Pero papá... y la princesa.. ¿No te vas a casar?

—No y me decepciona que pienses que podría faltarle el respeto a quien sea mi futura esposa engañándola.

—¿Qué es esto, Gael?

—Estoy con Grace.

—¿Estar como..? ¿Te casaras con ella?

Casarme...

—No es el plan ahora, pero en un momento se dará.

Su boca cae hasta el suelo.

—Es...

—Se quién es ella. —Le corrijo antes que lo diga. —Y eso no la hace menos digna de mí, es la mujer que quiero, es la única conclusión a la que llego y me sorprende que luzcas tan sorprendida.

—Viniendo de ti, si, el hijo obediente de mi padre. —Aclara. — ¿Ya te aburriste de seguir las reglas, hermanito?

No respondo.

—¿Te enamoras de ella?

Suspira al no escucharme.

—Supongo que no puedo argumentar nada si nunca he sentido lo que sea esto y creo que esperas que diga que me siento feliz por ti. —Encoge los hombros. —Lo hago, aunque no lo demuestre demasiado.

—Alexandra.

—¿Es todo? Me tengo que ir, es tarde para..

—¿Escapar?

—Sí, eso.

Sonrio.

—Y Gael.

—¿Si, hermana?

—¿Padre ya lo sabe?

—No.

—Díselo, tiene que saberlo.

Eso lo sé muy bien.