FALLING▪︎2 [Suguru Niragi]

16.- Red, Blue & Purple.

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Todo desapareció por un segundo. La gravedad, el aire, la humanidad, la fe, la muerte y la vida.

Un segundo de nada.

Abrió sus ojos con cuidado al ver una potente luz que la encandiló por un momento, todo comenzó a tomar forma a su alrededor y a hacerse más real.

Paredes de madera con viejos cuadros de fotos familiares o paisajes antiguos.

Frunció su ceño y su boca se secó al reconocer esas imágenes.

Sofás viejos de un acolchado desgastado.

No podía procesar lo que estaba sucediendo, hasta que escucho la vieja canción cristiana en la radio antigua justo en la mesita de centro.

Sus ojos se llenaron de lágrimas caminando hasta el aparato que parecía ser lo único que funcionaba, una angustia la invadió.

¿Por qué estaba ahí?

Pum.

Su cuerpo se giró de golpe, asustada por ese ruido.

Pum.

Venía...

—No— murmuró con su voz apretada, negando con la cabeza al ver el lugar de donde provenía el golpe. Sus ojos ardieron y su vista se nubló por las lágrimas.

Avanzó con cuidado hasta ponerse delante de la puerta del ático de la casa de su padre.

Lentamente apoyó su oído en la madera oscura para oír del otro lado. Sus manos se sacudían por el terror que sentía en ese momento, tantos malos y crueles recuerdos la absorbían.

—¿Hola?

Pum.

—Ayuda— una cansada voz de una niña pequeña erizo todos los bellos de su cuerpo—. Por favor, sácame de aquí— lloriqueo— Él ya viene.

Su mano fue sin duda al pomo de la puerta comenzado a moverlo con frenesís tratando de abrir la puerta. Incluso había abierto un centímetro cuando está se cerró otra vez.

Frunció el ceño, la puerta no se podía abrir desde adentro. Solo de afuera.

—¿Qué-?— jadeo asustada volviendo a tratar de abrirla, pero mientras más seguía era como si algo desde adentro impidiera todo volviendo a cerrar la puerta.

—Por favor. Ya viene— sollozó asustada la niña.

Pateó la puerta e hizo uso de su fuerza para seguir tratando de abrirla, su corazón acelerado y aun soltando gruesas lágrimas. Se sentía desesperada, podía sentir dolor en sus manos y su pierna.

No quería darse por vencida, no podía y no lo haría. Tenía que salvar a esa niña.

Se apoyó por completo en la puerta apoyando todo su peso y comenzado a hacer fuerza hacia el interior, aun cuando la puerta demandaba a ser cerrada ella no se detuvo logrando abrir un poco y ver al interior.

Una oscuridad infinita y en el suelo pudo ver solo una pequeña parte de el rostro de esa niña.

Sus ojos se abrieron al ver su mismo rostro, más infantil y con heridas de golpes.

—Tienes que sacarnos de aquí— fueron las palabras de la niña antes de ser arrastrada por una fuerza invisible que la hizo ser engullida por la oscuridad.

—¡No!— soltó un estridente gritó queriendo ir tras su pequeña versión y salvarla. Ella tenía la fuerza de luchar, podía protegerla ahora.

La puerta se cerró echándola hacia afuera de forma brusca, perdió el equilibrio y cayó en una superficie áspera.