Epilogo

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Samirah

9 meses después

Rusia, Moscú.

El hombre mueve los labios hablándome, queriendo calmarme y yo solo puedo insultar en mi inglés natal, haciendo que frunza el ceño sin entender. A pesar de los meses que llevo aquí, el idioma se me hace demasiado complejo.

Grito cuando otra punzada me hace retorcerme del dolor, el hombre creo que me pide relajación y lo último que puedo hacer yo, es relajarme en este momento. La tensión la tengo alta y eso es un riesgo que me preocupa, por lo que trato de respirar hondo, forzando a mi mente y cuerpo a encontrar la calma necesaria.

Las manos me sudan al igual que todo el maldito cuerpo, las piernas me tiemblan, el malestar general de mi cuerpo y los dolores exactos en ciertas partes me ponen histérica a niveles desconocidos en mi. Jamás me sentí tan desquiciada, ni siquiera en los meses anteriores a este momento.

Dejo salir una bocanada de aire sintiendo la luz blanca colgando del techo, cegar mi visión, por un instante.

Las puertas dobles se abren dandole paso a mi mejor amiga, Viorica entra en toda su gracia y con ese glamour oscuro que tanto la caracteriza, poniendo nervioso al hombre ruso frente a mi.

-Ya estoy aquí, preciosa.

Toma mi temblorosa mano e inevitablemente la aprieto como si mi vida dependiera de ello.

-Perdón, no quiero lastimarte.

-No importa, no voy a soltarte-asegura la rumana sacándome una sonrisa llorosa.

Sé con certeza que sus palabras son tan verdaderas como su amistad. De ella jamás tuve dudas, más allá de los obvios secretos que la rodeaban y a su grupo.

-Vamos sam, lo estas haciendo bien. Necesitamos que respires hondo y trates de mantener la calma.

Asiento con dificultad.

Cierro los ojos pensando en que tengo que hacer esto, así me muera en el acto. Asiento para mi misma y cuando oigo una orden en ruso proveniente de la médica, comienzo a pujar con toda mi fuerza. Lágrimas silenciosas son secadas por los dedos de mi amiga y la reparo con los ojos chinos del dolor, transmitiendonos fuerza a ambas.

-Vamos, que no estás pariendo a cualquier bastardo. Mi sobrina ya quiere conocerme-alienta haciéndome reír entre tanto caos.

La misma noche en la que fui rescatada por Mark y Vio, se aseguraron de trasladarme a un hospital de urgencia por la herida en mi espalda. Ese día, con la lluvia y tormenta, que reflejaban el interior de mi alma, como testigo me informaron que mi embarazo estaba en peligro debido a las palizas y sangre que había perdido, que si mi bebe sobrevivia seria solo un milagro.

Al principio creí que era más bien una maldición, una carga que llevaría conmigo por culpa de lo que mi ingenuidad y necesidad de sentirme amada provocaron en mi vida. Eso cambió, cuando mi panza comenzó a crecer, cuando la empece a sentir patear, cuando oí los fuertes latidos de su pequeño corazón, ahí recién, supe que la vida me había quitado un amor para darme otro mucho más fuerte y valioso.

Mi pequeño amor, no me salvó de la depresión posterior a los hechos ocurridos en aquel galpón bajo la mafia rumana, pero si fue el catalizador de mi fuerza para levantarme y buscar valor de donde no tenía, encontrando nuevos motivos que me dieron las ganas de seguir viva y de pie.

Los meses siguientes Mark y Viorica estuvieron conmigo apoyándome en todo, como lo harían unos hermanos. Suelto lágrimas de fuego y tristeza. Mi corazón sufre por Liza, por la pérdida de su pequeño frijol, por la cáscara que quedó de aquella chica extrovertida que no pudo pasar su embarazo conmigo por el dolor que traian los recuerdos de lo que perdió, y sangro aún más con la pérdida de mi otra mitad. La incertidumbre me consume cada que pienso en Kathe. Mi sangre hierve por ella y no me cansaré de buscarla, la encontraré, así tenga que ir hasta el mismismo infierno.

Aprieto los dientes cuando mi mente recuerda todas las consecuencias que sufrimos por culpa de esa maldita venganza, por culpa de los malditos Vasiles y los malditos Walker. Voy a hacer del apellido, digno de que mi beba lo porte.

Respiro por la boca y pujo una última vez, cuando me gritan que no pare, que resista.

-¡Ahhhh!

Siento que me rompo en dos, mi pecho se eleva buscando aire y de pronto mis chillidos de dolor son acompañados por un llanto estridente que me hace quedarme muda, jadeando con el sudor empapando mi piel irritada. Caigo con la espalda apoyada en la camilla y siento que se me cierran los ojos de cansancio.

-Sam, Sam.

Viorica me sacude levemente y apenas soy consciente cuando algo pequeño y calentito es apoyado sobre mi pecho. Su olor, acompañado del calor que transmite me ponen a lagrimear y cuando bajo la vista me sorprende el que sus ojos estén bien abiertos observandome fijamente.

Ahogo una exclamación mirando a mi amiga, quien no dice nada. Sus ojos verdosos analizan mi rostro, a la espera de alguna reacción. Entiendo su temor a mi presunta reacción cuando ambas fijamos la vista en la de la beba que lloriquea sin siquiera atreverse a cerrar sus ojitos y perder de vista los míos.

-Es..

-Hermosa, si.

-Más que eso.

Sus ojos color gris tormenta me reparan como si no hubiera nada más alrededor, como si yo lo fuese todo para ella, sollozo tragándome los recuerdos y memorias del pasado. Esta es mi hija y el amor que siento en mi pecho es tan abrumador que no tengo palabras. El invierno en mi corazón no terminó, pero soy capaz de sentir como con su sola mirada, el hielo se derrite dejando paso a un sentimiento cálido y abrumador, haciéndome sentir viva y fuerte. Por ella, por mi, por Kathe, por Liza y frijol.

-Es igual a...

-Adelaide Katherine Walker-la interrumpo.

-¿Qué?

La miro con mi hija en brazos sin dejar de soltar lágrimas furiosas.

-Se llamará Adelaide por su significado, noble y luz-respiro hondo-Y Katherine como su tía, que estoy segura, le encantará saber que lleva su nombre completo-una lágrima solitaria cae en su regordeta mejilla y sonrió admirando su hermosura.

-Estoy segura que a Katherine se le subirá el ego cuando se entere.

-Y con razón, es un nombre precioso, digno de mujeres preciosas-susurro agradecida de que la rumana, mantenga latente la llama de mi esperanza y no se rinda tan fácil con mi mejor amiga.

-Sam-me observa con pena-Sé que necesitas descansar, pero tenemos que irnos, es peligroso que estemos aquí tanto tiempo y lo sabes. Registremos a Adelaide con tu apellido y larguémonos.

Afirmo dándole la razón, en contra de mis deseos y le entrego mi beba a la médica rusa que insiste en tomarla.

No dejare que nadie sepa sobre la existencia de Adelaide, no cuando las cosas empeoran en Rumania con el nuevo rey de la mafia, Velkan Vasile y yo con una sed de venganza que me pide que ponga al águila de la mafia a mis pies, asi como me tuvo a mi bajo sus mentiras disfrazadas de amor.

Dicen que volverse una persona fría es lo único que puede salvarnos de sentir dolor y yo lo único que siento es amor hacia mi hija y odio letal hacia su padre. Junto con la promesa infinita de venganza que me mueve a no dejar de buscar a mi mejor amiga desaparecida desde hace nueve meses.

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ELLA

INOCENTE TENTACION [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora