El Sacrificio de Amar

Bailando con el Diablo

Advertencias: Refrencias de tortura, pensamientos y habitos poco saludables, mesoginia entre otros.

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Malfoy Manor

Ella no grita cuando cae al suelo. Hay un breve y cegador momento de dolor, y luego...Nada.

Ella cree que está muerta, que por fin el Señor Oscuro se cansó de ella. Siente que su corazón amenaza con dejar de latir; siente que sus pulmones anhelan un último y lastimero suspiro...pero luego todo se esfuma cuando la oscuridad la reclama.

No sabe cuánto pasó o dónde está, sólo sabe que debería reconocer la voz que retumba en su cabeza <<" No te rindas, pelea...por favor, vuelve a mí, Ángel">>

Su corazón tartamudea contra su esternón. Golpea con tal fuerza que le recuerda que aún puede luchar. Su pecho se eleva e intenta en vano respirar otra vez, porque su pulmón izquierdo se rehúsa a tomar aire.

No hay dolor inicial. Sin embargo, medio segundo después, llega rugiendo por todas partes, demasiado monumental para señalar una ubicación precisa. Cree que vomita. Siente que intenta gritar, pero lo único que se le escapa es un débil gorgoteo.

Su corazón vuelve a tartamudear, antes de dar un vuelco, cosa que comienza a preocuparle. Otro fuerte golpe contra su esternón y el lado derecho de su pecho se eleva, mientras el izquierdo se agita. La sangre se acumula en su garganta y gotea de su boca abierta.

Ella se da cuenta de que ya no está en el suelo, la superficie es suave y se hunde a causa de su peso.

—¿Cree que esta vez fue demasiado? — Pregunta un hombre con acento ruso bastante marcado, tanto que suena tosco.

Ella sabe que debería reconocerlo, pero el zumbido en sus oídos no se lo permite.

—De ser así, significaría que no era tan fuerte como pensábamos—Responde con desinterés y algo de decepción, su ¿compañero? No, ella sabe que él es su amo.

—Cumplió 16 años hace unas semanas. Su núcleo mágico no es tan fuerte, ni ha madurado por completo—Ella siente como un dedo calloso le acaricia la mejilla—. Aunque admito que es realmente bonita y ya no parece una niña...

—Tranquilo, Antonín. Lastimosamente su mente, magia y varita son mías, pero su cuerpo le pertenece al niño Black.

—Que desperdicio.

Ella escucha como su amo tararea en confirmación, pero algo en el fondo de su ser le dice que se equivoca. Que ese "niño Black", al cual ella ahora no puede ponerle un rostro, es quien la mantiene con vida.

Puede ver, aunque tenga los párpados cerrados, la luz que golpea contra su pecho haciendo que todo, se vuelve nada <<" Como si tuviera tanta suerte.">> y luego el dolor regresa rugiendo, nuevamente.

Le falta tiempo, horas y por lo que parece también recuerdos, momentos. En algún lugar, en lo profundo de su alma, puede sentir que algo anda mal. Que todo está mal.

Le duelen los huesos, que palpitan al ritmo de los latidos de su corazón; su lado izquierdo arde, pero ella no recuerda haberse lastimado; su sangre parece cargada con pequeños cuchillos, que van cortando sus venas a medida que circula por su cuerpo.

Aunque sabe que moverse le causaría un gran dolor, lo hace e inmediatamente sus terminaciones nerviosas gritan, al mismo tiempo que confirma que algo anda mal, algo anda muy mal con su brazo izquierdo, y...

—Oh—Exclamó, al abrir un poco los ojos, notando...<<" Mal, mal, mal, mal, mal...">>-gritó su mente. <<" Duele, duele, duele, duele, duele">>-le recuerda su cuerpo.