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Me sumergi en la inmensa piscina. El agua tibia arrasando mi cuerpo por los movimientos que ocasione al tirarme, mantenía una temperatura perfecta debido al sol que resplandecía sobre la misma.
Me mantuve en el interior del fondo nadando por unos cortos minutos, finalmente salí al exterior poniendo los brazos en la superficie de la piscina. Noté la mirada fija de alguien, deslice mis ojos hacia la persona y sonreí al saber quien era.
Scaloni. Rápidamente dirigió la vista a mi derecha simulando mirar a la nada. Charlaba de la vida personal con mi papá sentados en la reposera tomando mates.
— ¡Pá! —grité, captando la atención del llamado,— ¿Lio no quiere meterse?
Papá sonrió ante mi propuesta y miró al hombre, Lionel frunció las cejas indignado negando con la cabeza.
— ¡Dice que no! —contestó mi progenitor con mi mismo tono— boe, boludo ¿le tenes miedo al agua? — soltó una carcajada, burlandose.
— Pero dejate de joder, ni en pedo me meto.
— Ah, bueno.. — respondí suspirando, — como mira mucho la piscina... pensé que quería.
Sonreí con burla, Scaloni llevaba rato mirándome, cuando me daba vuelta su vista recorría toda la parte baja de mi espalda. Lo dicho le cambió el semblante, como balde con agua fría a su cuerpo. Inclino el labio superior hacia abajo cuando mi padre lo miró.
— Mirando a la piscina, eh.
— Córtala — negó lentamente la cabeza— no sé que dice la mocosa aquella.
Observé con una sonrisa en mi rostro al ver la reacción que había causado en scaloni, la fulminante mirada del hombre me perforaba el alma. Sin tomarle importancia, continúe nadando. Lio parecía tratar de controlarse, y en ningún momento volvió a mirarme, sabia que si lo hacia yo iba a buscar otra forma de avergonzarlo.
Los dos siguieron hablando, desde la distancia logré escuchar que Lionel se quedaría a cenar, frunci el ceño al notar que no había negado la invitación sabiendo que yo lo molestaría con cualquier cosa que se me venga a la mental con tan solo de hacerlo pasar vergüenza, sin dudas, algo tramaba.
Salí de la piscina lentamente, dejando que el agua descendiera de mi cuerpo. Camine hasta los hombres, y agarre la toalla que estaba en unas de las reposeras.
— Tan rápido saliste.
— Sí, pá. Después me voy a bañar —contesté pasando cerca de Lionel sacudiendo mi cabello intencionalmente, algunas gotas de agua le salpicaron, escuché una leve puteada y solté una inaudible risa.
Esta noche iba ser larga.
★★★
Luego de horas de lo sucedido, me encontraba en el armario buscando entre las diversas ropas algo lindo, cuando de repente un pequeño golpe de nudillo contra la puerta me distrajo. Cerré los ojos frustrada, estaba en ropa interior, caminé hasta la puerta y la abrí levemente con miedo a que me vean. Me quedé inmóvil observando quién era.
