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El reloj parecía detenerse en el apartamento de Jaehyun mientras Taeyong y él compartían un tiempo juntos

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El reloj parecía detenerse en el apartamento de Jaehyun mientras Taeyong y él compartían un tiempo juntos.

Las horas se arrastraban lentamente, aunque el diálogo fluía entre ambos con una mezcla de ligereza y pesadez.

Sentados en el departamento que Jaehyun compartía, las palabras con el pequeño omega los enredos amorosos del pelincon su alfa dominaron la conversación durante una media hora.

— Taeyongie, sostén bien el cigarrillo —  instó Jaehyun cuando el objeto resbaló de las manos del omega, desatando un grito desesperado del alfa

— No ha pasado más de 5 segundos, no está sucio — señaló Taeyong, tratando de aliviar la tensión, antes de demostrar nuevamente la sujeción adecuada.

Entre consejos y gestos amistosos, una complicidad peculiar se desarrollaba entre ambos.

— Está bien así — aprobó Jaehyun, contagiado por la emoción de Taeyong, liberando feromonas de alegría que envolvieron al alfa.

— Pero... ¿y si me quemo? — preguntó Taeyong, preocupado por los riesgos — Cariño, estás con un profesional. Lo único que quema aquí es mi corazón por ti — coqueteó Jaehyun, guiñandole un ojo antes de buscar el encendedor.

El momento se volvió íntimo y tenso cuando Taeyong intentó inhalar el humo, pero el resultado fue desastroso.

— ¿Tae, estás bien? — preguntó preocupado el alfa, viendo al contrario atragantarse y dejar caer el cigarrillo.

El alfa, con rapidez, extinguió el fuego del cigarrillo y corrió a buscar agua para ayudar a Taeyong. A pesar de que el omega se recuperaba, la sensación de ahogo y malestar lo invadió.

— Soy un inútil, por eso Eunwoo no me quiere — expresó Taeyong, con lágrimas brotando de sus ojos.

Jaehyun, comprensivo, lo abrazó, ofreciéndole consuelo y seguridad.

El llanto del omega fue interrumpido por su declaración inesperada.

— Quiero que él me mire — susurró Taeyong, encontrando en los ojos claros de Jaehyun una inesperada conexión emocional.

El deseo, casi palpable, los llevó a un beso espontáneo, una experiencia que, por un instante, disipó sus preocupaciones y confusiones.

Taeyong se dejó llevar por la dulzura del momento, cerrando los ojos para sumergirse en aquel beso. Mientras tanto, Jaehyun se encontraba perdido, encantado por el aroma a rosas que emanaba del omega.

Al romper el beso, Taeyong, lleno de culpa y desconcierto, sin decir palabra, agarró su mochila y se marchó apresuradamente, dejando tras de sí un rastro de remordimiento.

El omega se sentía culpable por haber disfrutado un beso con alguien diferente a Eunwoo. Su deseo inmediato era llegar a casa, sumirse en un sueño profundo y olvidar, al menos en el mundo de los sueños, aquel incidente en el departamento de los hermanos Jung.

Cigarettes et cerisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora