Abrázame

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Advertencias: Referencia a pensamientos suicidas, maltrato, sustancias adictivas y muerte.
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13 de octubre de 1977

—Con qué aquí estas

Era casi cerca de la medianoche cuando un nervioso James Potter fue en busca de Marlene Mckinnon, dado que su hermano se negaba a hablar con él.

El azabache, tras decirle donde estaba Sirius, la cuestionó un poco sobre su amada pelirroja, ya que tenía serias intenciones de preparar una cita especial para el "aniversario" de la primera vez que le había dicho que "sí" a tener una cita.

Tras unas burlas por parte de Marlene, hasta que consideró que su compañero de casa se encontraba lo suficientemente avergonzado, James se despidió y fue a su habitación para comenzar con sus planes, no sin antes dejarle la capa de invisibilidad.

La rubia por su parte tomó la capa y salió en dirección a la torre de astronomía, donde encontró a un Sirius bastante desarreglado, sentado contra las barandas, pero con las piernas colgando hacia el vacío, mientras fumaba uno de sus cigarrillos muggles.

—Eso te matará algún día ¿lo sabes no? —dijo Marlene, mientras se sentaba a su lado, pero con la espalda recostada contra el barandal y la vista puesta en su amigo— En todo caso ¿desde cuándo fumas esas cosas? —Preguntó con un ceño fruncido

—Desde nuestra pequeña aventura de verano con Cornamenta a Londres muggle

—Así que en el mundo muggle es ilegal—Sirius sonrió de lado y negó con la cabeza—¿Pero entonces porque los persiguieron los aurores muggles?

—Porque según ellos no llevábamos algo—Se quedo unos minutos pensando—carros; camos...—chasqueó los dedos—Cascos, estoy seguro que así lo llamaron, e iba a decirle que si querían Cornamenta le mostraba los suyos—Marlene se rio, estirándose para quitarle el cigarrillo a Sirius y darle ella misma una pitada.—¡Oye eso era mió!

—Tú lo dijiste, era—Se burló la rubia

—En fin —continuó el azabache, tras rodar los ojos—también por exceso de velocidad, no detenernos no se donde y otras cosas, que de verdad deje de prestar atención cuando note a los motífagos tras ellos—La rubia se estremeció y Sirius aprovechó para quitarle lo que le pertenecía

—Eso fue peligroso—Sirius se encogió de hombros—No, Sirius, lo digo en serio. Pudieron ser capturados

—Yo sabía que tan pronto como me negara a unirme a ese maldito genocida, irían tras de mi

—Creí que tu hermano sería el heredero

—Oh, lo es—Sirius buscó la constelación de Leo en el cielo—pero creo que sospechan que puedo pedir un juicio mediante la magic

—Si ella te encontrara digno de ser el heredero, Regulus no podría usar el anillo de Jefe de Casa—Sirius asintió

—Igualmente no me interesa, ya dije que ellos no son mi familia. Estoy demasiado bien con Ma Euphemia y Pa Fleamont—Marlene no pudo evitar sonreír cuando él mencionó "ma" y "pa" con tanto cariño.

Ella sabía que recién este verano él comenzó a llamarlos así, aunque para los Potter, Sirius fue su hijo desde el primer año. Sin embargo, lo que le estrujo el corazón, fue que él se negó a llamarlos madre y padre, ya que consideraba esas palabras malditas.

—Me alegró que hayas encontrado tu verdadero hogar, Siri—Él le sonrió galante y la empujó un poco con el hombro

—Pero no estás aquí por eso ¿no es así, Marls? —Ella negó con la cabeza y trajo sus rodillas hacía su pecho, apoyando sus brazos sobre estas.

El Sacrificio de AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora