39.Promesas en la mafia

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Samirah

Media hora después de varios vestidos e intentos fallidos, me decido por uno de flores corto, medias abrigadas hasta las rodillas y botas altas para estar cómoda caminando en el bosque. La fogata de esta noche tiene a Samuel y Cosmin llevando leña y bebidas de acá para allá. Según las chicas, ambos rumanos son fieles creyentes de las historias y leyendas oscuras que tienen origen en el pueblo en el que nos encontramos y por eso les encanta este tipo de actividad en el bosque donde tratan de asustar con las terroríficas historias que cuentan.

En palabras acortadas por la mismísima Viorica; son dos tontos que lo único que causarán será verguenza ajena, no miedo.

Por suerte, es un grupo muy amoroso.

Me duele la cintura y el cuerpo entero de haberme pasado todo el día encerrada con Velkan en la habitación, sin embargo, no pienso quejarme. Desde que llegamos a Rumania no me dejo sola ni un segundo evitando que los pensamientos destructivos que quieren apoderarse de mi mente me ahoguen en mi miseria.

El brillo en mis ojos no es el mismo que antes, me siento más apagada y con un nudo apretado en la garganta que solamente logra aflojarse apenas, cuando estoy entre los brazos de cierto salvaje de ojos grisáceos con humor parecido al del grinch. El vive en una constante navidad.

Mi pelo rubio mantiene su brillo natural aunque esté medio enredado. Baje considerablemente de peso debido a que en el lugar que me mantenían encerrada no me alimentaban lo suficientemente bien y por miedo a que la comida contenga alguna droga extraña obligue a mi estómago a sobrevivir sin todas las comidas diarias.

Respiro hondo poniendo mi mente en blanco y bajo las escaleras del hermoso castillo en el que estamos hospedados. Las chicas están ya listas esperándome junto a la chimenea encendida.

-¿Y los demás?-pregunto al no verlos.

Sasha rueda los ojos al mismo tiempo que Viorica.

-Dicen que nos esperan allá, porque tardamos lo suficiente como para quedarse a esperarnos-Explica Kathe embobada admirando cada espacio de la sala de aspecto antiguo.

Me encojo de hombros.Todas se alistan agarrando las frituras, comida chatarra, bebidas y una ensalada saludable para Liza que la tiene refunfuñando.

-¡Alto ahí, perras!-Kathe nos grita antes de poder llegar a la puerta.

Su sonrisa es genuina y muestra todos sus perfectos dientes. Tiene su cámara profesional en mano esperando a que posemos para una foto grupal. Todas se quejan al mismo tiempo, ya que no están acostumbradas a la fascinación de mi amiga por sacar fotos a cada rato a cada momento. Me río familiarizada con su insistencia para las fotografías, me encanta lo apasionada que se muestra con lo que le gusta. Es admirable.

-Callense loras y vayan al sofá para que pueda sacarnos una foto a todas. La embarazada en el medio.

-¡Esa soy yo!-chilla Liz tocándose la panzita que poco a poco crece.

-No me digas, yo no soy la que parece bola de boliche-Acota Viorica dando comienzo a una discusión en la que me meto para calmar a la futura mami.

Si sigue así de histérica va agarrarle algo.

Me siento junto a ella que está en el medio, las otras se acomodan alrededor y Katherine pone el temporizador de la cámara apoyada en un estante alto antes de unirse a nosotras.

-¡Digan Rumania!

-¡Rumania!-Gritan todas a la vez excepto Liz-¡Estamos en Rumania, perras!-vocifera y todas salimos en la foto riéndonos.

-El grupo se va agrandar con la llegada de Frijol-Digo con cariño y algunas lagrimean haciéndose las tontas.

Después de los hechos vividos, el que me hayan buscado hasta el cansancio, rescatado todos juntos y traído hasta la otra punta del mundo dejando por la mitad sus estudios solo por mi, hace que sea consciente de una forma férrea que la familia no es la que "debe ser" sino la que uno elige por decisión propia, más allá de cualquier lazo o título.

INOCENTE TENTACION [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora