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Cuti Romero (Cristián)
Observo como los jugadores persiguen a la pelota respetando sus posiciones, mientras las gradas tiemblan por los saltos y varios festejos de los espectadores. Era hermoso lo que transmitía el futbol por más que sean emociones negativas, lograba provocar algo que lo diferenciaba del resto de deportes. Muevo nerviosa mi pie, deseando que el resultado se mantuviera intacto, solo faltaba unos cuantos segundos muy cortos, hasta que sonó el silbato. Terminó con 1-0, Tottenham vs Manchester City.
El equipo estuvo bastante bien, me alegraba el hecho pero Cristián estaba enfurecido, estuvo jugando excelente hasta que su característica agresiva sobrepasó los límites causando que revoleara a Halaand por los aires, por lo cual se llevo una tarjeta amarilla, y no pudo lucirse en el campo de la manera que él quería. Y por si fuera poco, más tarde, cuando faltaban pocos minutos para el final del encuentro, Romero recibió el segundo cartón amarillo por cortar un avance de otro jugador, y en consecuencia se fue expulsado.
Estaba realmente enojado, desde mi puesto podía notar la furia que sobresalía de sus expresiones, seguro quería tirarle la tarjeta en la cara del árbitro, su cuerpo estaba tenso y trataba de reprimir la bronca. Lo conocía bastante bien, y aunque no estuviera jugando ya un mundial, le ponía la misma importancia y significado en todos los partidos de su carrera.
Lo busco con la mirada entre la multitud de gente amontonada en el estadio, era asfixiante. Trató de caminar por un lugar en el cual no circulaban muchas personas, pero de pronto, siento una mano en mi cintura que me obliga a darme la vuelta, para encontrarme con Cristian. Le sonrió pero no me responde, y solo me sujeta del brazo.
— Acompañame—pidió, sorprendida lo miré no me dio tiempo de articular ni una palabra, solo me arrastró con él.
— Cris, no te sientas mal, hiciste lo que podías Al menos ganaron—hablé al tiempo que me alejaba de toda esa gente.
— ¿Y? Me sacaron cagando del partido—dijó, fulminando con la mirada a cualquier cosa que se le cruzaba.
Trate de subirle el ánimo pero recibía respuestas amargadas de parte suya, me rendí y dejé que fluyera toda la situación, sus pasos eran rápidos y dejaba atrás a los míos. No entendía por qué se comportaba de esta forma, siempre fue muy exigente y aunque tratara de hacer cambiar ese pensamiento que tenía no podía.
Llegamos a una habitación llena de cosas necesarias para entrenar, entre otras más. Arrugue las cejas confundida, iba a protestarle, que dejara la bronca atrás y vaya a celebrar la victoria, pero me calló con el dedo índice sobre mis labios.
— Solo ayudame a olvidar eso—murmuró.
Me atrajó hacia él apretando mi cintura, pegando su boca contra la mía, la textura era suave y dulce, me hacía revolver el estómago de nervios y amor, quería mucho más. Llevó su mano a mi nuca para inmovilizarme y tener el control del beso, me encantaba que fuera así, dominante, el transmitía vibras de todo relacionado a esa palabra.
