Dia 13.

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Alguien sabe ¿como detener la ansiedad? ¿Como limpiar las palmas de tus manos de forma sutil? ¿Como no mostrar miedo y nerviosismo en frente de esa personas? Alexander no lo sabía.

- Entonces, vienés a mi casa con intenciones de salir con una de mis preciadas hijas. ¿Con que fin? -- Frente a él un hombre de 45 años miraba serio a Alexander

Alex quería reír y llorar en ese mismo lugar, se pasó casi semanas practicando, leyendo, incluso riendo de forma elegante para no arruinar el momento en donde le pediría a el padre de Elizabeth salir con ella. Y ahí estaba, sudoroso, con un nerviosismo inexplicable, intimidado por el padre de esa linda Schuyler.

Alexander de manos quietas, de mirada seria y porte correcto que práctico por semanas se hacia notar, no iba a perder contra el ,nunca perdía, si el lo quería, el lo tendría. - Señor, con todo respeto, he de decir que con sinceridad pueda entender la adoración y fascinación que tengo y siento por su querida hija Elizabeth. - el padre levanto una ceja y siguió en silencio. - puede que para usted sean respuestas vanales y poco pero para mí no, amo a su hija es maravillosa, difícil de comparar, perfección le llaman.

- Adulas demasiado, debió ser por eso que mi hija te eligió, demasiado común para alguien de tu posición.

Y ahí estaba las rebajas sociales. - Lo mejor de todo señor, es darle la vida merecedora a Elizabeth, nuestra juventud nos lleva a las afueras de un mundo amoroso donde solo ella y yo Có existimos. - el hombre torció la boca en una sonrisa. - Esto será largo. - penso.


- Son seres humanos también. - Laurens le dijo.

- Su único pecado es su color, no? -

- No, el único pecado cometido es su encierro y esclavitud, parte de mi niñez la pase con personas como ellos y creeme son tan humanos como tu y yo.

- Una verdadera lastima mantenerlos encerrados, esta Convención me hizo sentir pena por ellos, convencer es tu don John. - Francis le sonrió.

- Lo único que deseo es su libertad, su propia historia, donde no sufran. - Ambos tomaron asiento en una banca cualquiera, desde que se encontraron, ambos pasaron la tarde hablando y conociéndose, escuchando los objetivos y sueños de ambos, una distracción para john después de saber que Alex quisiera pasar la tarde con la Schuyler.

- ¿Es todo? - Francis lo miro incrédulo. - Tu única meta es la libertad de ellos y ya? ¿No hay una mujer entre tus planes? ¿Una familia? ¿Que hay con los trabajos? ¿Sueños? - Laurens sonrió, pensó sobre todo eso, su padre lo había educado con esa meta, tenía una esposa más por obligación que por querer, no la amaba, era claro pero si la quería, fue su mejor amiga y todo término por ese compromiso y solo pudo huir, cumplir con su deber y en ese "sueño"pensó en Alexander. ¿Una familia con el? ¿Se podría? No, claro que no, ya nada podía hacerse con el si Elizabeth seguía en medio de ambos, quizás, ¿podría?.

- Hay alguién...

- oh si? - Una ligera decepcion se notaron en los ojos de Francis, misma que John no noto.

- Si, pero es complicado, existe una tercera persona que no nos permite avanzar. - sutil, no diría nombres, no daría más información, pero se encontraba con la duda, necesitaba una tercera voz para saber si podía detener ese romance o no, Lafayette era el menos indicado, no quería una paliza, no otra vez.

- Ya veo, jaja vas con todo, nooo? - Con tono burlón codeaba a Laurens. - ¿tan hermosa es para que des pelea a otro?

- Lo es. - Sonrió recordando la sonrisa del caribeño.

Whisper my name Hamilton. (Lams) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora