La empleada

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Prólogo: Con tantas misiones y sin poder estar tanto en casa, Bucky y contratan a alguien para que les ayude con las tareas del hogar, pero resulta ser algo coqueta con tu esposo.

Word count: 1120

VivianaMoreno307
Advertencia: tal vez un poco de degradación/humillación hacia la chica que trabaja en la casa, pero quiero que sepan que no tengo nada en contra de ese trabajo. Jamás humillaría ni me burlaría de alguien por lo que hace, es solo parte de la historia. Finalmente son más celos que nada.

Con todo el tema de las misiones, que Bucky y tú a veces debían viajar por largos periodos de tiempo, y en muchas ocasiones su casa quedaba sola con su gatita Alpine y su perro Roger (idea de Sam cuando se los obsequió, por cierto), tomaron la decisión de contratar a alguien para que cuidara de su casa cuando no estuvieran.

Mandy era una chica joven, y aceptó de inmediato el trabajo como empleada para cuidar su casa y ayudarles en todo lo que pudiera.

Sin embargo, la chica cuando tu no estabas había comenzado a insuarse a Bucky de una manera inapropiada.

Obviamente Bucky te lo contó y te dijo que lo tenía bajo control, pero eso no significaba que te molestara menos la situación.

—————

Finalmente Bucky y tú habían logrado hacer coincidir sus días libres y así pasar más tiempo juntos.

Cuando te despertaste, estabas sola en la cama, así que asumiste que Bucky estaría abajo preparando a su perro para llevarlo a pasear.

Te levantaste y te pusiste tu ropa interior junto con una de las playeras de Bucky, y bajaste las escaleras, pero te detuviste al escuchar a Mandy hablar con él.

Se ve muy guapo hoy, Señor Barnes... disculpe que se lo diga pero es verdad.–Le dijo ella con un tono de voz coqueto.

Eh... gracias, Mandy.–Respondió Bucky claramente incómodo mientras escuchabas que le ponía la correa a su perro.

¿Qué le gustaría comer de desayuno hoy? Puedo hacer lo que usted quiera, y cuando quiera. Ya sabe que estoy a su disposición para todo.

–Lo que T/N quiera está bien, yo ya me voy. Vuelvo en diez minutos.–Dijo él aún incómodo, saliendo de la cocina hacia la puerta frente a la escalera donde se puso su gorra y sacó sus llaves sin notar que estabas ahí.

¡Nos vemos más tarde, Señor! Tenga mucho cuidado, no vaya a ser que alguna chica se le acerque con lo guapo que se ve.–Le dijo ella y Bucky salió de la casa soltando un pesado suspiro.

–Ni viyi i sir qui ilguni chiqui si li acirqui...–Le imitaste en voz baja rodando los ojos.–Ya me cansaste perra.–Dijiste antes de bajar y entrar en la cocina con Alpine detrás tuyo.

Mandy estaba de espaldas a ti, usando el vestido del uniforme con el que trabajaba más corto de lo usual, y cuando se dio vuelta, viste que su escote estaba más abajo al tener dos botones de más desabrochados.

–¡Ah! T/N, no la escuché, me asustó...–Rió ligeramente, dejando los platos que tenía en las manos sobre el mesón y abrochando los botones que tenía desabrochados.

–Es Señora Barnes por si lo olvidaste, Mandy.–Le dijiste molesta y de brazos cruzados, apoyada en el marco de la puerta.

–Claro, lo siento, de verdad le pido disculpas.–Rió nerviosa tomando los platos para ir hacia el comedor  pasando por tu lado y acomodarlos incómoda bajo tu atenta mirada.

–¿Sí sabes que Bucky y yo estamos casados? ¿Y es por eso que llevo su apellido?–Le dijiste seriamente.

–¿D-disculpe?–Preguntó nerviosa, volteándose hacia ti para verte.

–Deja de coquetearle a mi esposo, ¿entendido?–Le dijiste molesta y posicionándote frente a ella.–Ya estoy harta de escuchar tus coqueteo y tus intentos de llegar a sus pantalones. Y no lo niegues porque sabes que es verdad. Cada vez que no estoy o piensas que estoy dormida te le insinúas, y ya me cansé de eso.

–¿Q-qué es lo que quiere decir, Señora Barnes...?–Te preguntó jugando nerviosa con sus manos.

–Que ya no necesitamos tu ayuda. Nuestros horarios ya están más estables, y pienso que no es necesario tenerte aquí. Así que puedes considerarte despedida, y agradece que no pongo una queja en contra tuya en la agencia que trabajas.–Le dijiste completamente seria.

Mandy tragó el montón de saliva en su boca y se acercó a la puerta para tomar su bolsa.

–Que tenga un buen día...–Murmuró abriendo la puerta para salir, justo cuando Bucky iba entrando.

Rodaste los ojos y te fuiste a la cocina para preparar el desayuno, mientras Bucky veía confundido la escena.

–¿Muñeca está todo bien? ¿Por qué Mandy se estaba yendo? Creí que acababa de llegar...–Dijo confundido dejando sus llaves y gorra colgados, para después quitarle la correa a su perro.

Alpine estaba sentada frente a él, y le hizo un gesto de desprecio para luego irse al sillón mientras que Roger iba a comer.

–La despedí. Ya no necesitamos su ayuda.–Le dijiste seriamente mientras comenzabas a hacer huevos revueltos.

–¿La despediste? ¿Y eso por qué?–Rió ligeramente lavándose las manos en el fregadero.

–Ay por favor James. ¿De verdad no se te ocurre una mínima idea del porqué la despedí? Te pasaba coqueteando todo el tiempo, y eso no es profesional. No necesitamos a alguien así aquí.–Le dijiste molesta.

Bucky rió ligeramente y se acercó para abrazarte por la espalda, dejando besos en tú cuello.

–Bueno... entonces si crees que así es mejor, por mi está bien. Aunque quiero que sepas que tu eres la única que me puede atrapar con tus coqueteos...–Te susurró al oído tomando tus caderas para mover tu trasero contra él.

–No estoy de humor, James.–Le dijiste molesta mientras cocinabas.

–¿Enserio? ¿No quieres continuar donde lo dejamos anoche? Ahora estamos solos los dos... no hay nadie que nos interrumpa.–Te susurró al oído dejando besos por donde pudiera alcanzar.

Soltaste un gruñido molesta y apagaste el fuego de la cocina, para luego voltearte hacia él.

–Bien, pero Roger y Alpine deben quedar en el patio.–Le dijiste seriamente, antes de que una sonrisa se formara en tu rostro.

Bucky te ofreció una sonrisa emocionado y luego se alejó de ti para abrir la puerta del patio trasero.

–¡Roger! ¡Alpine! ¡Fuera de aquí!–Les gritó mientras los dos animales corrían fuera, y luego cerró la puerta para volver a ti y pasarte por su hombro.

–¡Bucky!–Reíste mientras él subía las escaleras.

–Ya muñeca, tranquila. Deja de moverte.–Te dijo con una sonrisa dándote una nalgada, para después llegar a su habitación y cerrar la puerta.

Bucky Barnes Oneshots IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora