Francis Kinloch. soldado destacado del segundo pelotón de George Washigton, un hombre reconocido como el más sanguinario y despiadado de todos, no temia al blandir su espada y enterrarla directo al cuello o pecho de sus enemigos, listo, estratégico, peligroso a la hora de la guerra, era de rezarle a cualquiera con tal de no hacerlo enojar y aún con todo eso tenía un gran corazón, su nobleza lo llevó a las amistades más concretas y reales, sus amigos más cercanos lo tachaban como un amor, uno peligroso.
Su estatus lo elevó y las responsabilidades también, se unió a la guerra por una buena razón, su propia libertad.
Su vida aún con lujos era vacía, era triste y despiadada, lo tenía todo pero a la vez nada, condenado a su propia mente y soledad, encerrado en su jaula de oro. ¿Si liberaba a su pueblo podría ser libre? ¿Podria vivir bien? Amar a alguien con locura hasta convertirse en un hombre libre y feliz era ese su sueño, su objetivo.
¿Como puede la vida ponerte obstáculos y dificultades cuando has sido bueno?
- Ya sueltame Diosito yo no soy tu mejor Guerrero. - lloriqueo con gracia mirando al cielo nocturno, ¿Que buscaba entre las estrellas? La respuesta a sus preguntas no serían respondidas. - la respuesta esta en el alcohol. - se dijo.
El alcohol le dio solución a tan corta edad y que mejor que ir a donde le daba paz.
Al entrar a la cantina fue recibido por sonrisas y saludos de las damas y compañeros, de entre ellos sus IGOS de Copa.
- Rato sin volver querido Franc. - Saludo uno.
- 10 min tomando el sol te hace bien Ryan. - Francis tomo asiento junto a ellos y pidió un trago.
- Algo nuevo en tu día Franc o solo tu mirando bajo las faldas de las damas.
- un caballero no tiene memoria cuando se trata de mujeres. - Pensó en john, un nuevo amigo, pero ¿por que sentía su pecho acelerarse cuando estaba junto a él? A penas lo conocía.
Todos rieron y abuchearon a su amigo con gracia.
- Tengo algo que hará soltar esa boca tuya. - saco dentre sus ropas un cigarro de un color y forma peculiar. - Lafayette la probó y dice que es fabulosa.
- No lo se, las palabras de Lafayette borrachos son raras, no quiero ser como el.
- No seas llorón, todos le daremos una probada ¿Que no? - todos a su alrededor le animaron, Francis suspiro resignado, era joven ¿Que podía pasar?.
Todos inhalaron de esa hierva y siguieron con su conversación felices y decepcionados por no sentir efecto en ellos.
- Te estafaron amigo, me siento exactamente igual, pide renbolso. - Le dijo uno riendo bajo.
- amigo mi cara esta por acá - le dijo Ryan moviendo su mano frente a el. - hablaré con el, mi celular esta por aquí.
- ¿Tu que? Amigo esa mierda ni existe, si o no Ramón. - Francis miro a una silla vacía riendo. - Ramón el dragón, es mi mejor amigo ahora. Dice que todos son grises y si cierto.
- lo veo y no lo creo, ¿un delfín volando? ME ESTA DICIENDO QUE TOMEMOS UNA COPA, Arriba las manos borrachos.
todos gritaron un "Si" entusiasmados, bebieron como se les dijo, cada uno en un mundo diferente.
- Me siento yo pero no soy yo, creo que me equivoqué de cuerpo, Marcus, te lo cambio. - Francis toco su cuerpo ido.
- Yo digo que todos hagamos que Ramón sea un cura, a si cuando predique nos diga, En el nombre del dinopadre, del dinohijo y del dinoespíritu dinoSanto jamón!!!
- amigos llevenme a mi casa. - dijo uno pálido y asustado.
- rezale a Ramón, el te llevará a casa. - Francis se percino.
También parpadeo varias veces tratando de enfocar su vista pero le era difícil, se sentía débil y enfermo, sintió un tirón en su brazo y lo que vio lo sorprendió.
- Caballeros buenas noches. - Frente a el, sonriente y fresco estaba nada más y nada menos que John Laurens. - Creó que es mejor si te llevo a tu casa, ¿no es así? - John lo miro, esos ojos azules, esos que extrañamente lo dejaban con el corazón acelerado, de un azul claro que lo dejaron sin habla y solo asintió.
Cuando salieron el transcurso fue corto y al entrar a casa del rubio, Francis miro detenidamente,era la primera vez dentro de su casa todo lleno de libros y cuadros extraños, río bajo.
- ¿Como sabias que estaría con ellos? - No hubo respuesta cuando Laurens devoro los labios del castaño, este dio un jadeo fuerte. - J-John. - Jadeo, sus ropas fueron quitadas pieza por pieza, sin delicadeza, sin restricciones.
- John espera. - no hubo respuesta, solo 2 cuerpos juntos y la duda en un hombre. Francis sentía punzadas en su cabeza, sentía todo real, el hombre con el que hablo estaba ahí, besandolo y acariciandolo como solo las mujeres lo hacían, no parecía real, y si...lo era? - la Unión de ambos miembros lo hizo gemir y azotarse entre las sabanas del cuarto del Laurens con suavidad, disfrutando del estremecer en su cuerpo, un lugar sin velas, sin ventanas, oscuridad donde solo ambos cuerpos estaban presentes.
- Por favor... Ah... John - sentía el orgasmo llegar y con su poca fuerza paso sus manos por los hombros del hombre, quería mirarlo, quería besarlo, beso la piel desnuda frente a él, Disfruto de la mano áspera que tocaba su miembro, beso el pecho pecozo frente suyo. ¿Quien iba a imaginar que Francis Kinloch añoraba ser abrazado por un hombre? beso su cuello, ser amado por solo un hombre y cuando levanto su mirada para besarlo y culminar en su orgasmo, esos ojos ya no eran azules eran violetas. - ¿¡Hamilton!? - Frente suyo un pelirrojo de ojos casi violetas, jadeante y varonil, le sonrió pícaro, aumentando la velocidad en ambas erecciones, Francis no pudo evitar llegar a tan esperado orgasmo, apretando los hombros del hombre frente suyo, jadeante y antes del beso, antes de algún movimiento o reclamo, un golpe en su espalda lo hizo reaccionar.
- ¡¡Despierta borracho sin vergüenza!! - se despertó asustado y sorprendido.
- ¿Q-Que? Dond-... - las palabras murieron en sus labios, miro a su alrededor, ¿seguía en la cantina? ¿Donde estaban todos? - parpadeo muchas veces más, talló sus ojos con sus manos y la punzada estaba ahora en su espalda. - mierda.
- Largo ya está cerrado.
Francis salió aún desorientado, todo a su alrededor se veía normal, algunas personas caminando disfrutando de la oscuridad, Francis respiro el aire fresco tratando de tranquilizarse.
- Jodida puta suerte. - se dijo.
¿¡Ahora tengo sueños húmedos con quien se me cruce!? - pensó. - es la última vez que fumo esa mierda.
Se dijo para caminar a su casa, solo, cansado y sin ánimos de nada. Quizás un baño de 7 horas ayude a sentirse menos sucio y pensar sobre tan raros deseos que tenía por esos dos.
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Y por eso mismo amores no fumen mota HFHAKGAKJS no me culpen amo la idea de un trío entre estos tipos jsjsjs tal vez lo haga.
